Andrés Estefane - Cuando íbamos a ser libres

Здесь есть возможность читать онлайн «Andrés Estefane - Cuando íbamos a ser libres» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cuando íbamos a ser libres: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cuando íbamos a ser libres»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En Chile «no hay liberalismo, todos son conservadores», afirmaban los editores de un periódico obrero de Iquique a inicios del siglo XX. «No habiendo elecciones, no hay para qué buscar ideas liberales» había dicho otro publicista, en Copiapó, cinco décadas antes.
Aunque la trayectoria de los liberales chilenos resulte opaca y en algunos pasajes hasta superflua, no sucede lo mismo con la historia del problema de las libertades y las reflexiones sobre el liberalismo como promesa de emancipación. Esa historia y dichas reflexiones han sido parte de discusiones sustantivas que desbordan los límites con que usualmente se dibuja el campo liberal. Cuando íbamos a ser libres reúne y contextualiza una serie de documentos escritos en Chile entre 1811 y 1933 que da cuenta de los proteicos usos de la libertad como concepto político-filosófico y del liberalismo como corriente político-ideológica. Se trata de una compilación que visibiliza autorías y asuntos generalmente desestimados en las reconstrucciones canónicas, y ese criterio permite demostrar que la defensa de las libertades no ha sido patrimonio exclusivo del liberalismo y que esta corriente tiene una historia más disputada de lo que se sostiene.
Mirando de reojo el presente, Cuando íbamos a ser libres reinstala preguntas ineludibles para sociedades que vuelven a pensar sus libertades mientras la intervención gubernamental se expande al amparo de las crisis en curso.

Cuando íbamos a ser libres — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cuando íbamos a ser libres», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Los defectos de los gobiernos consisten en general en que la constitución no conviene al carácter y costumbres del pueblo, o a la situación del país; o bien, en que la misma constitución ocasiona conmociones intestinas o la guerra exterior. Es también vicioso un sistema cuando las leyes hacen tarda y difícil la expedición de los negocios públicos, o en fin, cuando encierran máximas y principios directamente contrarios a la buena e ilustrada política.

De lo expuesto se colige que la formación de una constitución es la obra maestra de los grandes genios; que exige una filosofía profunda, una consumada prudencia, y vastos conocimientos de la historia.

La triste experiencia de los defectos y males de los gobiernos simples indujeron a los hombres a imaginar aquellas formas de gobierno, que llamaron mixtas, en que se han adoptado las ventajas de las simples, poniendo un sumo estudio en evitar sus defectos; en que se han dividido los poderes y funciones de la soberanía; se han puesto trabas a la autoridad; y en fin, presentan reunida la imagen de la monarquía, la aristocracia y la democracia. Los últimos siglos pueden gloriarse con dos grandes y magníficos inventos en política y legislación, el uno es de la Europa y el otro de la América; ambos establecen la libertad sobre las bases de un sistema acomodado a la situación geográfica, a las costumbres y carácter nacional. El uno es el de la Gran Bretaña, el otro el de los Estados Unidos. Estos dos grandes pueblos llegaron a su actual prosperidad después de dilatados infortunios, oscilaciones y combates. La tiranía condujo la libertad a la gran isla, que ha sabido reírse del furor de las olas del océano, y de la rabia impotente de sus opresores. Un estado colonial precedió a la soberanía, libertad y dicha de los Estados Unidos. El asilo de la libertad fue profanado por el despotismo; y una guerra de once años, coronada por la victoria, ilustrada por acciones magnánimas e inmortales, adquirió a aquellos patriotas la dignidad de hombres libres. En la América se vio por primera vez al hombre en el libre ejercicio de sus derechos, eligiendo la forma de gobierno bajo la cual quería vivir. La razón y la libertad concurrieron a formar aquella constitución admirable que hace honor a la filosofía, y de que daremos una breve idea.

Todos saben que los amigos de la libertad poblaron las colonias inglesas cuya confederación ha formado aquella república poderosa. Hombres escapados de la persecución e intolerancia prefirieron los peligros e incomodidades de los desiertos americanos a la esclavitud moral de la Europa. Sus hijos herederos de sus sentimientos, principios y carácter, cuando se hallaron en la precisión de separarse de la madre patria y crear estados independientes, delegaron la soberanía del pueblo a sus representantes bajo las restricciones especificadas en su código constitucional. No admitieron distinción de rango, ni privilegios exclusivos; y fijaron para siempre la libertad, seguridad y dignidad popular en su célebre declaración de derechos. El Congreso está revestido del poder de arreglar el comercio, declarar la guerra, hacer la paz, imponer contribuciones, etc. El Poder Legislativo reside en el Senado y Cámara de Diputados; el Poder Ejecutivo en el Presidente; el Judicial en las cortes o tribunales de justicia, independientes de los dos primeros. Los diputados se eligen por el pueblo cada dos años a razón de uno por cada treinta mil; los senadores se eligen por el Poder Legislativo de cada Estado a razón de dos por cada Estado; sus oficios duran seis años.

El Presidente y vicepresidente se eligen por electores nombrados por el pueblo para este caso especial; duran sus empleos cuatro años. Todos pueden ser reelectos. Los empleados civiles y militares son nombrados por el Presidente. Este magistrado representa a los Estados Unidos, y majestad del pueblo en todas sus relaciones con las potencias extranjeras. No goza de tratamiento especial, y él, lo mismo que todos los funcionarios públicos, pueden ser acusados, juzgados y sentenciados por traición, cohecho y otros altos crímenes.

La forma de gobierno de cada Estado es la misma que la del gobierno central: retiene todos los poderes de una soberanía independiente que no estén cedidos expresamente al gobierno central; pero este dirime las diferencias que pudiesen nacer en algún tiempo entre los estados. La forma de esta república federativa, compuesta, y al mismo tiempo una e indivisible, y que presenta un orden nuevo en las relaciones políticas de los estados, es digna de estudiarse en su misma constitución.

El gobierno británico es un medio entre la monarquía, que se encamina a la arbitrariedad, la democracia, que termina en la anarquía, y la aristocracia, que es el más inmoral de los gobiernos, y el más incompatible con la felicidad pública. Es pues un gobierno mixto en que estos tres sistemas se templan, se observan, se reprimen. Su acción y reacción establecen un equilibrio de que nace la libertad. El Poder Ejecutivo reside en el monarca; el Legislativo en la nación. Si la muchedumbre ejerciese por sí esta alta prerrogativa, tal vez se originaran convulsiones y medidas imprudentes; para evitarlo, el pueblo habla, reflexiona, discute, delibera por medio de sus representantes, elegidos por él mismo. Pudiera resultar una lucha continua entre el rey y el pueblo, nacida de la división de los poderes; para obviar este otro obstáculo, se ha sostenido un cuerpo intermediario, que debe temer la pérdida de su gloria y privilegios si el gobierno degenera en puramente monárquico o democrático; este cuerpo es la alta nobleza, que uniéndose a la parte más débil, conserva el equilibrio. La porción de la autoridad legislativa, que recobró el pueblo, le está asegurada por la facultad exclusiva de imponerse las contribuciones. El rey expone a la Cámara de los Comunes las necesidades extraordinarias del Estado; la Cámara ordena lo que juzga más conveniente al interés nacional, y después de reglar los impuestos, se hace dar cuenta de su inversión. En fin, el gran garante de la libertad británica es la indefinida libertad de la imprenta: ella es la que hace públicas todas las acciones de los depositarios de la autoridad. La opresión del hombre más oscuro se hace una causa común, y los ministros del rey son la víctima del resentimiento público. Por su medio se han rectificado las sentencias de los jueces. En Inglaterra se hacen al descubierto todas las operaciones del gobierno. Los negocios más importantes se tratan públicamente en el Senado de la nación, sin que esta conducta haya jamás perjudicado a sus intereses. Parece que no solo los ciudadanos, sino que todo el universo fuese admitido a las deliberaciones.

De este modo el pueblo toma un interés profundo en los asuntos del Estado; la guerra, la paz, las expediciones, los proyectos se hacen una causa pública. De este modo, la gran isla que ha sabido contrabalancear en medio del océano toda la fuerza y gravedad del continente, parece decir a sus gabinetes misteriosos: “yo no temo a toda la Europa”. De este modo el gobierno parece decir a todos los ciudadanos: juzgadnos, ved si somos fieles depositarios de vuestros intereses, de vuestra gloria y prosperidad.

¿QUÉ FUERA DE LAS COSAS HUMANAS SI DE CUANDO EN CUANDO NO SE CONMOVIESEN?

La crítica a los legados del colonialismo fue un recurso de enorme resonancia en la paleta temática del período independentista, sobre todo entre quienes pujaban por radicalizar el discurso en medio de un escenario todavía incierto. Citando a John Milton, figura referencial para el imaginario de las libertades civiles, Camilo Henríquez acude aquí a la imagen de la dominación colonial —y al de la independencia como superación de la infancia—, no tanto para aunar voluntades frente al enemigo externo, sino más bien para fustigar a quienes mostraban sospechas frente a la viabilidad de avanzar a formas más atrevidas de autonomismo. La libertad es presentada aquí como forma de reparación de un pasado ignominioso, y aparece también en su sentido más convencional, como lo opuesto a una esclavitud que no se podía seguir tolerando.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cuando íbamos a ser libres»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cuando íbamos a ser libres» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Cuando íbamos a ser libres»

Обсуждение, отзывы о книге «Cuando íbamos a ser libres» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x