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Casa St!gma — Pasillo entre habitaciones
—¿Y bien? —pregunta Jiyoung una vez los pasos de Taeyang se alejan por las escaleras.
Hyun levanta la cabeza, dándole a entender que no sabe a qué se refiere con su pregunta.
—¿No vas a decirme que estaba siendo un capullo? —insiste colocándose la camisa en su sitio.
—Si ya te lo dices tú, ¿por qué voy a hacerlo yo? —responde Hyun, que arquea una ceja.
Jiyoung resopla, pero, cuando va a darse la vuelta, Hyun lo agarra del brazo. No dejará que todo pase sin más.
—No, espera, sí que voy a decírtelo: has hecho el capullo con Taeyang. —La voz del chico es firme—. La situación ya es bastante difícil como para que tú lo empeores.
—¿Yo? Solo le digo la verdad, Hyun, porque ninguno de vosotros se atreve para que no se ofenda —se defiende Jiyoung.
Hyun se pasa la lengua por la línea inferior de los dientes. Quiere muchísimo a Jiyoung, es el hermano que nunca tuvo, pero a veces le pegaría una buena bofetada, porque sabe que esa fijación con tomarse a mal todo lo que hace o deja de hacer Taeyang no es más que la proyección de sus propias inseguridades. Hyun se ha cansado de repetirle una y otra vez que las cosas no son tan negras como las ve. Ni que el resto ve a Taeyang tan brillante como parece creer.
Y, sinceramente, ya tienen suficiente encima para aguantar tonterías así.
—Lo que haces es lanzarle cuchilladas y él te las devuelve —dice Hyun—. Dale un respiro, Ji, sabes que no está pasándolo bien.
Utiliza el diminutivo de su nombre a propósito, consciente de que eso siempre lo ablanda, pero en esa ocasión solo lo ve tomar aire.
—No es el único que lo está pasando mal, Hyun, todos estamos igual. Hemos perdido a un buen amigo y lo de Jaehee podría haber sido una desgracia. No es el momento de encerrarnos en nosotros mismos y callarnos información importante —contesta Jiyoung apartando el brazo de su amigo.
Hyun frunce el ceño, no le gusta ni un pelo la dirección que está tomando la conversación. Jiyoung siempre ha sido el enigmático, por eso las canciones que compone para St!gma suelen ser las más metafóricas. Pero a Hyun se le da muy mal desentrañar los misterios que esconden, a él le gustan las cosas claras.
—¿De qué estás hablando? —pregunta sin relajar la arruga que se le forma en la frente.
Los ojos de Jiyoung se deslizan hacia la puerta del dormitorio de Jaehee, una forma de asegurarse de que el chico no está allí, escuchándolos. Sin embargo, para mayor discreción, Jiyoung se acerca a Hyun y le susurra al oído:
—La nota que publicó G. Studios no está completa, D. Sun le escribió a Jaehee.
Hyun se echa hacia atrás para mirar a Jiyoung a los ojos y confirmar que no está mintiendo.
—Nevah me ha dicho que llamó a Taeyang para contárselo y daba por hecho que ya lo sabíamos todos. ¿A ti te ha dicho algo? Porque a mí no.
La acusación va implícita en la mirada de Jiyoung y Hyun no sabe qué responder. Que Tae les haya ocultado algo tan importante no tiene una justificación sencilla, o no una que se le ocurra en ese momento.
—¿Ves? —dice Jiyoung con aire victorioso.
—No, espera. ¿Y si lo que le escribió a Jaehee es sobre lo ocurrido antes del debut? —murmura Hyun.
A Jiyoung le cambia la expresión del rostro, juraría que hasta se pone pálido y no es para menos. Porque, aunque Hyun lo haya dicho a la desesperada, sus palabras no son ningún disparate.
Viernes 7 de septiembre
01:45 a.m.
Habitación de Sulli
Aún no se ha bajado la capucha con alitas de su sudadera de Bright, Sulli tiene cosas mucho más importantes que hacer que pensar en ponerse el pijama. Después de todo lo ocurrido en la despedida de familiares y amigos a D. Sun, debe establecer prioridades.
Ni siquiera ha tenido tiempo de revisar con calma el vídeo promocional de N. E. T. que ha sacado Scarlet Company centrado en Nicky, la líder del grupo. Pero el vistazo que le ha echado mientras volvía a casa basta para saber que el concepto del comeback será el de chicas dulces.
Lo que ha ocupado el tiempo de Sulli son las fotografías que ha sacado a la entrada del Centro Funerario. No ha habido ninguna celebridad que no haya sido capturada por su caprichoso objetivo.
Pocos han sido los que han faltado y Sulli debe confesar que, en varias ocasiones, se ha emocionado. Porque ver aparecer a artistas como Yi Durim, que ha cruzado el Océano Pacífico para poder asistir, demuestra el impacto que tuvo D. Sun no solo en el mundo del k-pop, sino en las personas. Y eso lo es todo para Sulli ahora que está tan triste.
Sobre todo, después de haber visto a St!gma en su primera aparición grupal después del ingreso de Jaehee en el hospital. Sulli revisa las fotos de la entrada, prestando especial atención a aquellas en las que sale el maknae.
Apoya la barbilla en la palma de la mano y se percata de lo fría que está. No tiene claro cuánto tiempo lleva sentada en su escritorio, pero parece que demasiado. Pese a ello, no deja de trabajar. Se le humedecen los ojos al ver la sonrisa que Jaehee trataba de mantener en los labios antes de entrar. Sulli lo encuentra más delgado y pálido que en las últimas fotos que subió Ry semanas atrás, pero seguramente se deba, más bien, a que están preparando el comeback para principios de otoño. Pasa varias en las que Jiyoung parece saber dónde está cada cámara y se pregunta qué le ha hecho al mundo para que tenga que aguantar ese alarde de egocentrismo en su propia galería. Prefiere llegar a las que le ha sacado a Taeyang cuando salían. Debería sentirse mal por pensar en lo guapo que está vestido de negro, porque la ocasión es la que es, aunque no puede evitarlo. Entonces se da cuenta de un detalle en el que no había caído todavía.
—El sombrero.
Sulli da un golpe en la mesa y se acerca tanto que está a punto de llevarse por delante la pantalla. Los ojos se le salen de las cuencas mientras repasa las fotografías para asegurarse. Taeyang no lleva el sombrero al salir y un calor agradable traspasa su pecho cuando lo descubre sobre la cabeza de Jaehee.
Emite un chillido de emoción. No es algo que Sulli esconda en realidad, pero la verdad es que sospecha que entre Tae y Jaehee hay algo más que una bonita amistad. Esa muestra de cariño al prestarle el sombrero, seguro que para protegerlo, es otro de esos detalles que Sulli señala en Behind the Masquerade como prueba de que el Jaeyang —nombre del ship de los dos miembros de St!gma— es más que una fantasía.
Fijarse en ese detalle quizá sea lo mejor que le ha pasado a Sulli ese día. No sabe cómo no se ha percatado antes, si está clarísimo. Aunque, por otro lado, es normal, porque fue justo cuando ocurrió el incidente de la fan que agarró a Jaehee.
Le recorre un escalofrío al recordar cómo la chica cerraba los dedos en la chaqueta de él y la expresión de horror de Jaehee. Siente una rabia indescriptible, pero esta se esfuma enseguida al llegar a la última foto de la galería. El líder de St!gma le devuelve la mirada desde la pantalla, pero ahora no muestra ese aire de superioridad que a Sulli siempre le carga tanto.
Jiyoung tiene los labios ligeramente separados, la línea recta de su nariz separa una mirada plagada de sombras, y el flequillo, con las raíces oscuras más visibles nunca, cae desordenado sobre su frente.
Sulli no se da cuenta de que está aguantando la respiración.
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