Diseño de la colección
Maia F. Miret
Portada
Beatriz Hernández
Logotipos
Gabriela Domínguez
Diagramas
“Imprescindibles” , Miguel Kolteniuk
“Escuela Kleiniana”, Margarita Moya y Jaime del Palacio
Fotografìa de portada
“Meltzer en Barcelona”
Graciela Arredondo
Primera edición, 2019
Primera reimpresión, 2019
Derechos reservados conforme a la ley
Prohibida su reproducción parcial o total
© ANALYTIKÉ EDICIONES
Magisterio Nacional 206
La Joya, Tlalpan
14000 Ciudad de México
Editorial Página Seis, S.A. de C.V.
Teotihuacan 345, Ciudad del Sol,
C. P. 45050, Zapopan, Jalisco
Tels. 33 3657 3786 y 33 3657 5045
www.pagina6.com.mx • p6@pagina6.com.mx
ISBN: 978-607-8676-57-6
Se editó para publicación digital en febrero de 2021.
Analytiké
Prólogo del Editor
Referencias cronológicas
Biografía de Donald Meltzer (1922-2004)
Nociones esenciales antes de abordar el texto
Antecedentes de la obra
Cuestiones fundamentales
Guía de lectura
Análisis del texto
Ideas centrales
Dos capítulos de Vida onírica
Comentario clínico sistemático
Propuestas
Trascendencia
Lecturas sugeridas
Obras de Donald Meltzer
Bibliografía general
Analytiké
Hacia 1950, el psicoanálisis era una disciplina ampliamente estudiada y practicada en muchos países, de tal manera que ya había formado una atmósfera que envolvía la vida cultural de Occidente. Los conflictos y quehaceres del ser humano eran explicados cada vez más con el aparato conceptual creado por Freud. Si bien, para entonces, la práctica clínica apenas se iniciaba en México, la obra freudiana había permeado en la vida intelectual y artística desde las primeras décadas del siglo xx. Es bien conocida, por ejemplo, la importancia que tuvo para Samuel Ramos, Santiago Ramírez y Octavio Paz en la interpretación del ser del mexicano, y de ensayos como El laberinto de la soledad en la construcción de nuestra identidad. De la misma manera, fue determinante en el trabajo de Remedios Varo y de Frida Kahlo, Leonora Carrington, Luis Buñuel, entre otros.
El escaso interés que suscitó en nuestro país como método terapéutico (un pequeño número de profesionales en constantes disputas en un universo apenas un poco mayor de pacientes) disminuyó aún más en la medida en que la psicofarmacología y otras modalidades de tratamiento de los conflictos dieron a Freud por muerto.
Quizás esta precariedad en la disciplina impidió en México el desarrollo de un pensamiento más rico, pero el caso es que siempre faltaron elaboraciones teóricas, o al menos recuentos clínicos, que escaparan de los círculos secretos de las asociaciones. A diferencia de otros países —la Argentina, el más comparable al nuestro— en México escasearon siempre las publicaciones originales. Además de algunas revistas profesionales y muy pocos libros, la actividad editorial dio siempre muestras de indigencia.
Ocasionalmente, algunas casas editoriales mexicanas añadieron, de un modo ancilar, pero sin duda significativo, un grano de arena a la tarea de traducción de las editoriales argentinas y españolas que habían iniciado desde principios del siglo xx la difusión de la obra de los grandes autores (Freud, Ferenczi, Abraham, Rank, Klein, Reich, Winnicott, Bion, Fromm, Lacan...). Pero rara vez contribuyeron con aportaciones originales.
No existió nunca una editorial especializada en la materia.
Desde hace ya algunas décadas, el psicoanálisis recobra su brío perdido. En Estados Unidos, el país en donde más sufrió, florecen ahora los centros de formación; las publicaciones periódicas y los libros se multiplican. Hoy en día, en México, los centros académicos que ofrecen formaciones psicoterapéuticas, con la diversidad de sus tendencias, se cuentan por decenas. Las publicaciones son menos infrecuentes. Son centenas, miles acaso, las asociaciones, los grupos de trabajo estilo taller, las reuniones de estudio animadas por profesionales apasionados preocupados por difundir el saber psicoanalítico.
Analytiké surgió por la necesidad de dar voz a esta nueva atmósfera favorable. Su primera colección, “Los Imprescindibles del Psicoanálisis”, convoca a un conjunto de especialistas que exponen de un modo competente y pedagógico la obra de los autores centrales, que son la matriz de la teoría y de la clínica. Una nueva serie, de próxima aparición, buscará reunir las aportaciones originales de profesionales mexicanos, españoles y, en general, de América Latina.
Analytiké es un emprendimiento sin propósito de lucro que aspira a hacer llegar al lector las expresiones más ricas del pensamiento psicoanalítico de los grandes maestros, pero también de pensadores contemporáneos de nuestra lengua.
Prólogo del Editor
Éste es mi punto de vista, el corazón de la sustancia de la psicología postkleiniana: que a las cuatro categorías de exposición de Freud —dinámica, genética, estructural y económica— se ha agregado, con pormenores que van incrementándose, la investigación de los aspectos geográfico y epistemológico del funcionamiento mental. Queda por ver si el aspecto estético llegará eventualmente a tener suficiente claridad como para agregar una séptima categoría.
D. Meltzer
Presentamos ahora en la colección “Los Imprescindibles del Psicoanálisis” este estudio sobre una obra fundamental de Donald Meltzer. Vida onírica es un libro literalmente revolucionario en el ámbito del psicoanálisis contemporáneo. Se trata de una concepción de la interpretación de los sueños que enriquece la obra fundante, publicada por Freud en 1900, con una perspectiva ampliada y distinta. Vida onírica se inscribe en la tradición kleiniana y en lo que se ha dado en llamar el modelo post kleiniano de la mente, que añade a la metapsicología clásica nuevas dimensiones.
Vida onírica es inconcebible fuera de este modelo de la mente. Es por eso que consideramos importante exponer sus rasgos más notables. El propósito es contribuir a una apreciación más provechosa del brillante estudio de Elena Ortiz.
Freud advirtió la ausencia del componente sexual en el informe de Breuer sobre la famosa Anna O, una joven de 20 años a la que los dos médicos trataban de su enfermedad histérica. Esta desestimación de Breuer de un elemento que debía ser vinculado a los síntomas mostrados por la paciente, produjo en ella una violenta transferencia erotizada y un embarazo imaginario que llevó al médico a abandonar el tratamiento. Gracias a su extraordinaria capacidad de aprender de la experiencia, Freud entendió que había un conflicto dinámico inadvertido entre la fuerza pulsional y la resistencia que se le oponía. Esa lucha era la causa de la represión del conflicto en el inconsciente, y de los síntomas como una solución de compromiso. La intensidad con que las dos fuerzas —la pulsión y la resistencia— se oponían podía ser caracterizada como un factor económico.
Otro componente metapsicológico que Freud consideró fue el principio tópico, es decir, la existencia de un aparato mental concebido como un conjunto interactivo de instancias (o, en la segunda tópica, estructuras). Más tarde, Hartmann, Kris y Lowenstein añadieron un punto de vista genético, es decir, el vínculo con la infancia y el desarrollo de la sexualidad infantil.
Los trabajos que Melanie Klein inició hacia 1932 mostraron cómo las tendencias edípicas pregenitales (Edipo y superyó tempranos) incluían la fantasía de una intrusión en el interior del cuerpo de la madre. El descubrimiento y la teorización de la identificación proyectiva a partir de 1946 llevaron a revisar el principio tópico de la mente para concebirlo como un mundo interno, un lugar, habitado por múltiples ‘objetos’ vinculados por sus relaciones, con un guion escrito por la fantasía inconsciente. La importancia de la realidad psíquica en este mundo interno condujo a la convicción de que el ser humano vive en dos realidades y el significado de sus acciones, de sus emociones y de su pensamiento se establece como resultado de las transacciones de los seres que lo habitan, los objetos internos.
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