“Tenía un tendón roto en el tobillo, y decidí hacerme una cirugía más tarde. Porque, dije, no voy a arruinar mi verano tratando de rehabilitarme para una sola temporada, ¿sabes? No van a estar ansiosos por tenerme, así que voy a disfrutar mi verano y usaré la temporada para prepararme”. (Scottie Pippen)
“Scottie se equivocó. Lo que quiso hacer era forzar a la administración a cambiar su contrato”. (Michael Jordan)
Es innegable que el descontento de Pippen con su salario fue el motivo primordial de esa decisión. La idea indirecta para el mensaje directo. No te lo digo, pero te lo mando a decir.
“No estamos jugando con mucha fluidez, y eso es algo que Scottie nos daba”. (Steve Kerr, jugador de los Bulls)
Fluir puede ser, para un jugador o para un equipo, el estado perfecto en el que todo sale naturalmente, sin esfuerzo, con gracia y hasta economía de esfuerzo. El gol de Maradona en 1986 en el que los esquiva uno a uno a los ingleses fue, por ejemplo, un estado de máxima fluidez. Basta verlo a Diego imponerse consecutivamente a cada uno de ellos. A él no le cuesta nada correr, llevar el balón, esquivarlos. ¡A ellos les pesa solo correr! Lo simple no sale porque no fluye. Lo complejo sale porque fluye. Ya lo dijo el mismo Valdano, compañero de Maradona en ese partido: “Yo, que pasaba por ahí, estoy en condiciones de asegurar que ese día Diego estaba en estado de gracia. Las piernas le brillaban como si las hubiera barnizado para la ocasión”.
“Scottie ya no está, pero aún somos mejores que esto”. (Michael Jordan tras varias derrotas consecutivas al inicio de la temporada)
Cambios de conducta (más exigencias) también son cambios de ideas.
“Mi personalidad innata es ganar a cualquier precio. Si lo tengo que hacer por mí mismo, lo haré. Cuando piso una cancha solo me enfoco en ganar. Me vuelvo loco cuando no puedo hacerlo”. (Michael Jordan)
“Cuando dices que vas a conformarte con ser segundo, eso es lo que la vida te da”, afirmó en su momento John F. Kennedy.
“Desde un punto de vista competitivo, yo no estaría aquí de no ser por los enfrentamientos con mi hermano. Cuando llegas a los golpes con alguien que amas se enciende cada llama que existe dentro de ti, y siempre sentí que estaba peleando con Larry para llamar la atención de mi padre”.
No todos los caminos al éxito se pueden planear totalmente. No todo se puede pensar. No todo se puede medir. No siempre son las grandes ideas. A veces son las ideas y planificaciones que la vida ya tiene para ti. Por eso, cuando llegas al alto rendimiento, ya hay “aprendizajes a fuego” (esos que se graban en la niñez) que no podrás planificar ni ejecutar. En este mundo de la planificación científica deportiva, hay sucesos que ocurren de niño que simplemente… ocurren. La planificación meticulosa no está nada mal, pero los factores que te llevan a la cumbre nunca pueden planificarse por completo. ¿Acaso algún entrenador lo obligó a criarse con un padre exigente? ¿Acaso un metodólogo lo llevó a un barrio difícil? ¿Acaso algún gerente lo puso a medirse una y otra vez con su hermano? Admitámoslo: la vida tiene mucho para darnos por sí misma.
River Plate de Argentina, por ejemplo, realiza sus más intensas búsquedas de talento en barrios marginales, en niños de clase baja con dificultades, niños que lleven dentro de sí la necesidad y la experiencia de superación que la vida les exigió.
“Creo que yo era un poco impaciente con él y le decía ‘vete a casa con tu mamá, niño, nuca serás nada, vete con tu mamá’”. (Padre de Jordan)
“Cuando lo estás viviendo es traumático, porque yo quiero esa aprobación, quiero ese tipo de seguridad. Así que yo estaba decidido a ser igual de bueno, si no mejor que mi hermano”. (Michael Jordan)
Impresiona lo que los seres humanos somos capaces de hacer solo por el hecho de agradar a nuestros padres.
“Lo conocí en las pruebas, pero no demostró ser particularmente singular”. (Ron Coley, coach Laney High School)
“No clasificó para el equipo universitario estando en preparatoria”. (Fred Lynch, coach Laney High School)
“Cuando llegué a casa y le conté a mi madre que no había clasificado, estaba desmoralizado. Ya no quería jugar más deporte”. (Michael Jordan)
“Estaba hecho pedazos. Vino a casa molesto, llorando, y los dos lloramos porque yo sabía que él quería competir con los otros chicos. Lo que le dije fue: ‘si realmente lo deseas, trabaja duro en el verano’. Y ese verano lo hizo, se enfocó. Practicaba todo el día. Ese balón de baloncesto nunca abandonó su mano”. (Madre de Jordan)
“Si quieres sacar lo mejor de Michael dile que no puede hacer algo. O que alguien lo hace mejor. Se lo toma como un desafío personal”. (Padre de Jordan)
Pasa en los deportes, pasa en los negocios, pasa en la vida.
Walt Disney reconoció que le fue muy difícil conseguir inversores para su gran proyecto de un parque de diversiones nuevo y original: “Nunca pude convencer a los financistas de que Disneylandia era viable, porque los sueños tienen poca garantía”. Aun así, nunca se rindió: “Todos nuestros sueños pueden convertirse en realidad si tenemos el coraje de perseguirlos”.
Con Henry Ford ocurrió un caso similar. Nadie quería financiar el proyecto de fabricación de automóviles porque en esa época pensaban que el caballo no podía ser reemplazado como medio de transporte.
Si hay algo que aprendí en mi carrera de entrenador (y también he sido entrenador de adolescentes y jóvenes) es que, además de mirar las aptitudes antropométricas y también técnico/tácticas, hay que mirar profundamente el “apetito” de un jugador. Por regla general, cuanta más “hambre” tenga un individuo más profundamente estará inclinado a hacer cosas para llegar que alguien que, como suelo decirlo, viene con “la panza llena”.
Mi padre, con su sabiduría de hombre común, siempre me habló del fuego sagrado. Y el fuego sagrado, según fui comprobando a lo largo de mis años de entrenador, necesita ser templado. Y el ámbito natural para ser templado son las dificultades.
Allanarle los caminos a un jugador es prepararlo para una carrera en autopista. Pero ocurre que, para llegar a la cima, el camino no será llano, sino más bien en subidas y bajadas trepidantes. En las subidas debes tener fortaleza y en las bajadas debes levantarte cada vez que te caigas.
Cuando estés dispuesto a abandonar algo, cualquier cosa que sea, solo porque alguien te rechaza, recuerda nada más que a Michael Jordan no lo eligieron para un equipo de basquetbol.
(A propósito de su fractura en el pie y su ausencia de 64 partidos.)
“No lo podías tener en esa banca. Su papá y yo le decíamos: ‘Michael, no estás listo’. Y él nos decía: ‘Ustedes no me lo pueden decir, yo sé cuándo mi cuerpo está listo’”. (Madre de Jordan)
“Hablé con los Bulls y les pedí que me dejaran volver a la universidad. Había empezado a ir al gimnasio a lanzar el balón, después empecé a jugar 1x1, después 2x2, 3x3 y de pronto estaba jugando 5x5. Los Bulls nunca supieron que lo estaba haciendo. Cuando regresé, el doctor me examinó la pantorrilla y la pantorrilla lesionada estaba más fuerte que la que no estaba lesionada. Lo primero que dijeron es: ‘¿Qué diablos has estado haciendo?’ y bla, bla, bla”.
Dar un paso atrás, volver a zonas seguras, brillante idea de Michael Jordan. En un mundo de millones es inimaginable que un jugador guíe intuitivamente su proceso de recuperación. Pero ya todos sabemos que, así como la ciencia puede acertar, también puede fallar. Y hemos aprendido que la intuición (la certeza del saber sin saberlo) es una aliada evolutiva que está para ayudarnos a tomar decisiones. Y que también puede fallar, pero muchas veces acierta. La intuición es, muchas veces, creativa. Te ofrece caminos que no son los lógicos ni los tradicionales, pero que son los óptimos que necesitas para esa situación.
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