Ana Rocío Ramírez - El poder

Здесь есть возможность читать онлайн «Ana Rocío Ramírez - El poder» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El poder: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El poder»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El Señor , un catedrático de renombre acostumbrado a tenerlo todo, tanto a las buenas como a las malas. Ella, la chica , una alumna del montón que había sido la elegida por su vulnerabilidad, entre otras cualidades.En esta novela descubrirás cómo el abuso de poder acaba degenerando en un acoso social, académico y sexual continuado, en un ámbito universitario encargado de proteger a su figura catedrática frente a una chica de carácter que no daba el perfil de víctima, pero si de guerrera.Los personajes y hechos retratados en esta novela son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

El poder — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El poder», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Gracias —respondió con tono de resignación.

Alfonso se levantó de la mesa y se dirigió fuera del bar para poder hablar tranquilamente por teléfono.

—No le des más vueltas —le dijo Elena mirándola fijamente a los ojos—. No seamos malpensadas. Él es así. Le gusta poner a prueba a su gente.

—Pero yo no soy su gente. —La ilusa chica no comprendía la situación.

—Pero quizás sí quiere que lo seas. Probablemente, el Señor lo único que quiere es ver tus capacidades —le dijo con certeza y seguridad en sí misma y en sus palabras.

—Hay compañeros con mucha más media o que incluso han sacado matrícula con él… No tiene sentido lo que me dices —respondió con un gesto un tanto cabreado.

—No es de esos. —Elena comprendió los gestos insinuadores de la chica—. Tiene una trayectoria muy larga y brillante. Nunca se le ha conocido ningún caso ni siquiera relacionado… Confía y piensa en que simplemente te quiere poner a prueba.

Por suerte para la chica, Alfonso acababa de colgar y estaba sentándose con buenas noticias: había logrado un examen oral para ella con Ernesto. Si lo pasaba, tendría un cinco. La fecha del examen era el mismo día de la revisión con el Señor, aunque por suerte era dos horas antes.

Tenía ocho días por delante para repasar lo que ya había estudiado. Incluso no tenía que trabajar; podía dedicarse por completo a ello. Sin embargo, el cuerpo le pedía primero descansar y dormir, reponer fuerzas, comenzar de cero para no atorarse mentalmente. Necesitaba llamar a Raúl, pero no sabía con qué excusa hacerlo.

Mientras, marcaba por quinta vez su número de teléfono, el cual no tenía anotado, pues su memoria no podía olvidarlo sin más.

—Hola, mi rubia. Me tienes abandonado. ¿Qué tal estás?

—¿Abandonado? Pero… —Ni le dejó acabar la frase.

—Exacto, abandonado. Me dijiste que tenías las revisiones y que nos veríamos después de mi vuelta, y llevo dos días aquí ya, esperando una señal de «no estoy agobiada, vamos a salir» o «estoy agobiada, hagámoslo». —Pronunció ambas frases imitando la voz de la chica, con tono de burla amistosa.

—Eres tonto —le dijo riéndose y con una voz de coqueteo—. Quiero verte. ¿Dónde estás?

—¿Nos vemos en media hora en tu piso?

—Mejor en tu hotel. Cristina está a punto de llegar y no la vamos a molestar, que tiene que estudiar.

—Joder con la rubia natural. Le voy a quitar las llaves. —De nuevo intentaba hacerla reír; notaba por teléfono su agobio.

—Ya, claro. Díselo cuando la veas, a ver si eres capaz. Fíjate, creo que pagar el alquiler le da unos cuantos derechos sobre el piso.

—Ya negociaré con ella los días que me toca tu custodia. Te veo en media hora en la suite, ¿vale?

—Vale, pijo mío —contestó con tono de broma cariñoso.

Esbozó una sonrisa pletórica. Necesitaba de la energía de Raúl para ponerse a estudiar en serio; precisaba de una de sus regañinas y centrarse al completo. No sabía si saldrían a cenar o pedirían algo de comida, por lo que se acicaló un poco y se cambió de ropa. Hacía tiempo que no se veían y quería estar medio decente.

Se pusieron al día de sus vidas y de mimos. La cita acabó en cena y copa en la terraza del hotel. Pasaron horas hablando, coqueteando y mostrándole al mundo que estaban juntos, pero sin querer ser conscientes de ello. Era más fácil para la familia de Raúl aceptar que era un ligue sin más; y para ellos estar a su manera y sin dar explicaciones de su amor, utilizando la estrategia de no publicarlo, pero disfrutarlo.

Al día siguiente, como de costumbre, cada uno volvió a su rutina y, mientras él subía a la capital para trabajar, ella se preparaba el examen oral de Ernesto, un temario totalmente machacado por todas las horas invertidas en verano.

7. ENTRE LÁGRIMAS HABÍA FORTALEZA

Puntual como un reloj, se presentó en la puerta de Ernesto quince minutos antes de la hora acordada. Su intención era rebajar la tensión y mostrar sus buenas intenciones. Él, sin embargo, se retrasó diez y, cuando llegó, la hizo esperar fuera unos minutillos más mientras recogía el despacho para el examen.

Antes de comenzar le recordó que era un favor extraoficial concedido a Alfonso por su ayuda laboral y su mano en los juzgados y que no debía salir de aquellas cuatro paredes la segunda oportunidad otorgada. Tras media hora de preguntas sobre el tema, Ernesto accedió a subirle esa décima que le faltaba para el aprobado raspado. Eso sí, antes de marcharse la chica, el profesor tenía que dejarle clara su benevolencia:

—Me ha comentado Alfonso tu situación económica y que solo necesitabas aprobar una de las dos asignaturas para la beca, ¿verdad?

—Sí, es cierto —reconoció con voz baja, avergonzada más bien de que lo supiera.

—He querido aportar mi granito de arena para que puedas seguir estudiando. La nota no te la voy a subir. Espero que con la media del resto de asignaturas llegue a lo exigido por el Estado para que te la concedan.

—Sí llego, no se preocupe. Y, de nuevo, muchas gracias.

Cerró la puerta del despacho y se alejó con un sabor agridulce, pues aunque había conseguido el aprobado y seguir con la beca, no le gustaba la mirada de Ernesto. A pesar de su generosidad al repetirle el examen, escondía algo bastante sucio y oscuro. Todo el ambiente y lo relacionado con sus exámenes le espinaban en ese departamento.

Se fue a hacer tiempo a la cafetería, pues su próxima revisión era cercana a la hora de la comida, por lo que aún le quedaban un par de horas libres para ir a la biblioteca y sacar unos libros y, tras esto, unos cafés. Cuando la hora se aproximó, Cristina acompañó a la chica a la revisión. La esperaría fuera para hacerla sentir que no estaba sola y, poniéndose en lo peor, poder intervenir rápidamente si pasaba algo.

Ahí estaba el Señor, bajo una nube de humo de tabaco, leyendo la pantalla de su ordenador sin ni siquiera mirarla a la cara. Hizo un gesto a la chica para que tomara asiento.

—Antes de que me diga su nombre, le advierto que está usted, señorita, en todo su derecho de ponerme una queja en decanato para pedir una revisión de examen; pero déjeme decirle que en ella estarán empleados de mi área de total confianza, cuyo puesto de trabajo depende de mi responsabilidad, pues…

—No es necesario que siga. Ese discurso fue el mismo en febrero. —La chica iba al grano.

—Si lo recuerda, ¿entonces para qué ha venido? —Aquí se le escapó el nombre de la chica. Inmediatamente, él se dio cuenta de su metedura de pata y se encendió un cigarro—. ¿Le molesta que fume?

—No me importa. ¿Puedo ver mi examen?

—Por supuesto. Aquí lo tiene. Le recuerdo que yo corrijo cada uno de los exámenes con los nombres tapados, pues no quiero verme influenciado en las correcciones. Por ejemplo, yo la miro y pienso que es una chica que ha venido a clase casi a diario y que seguramente sacaría sobresaliente. —De nuevo, una pausa para dar varias caladas al cigarro—. Solo destapo el nombre a la hora de poner la calificación. De ahí su nota.

—¿Por qué hay un nueve rodeado y después un cuatro fuera y rodeando ambos números? Se me hace muy extraño de nuevo sacar un 4,9 y que esté así puesto. No veo ni una sola corrección en rojo.

Mientras el Señor se levantó a abrir las ventanas, la chica acababa de darse cuenta de que, efectivamente, corregía tapando el nombre, pero cuando iba a calificar lo leía y fue entonces cuando, al identificar el suyo, le volvió a poner la misma nota que en febrero, pues la calificación inicial era de sobresaliente, tal y como había marcado él mismo.

—Ya le he dicho que puede pedir una revisión ante decanato. Allí seguramente le den más explicaciones sobre su calificación, aunque le aconsejo recordar…

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El poder»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El poder» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El poder»

Обсуждение, отзывы о книге «El poder» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x