Cuando Jordan quería jugar, el médico y los dueños de la franquicia no lo querían así porque tenía un 10 % de riesgo de volver a lesionarse, y esa lesión era el final de su carrera. El debate se profundizó hasta que el mundo de las ideas vino a aparecer como mediación: podría jugar solo siete minutos por tiempo.
Sin que eso termine de convencer a Jordan (hay que ver esas caras cuando debía salir porque se cumplieran los siete minutos), Michael puso una idea después de la idea. Ya que la cantidad estaba estipulada, le pidió a su entrenador calidad: “Dame los siete minutos más importantes que se te ocurran”.
“En el Playoff contra los Boston Celtics me levantaron todas las limitaciones y fue como soltar a un perro salvaje”. (Michael Jordan)
“Nunca había visto algo así y nunca más lo volví a ver. Ese no era Michael Jordan. Era Dios disfrazado de Michael Jordan”. (Larry Bird, exjugador de los Boston Celtics)
“Tipos como yo y como Larry, que conocíamos el juego, que conocíamos lo que es el baloncesto de campeonato, sabíamos que él venía, ¿entiendes? Él solo necesitaba los compañeros correctos”. (Magic Johnson)
Michael Jordan era la gran idea. Pero armar un equipo que lo sostenga era la otra gran idea para complementar esa gran idea. En los deportes y en cualquier ámbito. Steve Jobs jamás podría haber hecho Apple sin Steve Wozniak. Bueno, eso mismo reconoció Jordan de Scottie Pippen. Como decimos en fútbol, no puedes tirar el centro e ir a cabecear. Aquí también era necesario hacer otras tareas igual de eficientes que las que hacía Jordan.
Un equipo detrás hace mejor a una estrella. Cuando la estrella necesita hacer todo (como los 63 puntos frente a los mejores Boston Celtics de la historia), la entrega descomunal tampoco alcanza. Así que, si ese equipo no puede ayudar a la estrella a ganar, ese equipo no es para esa estrella.
LA MIRADA DE MARCELO ROFFÉ
El segundo capítulo se llama “Scottie Pippen”. A la altura de la situación, se consolida como uno de los mejores jugadores de la NBA. Al comienzo de la carrera de Jordan, una lesión en su pie genera desconfianza. También se va a ver cómo negoció un contrato bajo, tal vez por apuro, tal vez por necesidad. El dueño del equipo les ofrecía contratos de mucha duración, pero no muy altos, para dar cierta estabilidad y seguridad de cobro.
Es muy interesante el tema de Scottie Pippen. Es un buen dos, tal vez el que Messi nunca tuvo en la Selección, pero sí en el Barcelona con Iniesta o Xavi.Pippen, sin embargo, no logró ser número uno. “Si no se da de terminar mi carrera en Chicago, tendré que buscar otro equipo”, dice Scottie Pippen, “soy uno de los mejores jugadores de la historia”, declara a la prensa (si lo sos, no lo decís; si lo decís, sos inseguro), “sé cuánto valgo para este deporte”, y añade: “mi momento llegará”. Pese a su sueldo bajo, finalizó su carrera con 111 millones de dólares gracias a lo que pudo ganar luego de irse de los Bulls. Esto en la serie no está.
Segundo de los Bulls en puntos, minutos jugados, el primero en asistencias, en robos, el sexto en salarios y el 122 de la NBA. Su juego no condice con su paga. Pippen era subvalorado.
“Jamás tuve otra sociedad como la de Pippen; era un placer jugar con él”,dice Michael. Cuando hablan de Michael deberían hablar de Scottie. “Cuando dicen que gané todos estos títulos, no los hubiera ganado sin Scottie; por eso fue el mejor compañero de todos los tiempos”. La importancia del trabajo en equipo para lograr objetivos y brillar el talento.
Phil define a Pippen como un líder en cancha (aunque en un momento debió enviarlo al psicólogo deportivo debido a su ira excesiva).
Nació en un pueblo de tres mil quinientos habitantes. Sus padres, de bajos recursos, eran muy fuertes y salían adelante como sea. Tenía un aro en el patio de la casa de la abuela, era de tierra la cancha. El padre, debido a un derrame cerebral, quedó postrado en una silla de ruedas para siempre. El hermano sufrió un accidente (se le cayó un compañero encima) y quedó paralítico en una clase de Educación Física. El básquet le permitía salir de la casa y jugar, aunque sea solo.
Empezó como utilero y, en 1987, lo eligieron en el draft desde la Universidad de Arkansas, cuando Scottie tenía veintiún años. Fue seleccionado por otro equipo y luego negociado con los Bulls en el draft gracias a la gestión de Jerry Krause.
Michael era mejor que cualquier otra estrella de cualquier deporte, no era un tipo común, con el que salías a almorzar, era distinto. En mi primer año me regaló un juego de palos de golf; es un buen gesto regalarle eso a un novato.
Cuenta Scottie, y agrega entre risas: “Me quería conquistar para quedarse con todo mi dinero”.
En el año 1991, Pippen firmó por siete años por 18 millones de dólares. Optó por un contrato largo, en lugar de uno bueno. Según cuenta, “tenía que asegurarme de que mi familia estuviera cubierta”. “Si hubiera sido más astuto, hubiera ganado al menos nueve o diez veces más que eso”, dice MJ.
Mi experiencia me dice que no es fácil con una firma pasar de clase baja a clase alta (se ve mucho en el fútbol y el boxeo). Tenés que estar preparado para el éxito. Y estar bien rodeado. Y saber escuchar. Si eso a Pippen le dio tranquilidad interior, hay que respetárselo. El dinero es solo un sustituto. El hermano de Scottie cuenta que él se ocupó de sus padres, les construyó una casa y les enviaba dinero todos los meses.
Luego de una lesión en el tobillo, Scottie decide operarse. Le preguntan a Phil Jackson si debía haberse operado al final de la temporada, dijo que sí, y a la pregunta de si Scottie lo había hecho a propósito (el operarse al inicio de la temporada) respondió que no. Agrega Phil Jackson que es muy importante entender las motivaciones de los jugadores. Scottie necesitaba hacer eso para sentir que le hacía justicia a su salario. PJ les dijo a los jugadores: “Vamos a sobrevivir y vamos a salir adelante”. Ese es el arte de seducir y liderar, adelantándose a los problemas. Phil logró fortalecerlos mental y anímicamente durante la ausencia de Scottie por su operación (y tuvo compasión con él, sabía que no era diplomático).
Sin Pippen, MJ se hizo cargo del liderazgo del plantel. Jordan explica que los rivales los veían más débiles sin Scottie, y no podían dejar ese flanco tan débil. Eso lo impulsaba a que salieran a ganar. Se convirtió en un líder que, si tenía que decirte “vete, no te necesitamos, si sientes la presión, vete”, lo decía sin problema. Esto me recuerda a una frase que vi en la serie Formula 1 ( Drive to survive ); si estás en la cocina y sentís el fuego, sentís el calor, sentís la presión, salí de la cocina. En este caso agregaría: “O trabajá con un psicólogo deportivo para soportarla”.
Luego de perder cuatro partidos seguidos contra LA Clippers, el peor equipo de la liga, Jordan seguía esperando que alguien más lo ayudara. Tuvo que anotar 49 puntos para que ganaran su primer partido en la temporada. MJ quedó agotado física y mentalmente.
“Si tengo que ganar solo, lo haré”; otra frase polémica para un líder. “Me vuelvo loco cuando no puedo”, pero esto no es tenis, es básquet, juego de equipo. Ojo, Michael. Ojo. A veces se le escapaba el ego.
Medio capítulo sobre Scottie, pero luego vuelve a MJ, quien dice: “El carácter competitivo y todo lo que aprendí fue desde niño”. Vamos a 1968, Carolina del Norte (Wilmington): “Mis padres nos dieron todas las oportunidades para triunfar en la vida”. El padre trabajaba en General Electric y la madre era empleada bancaria. Vivian en Wilmington, donde trataban de abrir su propio camino, “éramos una familia fuerte, nos criaron en un entorno fuerte”, cuenta el hermano de Michael, “ si te voltean te tienes que parar, siempre debes dar lo mejor de ti y tratar de ganar; odiábamos perder”, dice el hermano.
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