Sarah MacLean - Lady Hattie y la Bestia

Здесь есть возможность читать онлайн «Sarah MacLean - Lady Hattie y la Bestia» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Lady Hattie y la Bestia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Lady Hattie y la Bestia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El plan de la dama…Lady Hattie Sedley quiere heredar los negocios de su padre, para eso, necesita asegurarse un futuro como solterona, y sabe exactamente cómo conseguirlo. Todo va a la perfección hasta que encuentra maniatado en su carruaje al hombre más guapo que haya visto jamás, lo que podría suponer arruinar sus planes antes de ponerlos en marcha. La propuesta de la bestia…Cuando se despierta en un carruaje a los pies de Hattie, Whit, uno de los reyes de Covent Garden, conocido por todo el mundo como Bestia, no puede evitar sentirse atraído por la extraña mujer que lo libera, sobre todo, cuando descubre que ella se dirige a disfrutar de una noche de placer… en su territorio.Una pasión inesperada…Hattie y Whit acabarán convertidos en unos feroces rivales, tanto en los negocios como en el placer: ella no renunciará a sus planes y él no va a renunciar a su poder… Sin embargo, ninguno de ellos prevé que, si no tienen cuidado, no tendrán más remedio que renunciar a todo, incluidos sus corazones.

Lady Hattie y la Bestia — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Lady Hattie y la Bestia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Un cum­pli­do, aunque no fuese esa la in­ten­ción.

«… pero ¿y si apa­re­ce un hombre?».

Eso era lo más in­si­d­io­so. Que la se­ña­la­ra como una sol­te­ro­na era lo que re­sal­ta­ba el hecho de que las mu­je­res no tenían vida propia frente a cual­q­u­ier hombre.

Y peor aún, era lo que le indicó que su padre no creía en ella. Algo que, por su­p­ues­to, así era. No im­por­ta­ba cuán­tas veces le ase­gu­ra­ra que su vida era solo suya y que no bus­ca­ba ma­tri­mo­n­io.

«Eso no está bien, hija», decía el conde, vol­v­ien­do a su tra­ba­jo.

Hattie se había pro­p­ues­to de­mos­trar­le que estaba eq­ui­vo­ca­do. Había di­se­ña­do es­tra­te­g­ias para au­men­tar los in­gre­sos. Lle­va­ba los libros y re­gis­tros, y pasaba tiempo con los hom­bres en los mue­lles para que, cuando sur­g­ie­ra la opor­tu­ni­dad de gu­iar­los, con­f­ia­ran en ella… Y la si­g­u­ie­ran.

Y esa noche, había co­men­za­do el Año de Hattie. El año en que se ase­gu­ra­ría todo por lo que había tra­ba­ja­do tan duro. Solo ne­ce­si­ta­ba un poco de ayuda para po­ner­lo en marcha, una ayuda que pen­sa­ba que sería más fácil con­se­g­uir.

Tenía in­ten­ción de volver a casa para de­cir­le a su padre que el ma­tri­mo­n­io ya no en­tra­ba en sus planes. Que se había arr­ui­na­do a sí misma. No estaba con­ten­ta de haber re­gre­sa­do con su vir­gi­ni­dad in­tac­ta, pero es­ta­ría más que feliz de poder in­for­mar­le de que había en­con­tra­do un ca­ba­lle­ro ideal para en­car­gar­se de la si­t­ua­ción.

Bueno… Tal vez no fuera un ca­ba­lle­ro.

«Bestia».

El nombre le llegó en una oleada de cálido placer, to­tal­men­te ina­pro­p­ia­do y di­fí­cil de ig­no­rar. Pero lo manejó lo mejor que pudo.

In­clu­so él había sido un medio para un fin. Y, de alguna manera, Augie había sido apu­ña­la­do por el mismo hombre.

Dejó a su her­ma­no tran­q­ui­lo mien­tras ter­mi­na­ba de co­ser­lo y ven­dar­lo, un pro­ce­so que habría sido mucho más rápido si se hu­b­ie­ra que­da­do quieto y hu­b­ie­ra dejado de llo­ri­q­ue­ar. Lo dejó tran­q­ui­lo mien­tras se lavaba las manos en la pila y en­v­ia­ba a un sir­v­ien­te al bo­ti­ca­r­io en busca de hier­bas para evitar la fiebre.

Lo dejó tran­q­ui­lo cuando volvió a la mesa y cogió la em­pu­ña­du­ra del cu­chi­llo, bri­llan­te y negro, con un diseño pla­te­a­do que imi­ta­ba un panal in­crus­ta­do en su in­te­r­ior. Trazó con el dedo la hoja de metal.

Luego sopesó el cu­chi­llo, y miró a su her­ma­no de nuevo.

—¿Vas a de­cir­me en qué estás metido?

—¿Por qué ten­dría que ha­cer­lo? —Augie era el re­tra­to de la más arro­gan­te bra­vu­co­ne­ría.

—Porque lo en­con­tré.

—¿A quién? —Sus ojos se abr­ie­ron de par en par mien­tras lu­cha­ba por en­con­trar una res­p­ues­ta.

—Nos in­sul­tas a los dos con esa pre­gun­ta. Y lo solté.

—¿Por qué has hecho eso? —Augie se puso de pie ha­c­ien­do un gesto de dolor al ins­tan­te.

—Porque estaba en mi ca­rr­ua­je y te­ní­a­mos que ir a otro sitio.

—Creo que te re­f­ie­res a mi ca­rr­ua­je. —Augie frun­ció el ceño y luego miró a Nora.

—Si vamos a hablar con pro­p­ie­dad, en­ton­ces el ca­rr­ua­je no es de nin­gu­no de no­so­tros. Per­te­ne­ce a papá —añadió Hattie, in­dig­na­da por la frus­tra­ción.

—Pero me per­te­ne­ce­rá a mí —dijo Augie, re­a­fir­mán­do­se.

—Pero, por ahora, per­te­ne­ce a papá. —Hattie no dijo nada más. Nunca se le había ocu­rri­do que ella podría hacer un tra­ba­jo mejor en la ges­tión del ne­go­c­io. O que podría saber más sobre el ne­go­c­io que él. Nunca se le había ocu­rri­do que podría no re­ci­bir lo que de­se­a­ba en el mo­men­to pre­ci­so en que quería te­ner­lo.

—Y no te ha dado per­mi­so para usarlo cuando qu­ie­ras.

De hecho, sí, pero a Hattie no le in­te­re­sa­ba esa dis­cu­sión.

—Oh, ¿y a ti te ha dado per­mi­so para se­c­ues­trar hom­bres y de­jar­los atados en su in­te­r­ior?

Los dos mi­ra­ron a Nora des­pués de la pre­gun­ta.

—No os pre­o­cu­péis por mí. No estoy pres­tan­do aten­ción —dijo mien­tras se ale­ja­ba para llenar la tetera.

—No iba a de­jar­lo ahí.

—¿Qué ibas a hacer con él? —pre­gun­tó Hattie gi­rán­do­se hacia él.

—No lo sé.

—¿Ibas a ma­tar­lo? —re­pli­có ante la va­ci­la­ción de su her­ma­no, re­cu­pe­ran­do el al­ien­to.

—¡No lo sé!

Su her­ma­no era muchas cosas, pero un tipo con una mente ma­es­tra para el crimen no.

—¡Dios mío, Augie…! ¿En qué estás metido? ¿Crees que un hombre así sim­ple­men­te de­sa­pa­re­ce­ría, mo­ri­ría y nadie ven­dría a bus­car­te? —Hattie con­ti­nuó—: ¡Tienes mucha suerte, tan solo lo no­q­ue­as­te! ¿En qué es­ta­bas pen­san­do?

—¡Estaba pen­san­do en que me había cla­va­do un cu­chi­llo! —Señaló a su muslo ven­da­do—. ¡El que tienes en la mano!

—No hasta que fuiste a por él. —Apretó los dedos al­re­de­dor de la em­pu­ña­du­ra y sa­cu­dió la cabeza. Él no lo negó—. ¿Por qué? —No res­pon­dió. Dios la li­bra­ra de los hom­bres que de­ci­dí­an usar el si­len­c­io como un arma. Re­so­pló llena de frus­tra­ción—. Me parece que te lo me­re­cí­as, Augie. No parece el tipo de hombre que va por ahí apu­ña­lan­do a gente que no lo merece.

Se hizo el si­len­c­io, el único sonido en la ha­bi­ta­ción era el del fuego que ca­len­ta­ba la tetera de Nora.

—Hattie… —Ella cerró los ojos y evitó la mirada de su her­ma­no—. ¿Qué sabes tú de la clase de hombre que es?

—He ha­bla­do con él.

Más que eso.

«Lo he besado».

—¿Qué? —Augie se le­van­tó de la mesa con un gesto de dolor—. ¿Por qué?

«Porque me dio la gana».

—Bueno, me sentí bas­tan­te ali­v­ia­da de que no es­tu­v­ie­ra muerto, August.

—No de­be­rí­as haber hecho eso. —Augie ignoró la ad­ver­ten­c­ia en sus pa­la­bras.

—¿Quién es? —Volvió a pre­gun­tar ella y esperó.

—No de­be­rí­as ha­ber­lo hecho —con­tes­tó él mien­tras ca­mi­na­ba por la cocina.

—¡Augie! —dijo ella con fir­me­za para llamar su aten­ción—. ¿Quién es?

—¿No lo sabes?

—Sé que se llama a sí mismo Bestia. —Sa­cu­dió la cabeza.

—Así es como todos lo llaman. Y su her­ma­no es Diablo.

Nora tosió.

—Pen­sa­ba que no es­ta­bas es­cu­chan­do. —Hattie la miró.

—Por su­p­ues­to que estoy es­cu­chan­do. Esos nom­bres son ri­dí­cu­los.

—De ac­uer­do. Nadie se llama Bestia o Diablo salvo en una novela gótica. Y aun así… —Hattie asin­tió.

—Estos dos se llaman así. Son her­ma­nos y cri­mi­na­les. Aunque no de­be­ría tener que de­cír­te­lo, con­si­de­ran­do que me apu­ña­ló. —Augie no tenía pa­c­ien­c­ia para las bromas.

—¿Qué clase de cri­mi­na­les? —pre­gun­tó Hattie, in­cli­nan­do la cabeza.

—¿Qué clase de…? —Augie miró al techo—. ¡Dios, Hattie! ¿Im­por­ta?

—Aunque no fuera así, me gus­ta­ría saber la res­p­ues­ta —dijo Nora desde su lugar junto al fogón.

—Con­tra­ban­dis­tas. Los Bas­tar­dos Ba­rek­nuck­le.

Hattie sus­pi­ró. Puede que no su­p­ie­ra cómo se lla­ma­ban, pero co­no­cía a los Bas­tar­dos Ba­rek­nuck­le, los hom­bres más po­de­ro­sos del este de Lon­dres, y po­si­ble­men­te tam­bién del resto de Lon­dres. Se ha­bla­ba de ellos en los Dock­lands, movían la carga de sus barcos al amparo de la noche y pa­ga­ban una prima a los es­ti­ba­do­res más fuer­tes.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Lady Hattie y la Bestia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Lady Hattie y la Bestia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Lady Hattie y la Bestia»

Обсуждение, отзывы о книге «Lady Hattie y la Bestia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x