Meltzer nació el 15 de agosto de 1922 en Nueva York. Fue el menor de tres hermanos; sus padres eran judíos emigrados de Lituania. Su padre fue un constructor y empresario exitoso; su madre, una mujer dulce y amable. Ambos fueron descritos por él mismo como el milagro en mi vida y sin duda vivió siempre agradecido, además, por la educación liberal y permisiva y por la gran riqueza intelectual que le ofrecieron.
En la niñez sus padres lo llevaron a un viaje de seis meses por Europa, ahí surgió su amor por el arte y la arquitectura: quedó cautivado por los museos y la cultura. Fue un niño activo y vigoroso, era un buen tenista y un jinete experto y apasionado por los caballos. Mostró siempre una fascinación por la naturaleza que se sostuvo hasta sus últimos días: se maravillaba con los árboles y los plantaba en cada casa en la que vivía. La observación de los árboles y su crecimiento muy probablemente es una de las fuentes de inspiración de las ideas de El proceso psicoanalítico. Pensaba que así como la historia del desarrollo de un árbol quedaba marcada en la conformación de las capas del tronco y en sus características, las huellas del desarrollo humano se despliegan en el vínculo transferencial.
Tenía un gusto especial por trabajar la tierra y cultivaba vegetales y frutas. Se dedicaba a la jardinería, la apicultura y la crianza de caballos; valoraba el trabajo artesanal y le satisfacía hacer las cosas él mismo.
A los dieciseis años leyó por primera vez a Freud. En la Universidad de Yale (New Haven, Connecticut) realizó estudios de literatura, historia y psicología durante cuatro años antes de pasar a Nueva York a estudiar Medicina en la Universidad del estado y en el Albert Einstein College. Se especializó en psiquiatría infantil en el hospital Bellevue; fue profesor de paidopsiquiatría en la universidad de Washington y formó parte del equipo de Lauretta Bender, pionera en la intervención con niños psicóticos. Gracias a ella, a los veintidos años tuvo contacto con la obra de Melanie Klein, y se interesó fuertemente en ella. Su determinación por continuar su formación en esta línea lo llevó más tarde a encontrar la manera de vivir en Londres.
El servicio militar se volvió nuevamente obligatorio en los Estados Unidos a raíz de la Guerra de Corea (no había participado en la II Guerra por su calidad de estudiante). Ingresó en el ejército en 1951. Dispensado de participar en combate, pudo continuar su servicio militar en Inglaterra y hacer la formación psicoanalítica en Londres. Se instaló con su familia en esa ciudad en 1954 y en ese mismo año comenzó su análisis con Melanie Klein e ingresó en la Asociación Británica de Psicoanálisis. Permaneció en Inglaterra, que fue su país de adopción, y vivió en Londres hasta mediados de 1980 cuando se instaló en Oxford. Ahí residió hasta 2004, el año de su muerte.
Su experiencia analítica con Melanie Klein fue para él un maravilloso viaje, emocionante y peligroso a la vez (breathless and dangerous ride but wonderful). También lo describió como ‘wild ride’, una cabalgata salvaje (Harris, 2004). Klein tenía a Meltzer en alta estima e hizo referencia a él como una persona extremadamente dotada y una gran esperanza para el futuro del psicoanálisis. Este es un comentario que Eric, hijo de Klein, transmitió a James Gammill, un amigo íntimo que tendría una gran importancia en la introducción del kleinismo en Francia.
Como dato anecdótico, cabe agregar que en una ocasión Roger Money-Kyrle pidió a Klein un espacio para supervisar un caso complicado. Ésta le sugirió hacerlo con Meltzer. Es llamativo ya que para Meltzer, Money-Kyrle fue una figura de inspiración a quien consideró como uno de sus maestros fundamentales (Harris, 2011). De la misma manera, Hanna Segal diría más tarde, con cierto humor:
Meltzer para mí representa el problema del hijo preferido, porque fue mi hijo preferido como supervisando. Yo supervisé su primer caso y también su primer caso del tratamiento de un niño. Era mi supervisado más dotado y todo el grupo lo idealizaba un poco (Segal, 2008: 58).
Es conmovedor observar en un fragmento de la obra de Klein la referencia a un paciente con quien analizaba el problema de la belleza, la bondad y las ansiedades claustrofóbicas: parecería ser el germen de las ideas de La aprehensión de la belleza y del Claustrum, y en efecto muy probablemente lo fue. El paciente era el propio Meltzer en un ejercicio de profunda sinceridad con su analista (Harris, 2004). Se puede observar a Klein (1963: 314-316) trabajando con Meltzer el sentido de belleza y la bondad que la naturaleza representaba para él; la identificación introyectiva del objeto bueno, la repetición transferencial de haber sido un bebé ricamente nutrido.
También, las ansiedades claustrofóbicas y persecutorias experimentadas como un resultado de identificaciones proyectivas (denominadas ‘intrusivas’ en la teoría del claustrum) con el objeto.
Su análisis con Klein duró de 1954 a 1960 cuando ésta murió. Ella misma le había sugerido que continuara su análisis con Bion, pero Meltzer decidió no hacerlo.
En los años que siguieron, se casó en segundas nupcias con Martha Harris. Para quienes los trataron, la pareja causaba una profunda impresión. Martha Harris se había formado con Esther Bick en psicoterapia psicoanalítica del niño en la Tavistock Clinic de Londres y había hecho la formación en la Sociedad Británica de Psicoanálisis.
Ella
...aportaba a Meltzer un sostén tierno y atento que parecía dispensarlo de las preocupaciones cotidianas y liberar su espíritu para la creatividad. [Martha] tenía la capacidad de moderar sus excesos, cuando aparecían, y atemperar lo que parecía demasiado irónico en sus comentarios. Juntos ofrecían la imagen de una pareja equilibrada, armoniosa y de una profunda generosidad (Houzel y Lechavalier, 2013: 11).
Juntos se dedicaron a la enseñanza, la supervisión y a la creación de grupos de estudio en distintas partes del mundo: Italia, Francia, Escandinavia, España, Sudamérica. Creían que el psicoanálisis podía contribuir a un mundo mejor. Fundaron una editorial en honor de Roland Harris, el primer esposo de Martha; The Clunie Press publicó varios de sus libros. Meltzer ingresó así en una familia en la que el interés literario era central.
Una tragedia, sin embargo, interrumpió esta felicidad en 1984. Durante un viaje en automóvil por los Alpes, un accidente dejó a Martha en estado de coma durante varias semanas al cabo de las cuales sufrió un síndrome neurológico. Meltzer la cuidó con una devoción ejemplar durante los dos años que sobrevivió, hasta su muerte en 1986.
Meltzer se alejó paulatinamente del grupo kleiniano; una primera decisión de independencia había sido no proseguir su análisis con Wilfred Bion a la muerte de Melanie Klein. Resolvió no analizarse con nadie más. A su llegada a Londres había sido afectuosa y solidariamente acogido por el grupo kleiniano: James Gammill lo hospedó en su casa; Hanna Segal le ayudó a adquirir la ciudadanía inglesa. Después de la publicación de El proceso psicoanalítico, sin embargo, los lazos se debilitaron.
Gammill piensa que las responsabilidades políticas que los kleinianos enfrentaron después de la muerte de su guía, les dificultaron hacer un verdadero trabajo de duelo. Si bien Klein estaba enferma, se pensaba que el pronóstico era bueno. Su muerte fue inesperada: el grupo quedó absorbido por las tareas institucionales. Meltzer era un hombre muy creativo y esto posiblemente generaba dificultades en un grupo preocupado por preservar el statu quo después de la pérdida. Gammill comenta que en una conversación franca entre amigos, Meltzer le criticó su lealtad a Klein y a su trabajo como un rasgo que inhibiría su creatividad. Esta idea está relacionada con las preocupaciones de Meltzer sobre la diferencia entre la identificación introyectiva versus las identificaciones narcisistas; la inspiración versus la adhesión que obstruye el desarrollo.
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