Ahora bien, en este panorama del personalismo el pensamiento de Né-doncelle aparece como un conjunto coherente y en algunos puntos, original. Si es verdad que todo el personalismo valora la dignidad de la persona y pone énfasis en las relaciones interpersonales; el personalismo de Nédoncelle se caracteriza por plantearse de lleno el estatuto metafísico del ser personal. Esa reflexión lo condujo por varios caminos, entre ellos el de la filosofía del amor. Se puede entonces decir que el pensamiento de Nédoncelle obligó a otros pensadores, algunos de mayor fama, a tener que abordar conceptos más complejos de los que antes se habían planteado.
En este capítulo quiero exponer en sus rasgos generales la filosofía personalista de Maurice Nédoncelle. Se trata de captar que, si bien su filosofía no pretende ser un sistema,14 para nada carece de coherencia. Sobre las huellas de Maurice Blondel, monseñor Nédoncelle abordó el problema del conocimiento para mostrar que analiza la realidad siguiendo un método, al que llama “realismo superior”.
Más adelante se hablará con mayor detalle sobre este realismo superior, pero ahora conviene detenerse en explicar cómo, para Nédoncelle, era preciso evitar dos polarizaciones en el análisis de la realidad. Una era la fenomenología y la otra la metafísica.
1.2.1. Fenomenología y metafísica
Nédoncelle conocía la fenomenología desarrollada por Edmund Husserl (1859-1938), pero no se identificó con ella. En el remoto 1932 Nédoncelle afirmaba que Husserl se había quedado donde se había quedado Descartes.15 Como se dijo, Nédoncelle estaba insatisfecho con el planteamiento cartesiano, luego se entiende que también lo estuviera con el de Husserl. Conociendo las reservas de los críticos sobre el carácter inconcluso de la obra de Husserl, Nédoncelle consideró que se podía objetar a Husserl su modo de hacer aparecer al otro, al apelar a un sujeto trascendental.16 Con todo Nédoncelle usó el término “fenomenología” aplicándolo a su propio método, aun y cuando no fuera la fenomenología en boga. A decir verdad, en la primera mitad del siglo xx, tras Husserl aparecieron muchas corrientes de pensamiento que se atribuían la etiqueta de fenomenología, al grado que las diferencias entre las mismas podían ser mayores que los rasgos comunes.17 De entrada, Nédoncelle se desmarcó de Husserl en la fenomenología tanto como de Kant en la metafísica. “Todos saben que hay muchas maneras de definir la fenomenología y la metafísica. Y todo el problema viene de que el sistema kantiano para la metafísica y el de Husserl para la fenomenología son considerados modelos intocables y que ejercen una especie de terrorismo intelectual”.18
Nédoncelle por tanto se desmarca de una fenomenología que pretende “operar una reducción eidética que se conseguiría al descubrir esencias intemporales, perfectas, formales y acósmicas”.19 De esta forma critica aquella posición que reserva para la fenomenología el conocimiento de un sujeto y objeto totalmente irracionales, mientras que confina a la razón pura y la objetividad absolutas al reino de la metafísica. No dejaba de sorprenderle, comentaba Jean Pucelle, la disociación entre metafísica y fenomenología operante por aquellos años. El mismo Pucelle se lamentaba de que la “descripción concreta no tuviera la metafísica que merece”.20
Por su parte Nédoncelle aboga por una fenomenología que capta lo real sin necesidad de hacer una suspensión (epojé) absoluta del juicio en todos los sentidos, pues cuando se juzga sobre lo real, la comprensión nunca está totalmente cerrada sobre sí misma, ni desde el punto de vista del sujeto ni del objeto. Por el contrario, lo que hay es una experiencia que es reflexión, un aparecer que no es meramente sensación, ni está encerrada en un circuito hermético de significados. El procedimiento fenomenológico de Nédoncelle es “análisis interior, esclarecimiento ‘reflexivo’ sobre el hecho de conciencia, fenomenología y a la vez interpretación. Su discurso, empero no se agota en describir e interpretar, sino que conduce a los principios según los cuales interpretar, del mismo modo que la reflexión conduce a la fuente del juicio”.21 El conocer hace referencia tanto al objeto conocido como al sujeto que conoce. Justamente la fenomenología de Nédoncelle pretende mantener la presencia del sujeto a lo largo de todo el proceso de conocimiento.22
De ahí que se pueda entender la fenomenología de Nédoncelle como un acercamiento a la persona a partir de las manifestaciones que son captadas por la conciencia del sujeto y a las que se puede llamar “fenómenos”. El pensamiento nedoncelliano procede siempre de análisis fenomenológicos de la conciencia y de sus datos inmediatos, pero para llegar a conclusiones metafísicas sobre la persona.23 Por ello acierta Amadini cuando explica que, respecto al método de Nédoncelle, en general se “pueda hablar de método fenomenológico, siempre y cuando se lo entienda en sentido amplio. Es decir, como una descripción que progresivamente busca alcanzar las raíces del aparecer. Tal es la impostación empleada por Hegel en la Fenomenología del espíritu y que el filósofo debe tener si pretende captar la realidad en su singularidad y complejidad”.24
A este respecto se dirán cosas más adelante en relación con la obra de Steven Pinker, pero ahora conviene notar que Nédoncelle sostiene que el concepto no se elabora automáticamente en una habitación aséptica desligada totalmente del sujeto que piensa. En su obra puede apreciarse un “enlace estrecho entre la intuición de un problema, la experiencia que se tiene de éste y que él describe siempre magistralmente, y las raíces ontológicas que esta experiencia deja transparentar al acto de la reflexión”.25 De igual manera, como se verá enseguida, las ideas de Nédoncelle sobre la fenomenología recogen las inquietudes de Maurice Blondel al respecto, para quien también era necesario elaborar una fenomenología que diera cuenta del ser personal y no se limitase a los objetos.
En todo caso es preciso captar la diferencia, para nada pequeña, entre la fenomenología de Husserl y la de Nédoncelle.26 Para este último la fenomenología de Husserl parte y se detiene en el objeto, dejando fuera al sujeto, de donde resulta una fenomenología incompleta. Dicho más extensamente, al criticar la postura de Husserl, Nédoncelle está objetando que el “razonamiento por analogía no nos permite conocer la existencia personal del otro, ya que este tipo de razonamiento se fundamenta únicamente en una lógica de asociación”.27 De ahí que en Nédoncelle tenemos una fenomenología concebida como un acercamiento a la realidad habido en la experiencia del propio yo tal como aparece a la conciencia. Así vista la fenomenología es una descripción del ser personal a un primer nivel, esto es, al nivel de la apariencia concreta y singular. A la vez esta descripción se abre al dato superior que es el ente, revelando así al yo como ente. Se puede decir entonces que en Nédoncelle la fenomenología es un método de acceso al ser, pero al ser que él considera paradigmático, es decir, el ser personal.
A semejante concepción de la fenomenología Carlos Díaz le ha objetado que al estar tan lejos de la tradición hegeliana, ensancha tanto “la manga de las realidades no éticas” que “todo resulta posible”; de donde hubiera sido mejor para Nédoncelle no presentar su filosofía como fenomenología, sino más bien como “una visión del mundo amplia y discutible, pero pensada y sólida”.28 Más aún Díaz arguye que se debería rechazar la caracterización de “fenomenológica” para la filosofía de Nédoncelle porque en general “el personalismo no es filosofía fenomenológica estricta”.29 A lo cual añade que “hasta el presente siglo xx apenas ha habido ninguna filosofía rigurosa [sic]. O tal vez, lo que es ya más discutible, que la filosofía no podrá ser nunca rigurosa”.30
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