1 ...8 9 10 12 13 14 ...24 Como es obvio, independientemente de la crisis textil y de las consecuencias sociales que acarreó el librecambio, la producción agrícola tradicional, de consumo interno, que surtía el comercio entre las provincias, se mantuvo en todo Santander, e incluso en algunas provincias se incrementó. Tal fue el caso de la producción de alimentos básicos, como las hortalizas, la miel de caña y sus derivados. Esto puede observarse en la producción de 1870, expuesta en la siguiente tabla, en la que se muestra la producción en cargas (1 carga = 1.225 kilos) por productos y por departamentos. 65
Producción por departamentos en 187066
Departamentos |
Algodón |
Anís |
Quina |
Tabaco |
Arroz |
Azúcar |
Cacao |
Café |
Panela |
Trigo |
Hortalizas |
Cúcuta |
- |
- |
450 |
125 |
962 |
- |
2.575 |
26.921 |
- |
1849 |
- |
G. Rovira |
1.500 |
- |
- |
- |
100 |
- |
52 |
12 |
- |
9.500 |
17.700 |
Guanentá |
2.620 |
66 |
465 |
7.400 |
166 |
336 |
85 |
512 |
80.000 |
603 |
19.300 |
Ocaña |
- |
- |
- |
55 |
555 |
2.800 |
77 |
7.920 |
10.100 |
435 |
- |
Pamplona |
- |
- |
3.760 |
- |
- |
- |
- |
820 |
3.000 |
10.000 |
12.150 |
Socorro |
2.312 |
439 |
588 |
317 |
7.685 |
11.868 |
5 |
227 |
49.120 |
- |
- |
Soto |
135 |
15 |
150 |
5.000 |
2.000 |
25 |
2.300 |
4.000 |
23.100 |
5.000 |
116.500 |
Vélez |
500 |
13 |
250 |
- |
170 |
- |
50 |
200 |
16.000 |
- |
- |
Totales |
7.067 |
533 |
5.873 |
12.897 |
11.683 |
14.729 |
5.145 |
40.612 |
181.320 |
27.387 |
165.650 |
La producción de 1870 fue sin duda mayor, y lo era en general en cualquier informe oficial, pues la mayor parte de los productos comercializados entre las provincias eran a su vez de consumo interno. No obstante, tales volúmenes no aparecen registrados. Así, por ejemplo, con el algodón la gente del común fabricaba sus propias prendas; el arroz, las hortalizas, el azúcar, el cacao y el café eran vendidos en diferentes poblaciones e igualmente eran de consumo cotidiano. De otra parte, debemos recordar que los informes de producción y de comercio en general, incluidos los relativos a exportaciones e importaciones, ofrecen poca o ninguna certeza acerca de los volúmenes reales por varias razones: las aduanas eran un asunto del Gobierno de la Unión, pero en Santander se implantó el librecambio, de modo que los dos gobiernos no establecieron estadísticas y, por ende, tampoco el registro y el control de productos comercializados. Es común encontrar en los informes oficiales de los presidentes y los secretarios advertencias acerca de la imprecisión de los datos67. Ahora bien, no es difícil intuir que los volúmenes producidos siguieron la estela del siglo, antes de que el café se expandiera por la región antioqueña, pues algunos productos repuntaron durante cortas etapas, tal como sucedió con el añil y las quinas.
Las cifras de producción por departamento de la tabla antes anterior denotan cierta especialización por regiones. En primer lugar, aparecen 181.320 cargas de panela producidas en Guanentá, Socorro y Soto (la panela, derivado de la caña de azúcar, era –y es en la región– el alimento básico de caballos y mulas, bestias de carga que representaban el principal medio para transportar el café y los demás productos a los puertos del Magdalena); en segundo lugar, figuran las hortalizas, que sumaban 165.650 cargas, de las que 116.500 se producían en Soto y las restantes en Guanentá, Pamplona y García Rovira.
La panela también era utilizada para elaborar el guarapo o aguadulce, una bebida popular de arrieros y peones, consumida para renovar su energía en las arduas jornadas de trabajo. Pero lo más significativo de la producción de caña de azúcar estaba representado en la miel, la materia prima del aguardiente, licor que generaba el mayor ingreso fiscal para el Estado de Santander, por ser un producto fundamental para la economía. La caña y sus derivados se producían en todos los departamentos, pero las cifras muestran preponderancia en los del sur, Vélez, Guanentá y Socorro, donde hubo grandes haciendas de caña desde la etapa colonial. La producción para el consumo interno en conjunto nos ofrece una idea de complementariedad, si bien la riqueza tendió a acumularse en las zonas productoras de café, debido a su precio y a la facilidad de acceso a los puertos del Magdalena, como vemos en el ejemplo de la tabla. Valga la observación respecto a García Rovira, la patria chica de Solón Wilches, que tiene una geografía montañosa, de empinados riscos, cuya principal producción era la de hortalizas, algo de ganado, trigo y algodón, todo en cantidades poco significativas comparadas con las restantes provincias.
Por otra parte, en esa etapa el comercio de exportación e importación en el país se vio favorecido con la introducción de barcos de vapor desde 1849, pero más aún en la década de 1870, con la introducción del telégrafo, que entonces comenzaba a ser instalado en todo Santander68. Los vapores facilitaron el comercio allende el océano, pues sin ellos una operación de transporte de mercancía, por ejemplo, desde la ciudad de Vélez a Mompós y Magangué, consumía hasta dos meses de trabajo enfrentando las corrientes de los ríos, en los que cualquier tipo de transporte dependía del esfuerzo de los bogas69. Y como bien se ha señalado por la historiografía colombiana, los mercados de ultramar eran prácticamente inalcanzables para muchos productos antes de 1850, cuando el comercio se efectuaba principalmente entre las provincias neogranadinas.
Los vapores y el telégrafo fueron los dos artilugios técnicos que incidieron en la economía de Santander, pues el ferrocarril, lejos de impactar favorablemente la economía, significó lo contrario, a juzgar por los recursos invertidos y los pírricos resultados alcanzados. Una circunstancia que en líneas generales se repitió en otros estados de la Unión; tendencia contraria a otros países de América Latina, donde su implementación mostró resultados favorables, como bien lo analizó don Tulio Halpering70.
En Santander, como en otras regiones del país, la geografía de cordillera hizo inviable la integración geográfica mediante líneas ferroviarias. El despliegue de rieles tan solo era factible en algunos trayectos de acceso al valle del río Magdalena. Pese a tal dificultad, los políticos empresarios atrapados por el espejismo del progreso insistieron en proyectos destinados al fracaso. Comprensible si se quiere, pues los ferrocarriles se extendían por todo el mundo, se ampliaban los circuitos comerciales y el capital europeo –principalmente el inglés– penetraba en todas partes. Los políticos y empresarios buscaron ser partícipes de ese ideal de progreso, implementando reformas políticas que liberalizaban la economía. Al respecto, Hobsbawn señaló que nadie lo hizo de manera más «radical que la República de Nueva Granada entre 1848 y 1854» con la esperanza de una prosperidad «que aún no llega»71. Quienes dominaron el escenario del poder político en ese lapso recordado por el historiador inglés fueron los artífices del Estado Soberano de Santander, escenario político en el que actuó Solón Wilches.
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