1 ...6 7 8 10 11 12 ...24 c) Mercantilización implica la creación de un bien económico a través de la aplicación de mecanismos dirigidos a la apropiación y estandarización de una clase de bienes y servicios que permitan a estos bienes y servicios ser vendidos a un precio determinado a través de los intercambios de mercado. Esto implica cambios en las instituciones que rigen el manejo de recursos, una condición necesaria pero insuficiente para la comercialización (Castree, 2011: 37; Bakker, 2005: 545).
d) Desregulación o retirada del Estado como propietario o administrador de bienes y servicios biofísicos que tiene lugar bajo dos argumentos fundamentales. El primero tiene que ver con el supuesto fracaso de su capacidad, ya sea por razones financieras o administrativas, de proveer esos bienes y servicios a precios y estándares aceptables para la sociedad. El segundo se refiere a la persistente creencia de que bienes y servicios de mayor efectividad del costo y mejor calidad pueden ser provistos por la empresa privada operando en un mercado competitivo. En general, el fenómeno de desregulación tiende a ser visto como un proceso de debilitamiento del Estado en el marco del contexto de la globalización; de ahí la difundida percepción de equiparar neoliberalismo, globalización y reducción del Estado. Sin embargo, la globalización económica no implica la «muerte» del Estado nacional. Ahora se reconoce ampliamente que los estados nacionales, lejos de debilitarse en la insignificancia, permanecen como importantes actores de los procesos de neoliberalización y globalización; que ellos son actores de estos procesos y que los logros alcanzados a lo largo de este proceso han implicado la reestructuración y reorganización de las capacidades del Estado antes que su erosión y destrucción (Peck, 2004: 394). Por consiguiente, contrario a su autorrepresentación discursiva, el neoliberalismo no puede ser reducido a un simple proceso de sustitución del Estado por los mercados ya que, en la práctica, los mercados ya sean privatizados o desregulados, requieren ser gestionados y monitoreados (a menudo por una nueva estirpe de tecnócratas) y, lo que es más importante, los mercados nunca han ocurrido ni ocurren de manera espontánea y autorregulable (Polanyi, 2001 [1944]). La contracción del Estado no se aplica al Estado en general, sino a instituciones específicas que caracterizan varias formas de los Estados (socialistas, desarrollistas, socialdemocracias). No se trata de una condición genérica de más mercado menos Estado, sino la aparición de nuevas formas cualitativas en las relaciones Estado-mercado; en otras palabras, de un proceso de rerregulación del papel del Estado (Peck, 2004).
e) Rerregulación significa, entonces, que las instituciones de gobierno que operan de una manera neoliberal tratan de hacer una realidad, cuando es posible, la privatización, la mercantilización y la comercialización de la naturaleza. A lo largo de sus etapas iniciales, durante la década de los ochenta, la ideología neoliberal dio por sentado que la operación espontánea de las fuerzas del mercado era suficiente para cubrir las necesidades de regulación a medida que el gobierno se retraía. Ya en la década de los noventa quedó claro que las fallas cuasi sistémicas en áreas como transportes, alimentación, medio ambiente, y aun en los mercados de trabajo y financiero, requerían respuestas más allá del estrecho repertorio de las recetas neoliberales convencionales. Estas nuevas respuestas incluyeron, entre otras, la apropiación selectiva de la idea de «comunidad» y el uso de métricas fuera del mercado, la incursión del discurso y técnicas de capital social, la irrupción de la idea de gobernanza y partenariado y nuevos arreglos institucionales y reglamentarios para la protección ambiental. Por supuesto que estos cambios no se han reproducido de manera homogénea en los diferentes espacios. Estos han sido asociados con la intensificación de los mercados de desarrollo desigual que ha ido creando desafíos y oportunidades para el proyecto neoliberal (Peck y Tickell, 2002: 392).
En el caso de las estrategias de conservación de la naturaleza promovidas por el neoliberalismo, la rerregulación implica la utilización del Estado para transformar bienes no comerciales en mercancías intercambiables en el mercado (Igoe y Brockington, 2007). Esto es alcanzado mediante la privatización, la territorialización o demarcación de territorios con el propósito de controlar pueblos y recursos y facilitar su manejo y explotación (minería, petróleo) o, por el contrario, mediante el reconocimiento de los derechos de propiedad a las poblaciones rurales para permitirles la entrada en negocios y joint-ventures ligadas al suministro de servicios ambientales (CO2, ecoturismo, bioprospección) o también, mediante la renta, concesión o transferencia de control de territorios controlados por el Estado a empresas o instituciones internacionales (Fideicomiso Yasuní-ITT)[2]. En este último caso, los procesos de re-regulación y territorialización son generalmente motivados por presiones de la financiación multilateral en nombre de las sinergias (aparentes) entre conservación y sostenibilidad, por una parte, y crecimiento económico acelerado por las inversiones alrededor de esas áreas. De esta manera, a través de la territorialización, los Estados neoliberales cumplen los imperativos de la financiación multilateral hacia la mercantilización de sus recursos (Igoe, Neves y Brockington, 2011).
Se llega a una conclusión, que en principio aparece como paradójica: el mercado es al mismo tiempo creado y regulado por el Estado. Entonces, la neoliberalización no consiste en el retiro del Estado, sino que este cambia su papel para asegurar activamente el funcionamiento de los mercados ahí donde estos pueden zozobrar. Se trata, en definitiva, de un proceso dialéctico de desregulación-rerregulación asociado con nuevas economías de la circulación y acumulación del capital (Bridge y Jonas, 2002: 760).
Una última característica del neoliberalismo tiene que ver con el uso de aproximaciones de mercado en el sector gubernamental. La utilización de parámetros de evaluación de mercado en las actividades remanentes del Estado es un mecanismo para garantizar su eficiencia. Eficiencia, según la ideología neoliberal, significa que la provisión de bienes y servicios a la sociedad o la capacidad reguladora de las instituciones del Estado deben operar como si se tratara de empresas privadas operando en un entorno competitivo. En el caso de que, por razones prácticas, una competencia artificial no pueda ser creada entre las instituciones del Estado, otros parámetros pueden ser usados como normas sobre la recuperación de costos, presupuestos equilibrados y altos estándares en la provisión de servicios. El Estado ideal, entonces, es aquel que piensa en términos de efectividad del costo, tasas de retorno, análisis FODA, marco lógico, árbol de problemas y otros métodos legítimamente aplicados por la empresa privada pero muy cuestionables en su aplicación a complejos problemas sociales y ambientales (Dávalos, 2011: 162).
Neoliberalismo o neoliberalización
El neoliberalismo ha sido promovido y auspiciado por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio y, por lo tanto, tiene una dimensión global real. Sin embargo, no se trata de un modelo único. Las dimensiones señaladas en la sección anterior representan el «modelo neoliberal». Este modelo no puede ser confundido con la realidad que el modelo trata de representar o describir (Castree, 2010: 1729). El término describe fenómenos dinámicos y complejos que por su naturaleza no son fijos, bien delimitados y estables. Por lo tanto, el neoliberalismo no existe como tal en ninguna parte. El modelo, por definición, no se realiza como tal en una forma pura en el mundo real o, en otras palabras, no se realiza de manera uniforme y homogénea a través del tiempo y el espacio geográfico (Peck, 2004). Es necesario reconocer «las diferentes variantes del neoliberalismo, la naturaleza híbrida de sus políticas y programas y los múltiples y contradictorios aspectos de los espacios, técnicas y sujetos neoliberales» (Larner, 2003: 509). El neoliberalismo migra de un sitio a otro, interactúa con diferentes realidades que analíticamente no pueden ser reducidas a casos de una condición global uniforme (Barnett, 2010; Larner, 2003; Peck y Tickell, 2002). La idea del neoliberalismo como un modelo único global significa que cualquier esfuerzo de resistencia a las políticas neoliberales sería marginal y estaría condenado al fracaso. La realidad es más compleja y la crítica teórica y empírica debe enfocarse a desenredar esta complejidad, explorar sus consecuencias para la comprensión y acción (Castree, 2010).
Читать дальше