Como colofón de mis vivencias en casa de Fina, dos anécdotas, una de sesgo escatológico y otra fiel reflejo de la humanidad que atesoraba; un día, estando ausentes los hermanos, se presentaron en casa, dos camioneros de Cabra a los que mi padre, con su mejor voluntad, entregó un paquete con chorizos, jamón, unos dulces y algún dinero; hecho el encargo, uno de ellos de cuyo nombre yo tampoco quiero acordarme pidió ir al servicio; pero hete aquí que al no ser habitual en Cabra, a la sazón, el bidet, este señor, ante la disyuntiva de dónde hacer necesidades mayores, optó por el bidet; cuando llegué a casa pasados unos minutos de su marcha, aún se oía el vocerío de Fina: «¡Guarros, asquerosos, de dónde habrán salido…!». Reímos todos escandalosamente, tanto que alguien recordó las palabras de Jorge de Bustos, el bibliotecario ciego: «La risa es un viento diabólico que deforma las facciones y hace que los hombres parezcan monos», pero no, no, no parecíamos monos, parecíamos lo que éramos… adolescentes. En 1965 dejamos Madrid y la casa de Fina. Aquel año una hermana de mi madre quedó ingresada en el Hospital Ramón y Cajal con un cáncer de mal pronóstico; a los pocos meses fue desahuciada y trasladada a Cabra en ambulancia, era verano, Fina, haciendo gala de un corazón que no le cabía en el pecho, la acompañó en la ambulancia; al verla derrotada por el viaje me sentí indigno de haber enjuiciado su juventud, recordé su entrega al prójimo sin condiciones, las visitas al Cristo de Medinaceli todos los viernes del año, cómo anhelaba que le llegara el turno para acoger la preciosa capillita de la Virgen del Carmen de madera con labrado gótico y cepillo a sus pies… con qué fe echaba, a escondidas, unas monedas en él y cómo, en la trasera, pegaba algún papel escrito con sepa Dios que ruego desesperado. Estoy convencido que si tenía que saldar alguna deuda moral la saldó con creces.
A mediados de mayo de 1965 solo faltaba por realizar el examen final de Puertos, en teoría el último de la Carrera; tenía tiempo suficiente para preparar la pequeña parte que me quedaba una vez aprobado el resto de la asignatura por parciales; tras examinarme, en el camino de regreso a casa, lo que debía ser alegría se tornó tristeza, sentía un vacío especial, posiblemente no volvería a recorrer el mismo camino ni a ver la escuela, no tuve ganas de celebrar nada con los compañeros porque entendía que nada había que celebrar, sí me despedí de ellos en la esperanza de vernos en cualquier otro sitio que no fuese la escuela en septiembre. Aquella noche dormí muy mal, inquieto, sentía algo desconocido que ahora, en la senectud, podría definir como una crisis existencial. Cuando amaneciera la rutina diaria habría dejado de presidir mis actos, no sabría qué hacer ni qué rumbo tomar… Estaba acostumbrado a levantarme temprano para asistir a clase… Tenía una carrera en la que había consumido más de quince años de vida. ¡Y qué!, comenzaban a desvanecerse mis sueños y el futuro era una página en blanco, una incógnita: desconocía si obtendría trabajo, en qué sitio, ¿una presa, un puerto, una carretera… un organismo oficial, una empresa privada? Además… ¿estaba lo suficientemente preparado? ¿Trabajaría solo o acompañado? ¡Cuánta incertidumbre, Dios! Decidí esperar unos días, hasta final de mes, para buscar trabajo; incansable dediqué las mañanas a patear Madrid, currículos en mano, y sin rumbo fijo, entregándolos en las constructoras que encontraba al paso; por las tardes escribía cartas de ofrecimiento a organismos oficiales como Ministerio, Diputaciones, Confederaciones Hidrográficas, Ayuntamientos… y por las noches… eternas por el insomnio, visionaba mentalmente las secuencias de mi corta pero intensa vida, infancia y adolescencia, de un tiempo pasado que me ayudara a poner en valor el presente.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.