Porque, dicen, tú conoce a todos; pero que nadie te conozca. Por ese motivo los que son así están preparados para toda clase de negaciones, más aún ni siquiera pueden sufrir a causa del Nombre, porque son semejantes a los eones. Pocos hombres son capaces de un conocimiento semejante; habrá uno entre mil y dos entre diez mil. Dicen que los judíos han dejado de existir y que los cristianos no existen todavía.
Sus misterios no deben ser divulgados en absoluto, sino mantenidos en secreto por medio del silencio.
7. Determinan la posición de los 365 cielos, de la misma manera que los astrólogos; tomando los principios de esos astrólogos los adaptan al carácter propio de su doctrina. Su jefe es Abraxas, y por eso tienen en sí el número 365.
25
Carpócrates y el menosprecio de los principados
1. Según Carpócrates 49 y sus discípulos, el mundo junto con lo que contiene ha sido hecho por los ángeles, muy inferiores al Padre ingénito. Jesús nació de José; siendo semejante a los demás hombres, sin embargo fue superior a todos en cuanto al alma, que, siendo fuerte y pura, conservaba el recuerdo de lo que había visto en la esfera del ingénito Padre; por eso le fue enviada por el Padre una fuerza, para que pudiera escapar de los autores del mundo; y, después de atravesar todos sus dominios y quedarse liberada en todos ellos, subiera hasta el Padre. Esto mismo valdría también de igual modo para las almas que abrazaran unas disposiciones semejantes a las suyas. El alma de Jesús, según ellos, educada en las costumbres judías, ha menospreciado a esos autores; por eso ha recibido unas fuerzas gracias a las cuales ha destruido las pasiones, que se encuentran en los hombres como castigo.
2. Por lo tanto, según ellos, el alma que, a semejanza de la de Jesús, es capaz de menospreciar a los principados, autores del mundo, recibe igualmente una fuerza que le permite realizar las mismas acciones. Así han llegado a tal grado de enaltecimiento, que algunos de ellos dicen ser iguales a Jesús, en tanto que otros se declaran incluso más poderosos que él; y otros se creen superiores a sus discípulos, como Pedro y Pablo y demás apóstoles, a quienes no consideran en nada inferiores a Jesús. Porque, proviniendo sus almas de la misma esfera, y, por tal motivo, menospreciando igualmente a los autores del mundo, han sido recompensados con la misma fuerza y regresan de nuevo al mismo lugar. Y, si alguno llega a menospreciar las cosas de aquí abajo más que Jesús, puede ser superior a él.
3. Ellos también recurren a las prácticas mágicas, a los sortilegios, a los filtros amatorios, a los hechizos, a los demonios familiares y a los que envían sueños, y a otras abominaciones, diciendo que tienen poder para dominar no sólo a las potestades y autores del mundo, sino también todas las cosas que hay en él.
También estas personas han sido enviadas por Satanás a los gentiles para la detracción del venerable nombre de la Iglesia, a fin de que los hombres, al oír de una y otra manera hablar de las cosas que son propias de ellos, imaginándose que nosotros somos iguales a ellos, aparten sus oídos de la predicación de la verdad, o que, viendo igualmente su conducta, nos envuelvan a todos en la misma difamación. Siendo así que nosotros no tenemos nada de común con ellos, ni en la doctrina, ni en las costumbres, ni en la vida cotidiana. En cambio estas personas, que viven en el libertinaje y profesan unas doctrinas malvadas se sirven del Nombre como de un velo, con que encubren su maldad (1ª P. 2:6). “Su condenación es justa” (Ro. 3:8), y recibirán de Dios el salario adecuado a sus obras.
Transmigración de las almas
4. Han llegado a tal grado de aberración que afirman poder cometer libremente toda clase de maldades y sacrilegios. Dicen que el bien y el mal no revelan más que opiniones humanas. Y deberán las almas en todo caso, mediante su transmigración a cuerpos sucesivos, experimentar todas las maneras posibles de vivir y de obrar a menos que, dándose prisa, realicen de golpe, en una sola venida, todas las obras, que no sólo no nos está permitido decir ni oír, sino que ni siquiera pueden concebirse, ni creer que pueda realizarse nada semejante entre hombres, que viven en las mismas ciudades que nosotros.
Por tanto, según sus escritos, es preciso que sus almas experimenten todas las maneras posibles de vivir, de manera que, al salir del cuerpo no queden reducidas a la nada; dicho de otra manera, deben de obrar de manera que no falte nada a su libertad, con cuya falta se verían obligadas a volver de nuevo a un cuerpo. He aquí por qué, según ellos, ha dicho Jesús esta parábola: “Cuando estés con tu adversario en el camino, procura arreglarte con él, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo” (Lc. 12:58, 59; Mt. 5:25, 26). Dicen que el adversario es uno de los ángeles que están en el mundo, al que llaman el Diablo; éste, según ellos, ha sido hecho para llevar las almas de los difuntos de este mundo al Arconte.
Dicen que este Arconte es el primero de los autores del mundo; él entrega las almas al otro ángel, que es su alguacil, para que las encierre en otros cuerpos, pues, según ellos, el cuerpo es la prisión. En cuanto a la frase: “No saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo”, la interpretan del modo siguiente: Nadie se librará del poder de los ángeles, que han hecho el mundo, sino que cada alma pasará de un cuerpo a otro, hasta que se realicen todas las obras que se hacen en este mundo; cuando no quede ninguna obra por realizar, el alma liberada se elevará a Dios, que está sobre los ángeles, autores del mundo.
Así se salvarán todas las almas, ya sea entregándose de una vez a todas las actividades en cuestión en una sola venida, ya sea pasando de cuerpo en cuerpo y realizando toda clase de actividades deseadas, cualquiera que sea la clase de vida, pagan su deuda y quedan así libres de la necesidad de regresar a un cuerpo.
5. Aunque efectivamente se realicen entre ellos todas estas maldades, todas estas abominaciones, todos estos crímenes, yo jamás creeré en ello. Sea lo que sea, así consta en sus inscripciones y así lo manifiestan ellos, que Jesús comunicó cosas secretas privadamente a sus discípulos y apóstoles, y les ha pedido que también ellos transmitan privadamente a los que consideren dignos y tengan fe.
En efecto la salvación viene por medio de la fe y de la caridad; todo lo demás, como es indiferente, será unas veces bueno otras veces malo, según la opinión de los hombres, porque no hay nada que sea malo por naturaleza.
6. Algunos de ellos marcan a fuego a sus discípulos en la parte posterior del lóbulo de la oreja derecha. Perteneciente a su grupo era una tal Marcelina, que llegó a Roma en la época de Aniceto y fue causa de la perdición de muchos. Ellos se dan el título de gnósticos .
Poseen imágenes, unas pintadas, otras hechas de diversas materias, porque, según ellos, un retrato de Cristo fue hecho por Pilato en el tiempo en que Jesús vivía entre los hombres. Coronan estas imágenes y las exponen juntamente con las de los filósofos profanos, es decir, con las de Pitágoras, Platón, Aristóteles y demás. Y rinden a estas imágenes todos los honores en uso entre los gentiles.
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Cerinto y el nacimiento virginal de Jesús
1. Un tal Cerinto enseñó en Asia la siguiente doctrina: El mundo no ha sido creado por el primer Dios, sino por un Poder separado considerablemente del Poder Supremo, que está sobre todas las cosas, y desconoce al Dios que está sobre todo.
Jesús no ha nacido de una Virgen, porque esto le parecía imposible, sino que ha sido hijo de José y de María nacido de la misma manera que los demás hombres, y ha aventajado a todos tanto en justicia, como en prudencia y sabiduría. Después del bautismo, Cristo, viniendo de parte del Poder Supremo, que está sobre todas las cosas, ha descendido sobre Jesús en forma de una paloma; es entonces cuando este Cristo ha anunciado al Padre desconocido y ha realizado milagros; después finalmente se ha separado, volando de Jesús. Jesús ha padecido y ha resucitado, en cambio el Cristo ha seguido impasible, porque es espiritual.
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