María Cecilia Pérez Llana - Mujeres de mi historia

Здесь есть возможность читать онлайн «María Cecilia Pérez Llana - Mujeres de mi historia» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Mujeres de mi historia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Mujeres de mi historia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En Argovia, cantón de la Suiza pre industrial de 1855, los campesinos tenían pocas posibilidades de revertir su pobreza. María Rey se entera por casualidad que la Confederación Argentina entrega tierras a aquellos agricultores europeos dispuestos a trabajarla. Meses después, ella y sus hermanos se embarcan en la gran hazaña de cruzar un océano y establecerse en Santa Fe. Las dificultades económicas de esa provincia, sumadas al conflicto latente con el Estado de Buenos Aires, impiden que se cumplan las condiciones del contrato firmado con María y los demás colonos.
En tanto, en Salsomagiore Italia, las rivalidades entre familias de comarcas vecinas y algunas amenazas de muerte, empujan a la aristocrática familia de Paulina Nicolini a emigrar y establecerse en la ciudad de Santa Fe. Allí reconstruirán a imagen y semejanza de su versión italiana, no solo la Joyería Nicolini, sino también las intrigas y las inequidades familiares que dejaron en Parma.
En la España de 1910, la pobreza y la desesperación del matrimonio Llana los llevan a usar sus pocos ahorros en un pasaje en tercera clase para mandar a su hija Aurora, de 10 años, a esa Argentina prometedora y rica.
El devenir cotidiano de estas mujeres inmigrantes y sus hijas se entreteje con las circunstancias políticas del país y entre ellas, unidas por lazos de fraternidad, crecerá el compromiso con la nación que las recibió.

Mujeres de mi historia — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Mujeres de mi historia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

María y Johannes comenzaron a pasar más tiempo juntos, a contarse cosas. Ella quería saber por qué él viajaba con la familia de su tía; si sus padres vivían, si tenía hermanos; por qué emigraba. A lo largo de las conversaciones Johannes le fue contando que su familia era de Maguncia, que su padre y su madre eran sastres y que la reforma agraria los había dejado a merced de los señores feudales; que fueron expulsados de sus tierras y que les era imposible pagarles a los nuevos dueños la renta en moneda metálica o con un trabajo cada vez más excesivo. La familia Schnell había terminado cediendo las parcelas porque ni con el trabajo de toda la familia lograban pagar la renta. Mientras eran despojados de esas tierras comunes y la agricultura iba perdiendo protagonismo en la naciente burguesía industrial de los estados alemanes, les llegó la noticia del contrato de Castellanos para ser dueños de la tierra en el otro confín del mundo. La misma historia, la misma desesperación.

El calor se volvía sofocante y el nuevo color del agua, antes azul y ahora marrón amarillento, les mostró que estaban a pocos días de llegar.

El 20 de enero de 1856 divisaron tierra. María se abrazó con sus hermanos y lloraron de la emoción, de la alegría de haber sobrevivido, de dejar atrás las semanas de incertidumbre en alta mar. Atrás también quedaba esa tormenta que había terminado con el embarazo de Catherine y con ese otro bebé tan chiquito. Pero de ese viaje también había nacido algo bueno: cercanía, cotidianidad y amor entre dos jóvenes migrantes.

Los botes de mercaderes, pequeños almacenes ambulantes, se acercaron al Kyle Bristol para ofrecer cigarros, tabaco, carne fresca y frutas a quienes hacía más de sesenta días que no comían casi nada. Aceptaban francos, marcos alemanes, pesos bolivianos, pesos moneda corriente. Como el Río de la Plata era de bajo calado, tuvieron que anclar a un kilómetro del muelle para que los trasladaran a la costa en carretas. La adrenalina por el descenso los tenía impacientes desde hacía más de un día, pero si algo habían aprendido en el mar eterno era a esperar.

Tal y como les adelantaron en Dunquerque en el Puerto de Buenos Aires los - фото 5

Tal y como les adelantaron en Dunquerque, en el Puerto de Buenos Aires los esperaba el Señor Iturraspe para su trasbordo al vapor Asunción, que hacía poco había arribado a la Confederación procedente de Inglaterra. Sería la primera vez que ese vapor navegaría el Paraná. Urquiza lo había comprado especialmente para el traslado de los inmigrantes.

El Asunción estaba anclado en la isla Martín García para su navegación de unos cinco días hacia la Provincia de Santa Fe. Parecía increíble que ese viaje que había comenzado en Argovia casi noventa días atrás estuviera llegando a su fin. Sentían que habían vivido diez vidas. Cada grupo debía mantenerse unido para realizar los trámites de inmigración, así que tanto María como Johannes permanecieron con sus familias. Debían contestar preguntas sobre sus profesiones, nivel de educación, procedencia, estructura familiar, destino, motivo de llegada, nivel de alfabetismo. Tenían que estar atentos a lo que escribía el empleado de Migraciones, porque al no hablar el idioma local, a varios pasajeros les habían cambiado el nombre, el apellido, la edad, o el país de origen.

En el estado de Buenos Aires estuvieron pocos días. Los colonos notaron que eran un “botín codiciado”. Venían distintos hombres de negocios a ofrecerles tierras en distintos lugares de la provincia. Algunos querían mejorarles la oferta en relación al contrato que tenían con Castellanos, pero ninguno del grupo desertó. Todo se venía cumpliendo bien. Además, no entendían ni podían hacerse entender bien en caso de algún problema o contratiempo. Mejor permanecer todos juntos en ese lugar tan ajeno, tan desconocido para ellos.

El 29 de enero de 1856 los colonos que habían partido tres meses atrás durante el otoño europeo llegaban al puerto de Santa Fe, exhaustos, con menos kilos, con algunas enfermedades, deshidratados, con mareos permanentes y con una gran emoción contenida. El paraíso prometido aparecía frente a ellos. La tierra anhelada se dejaba sentir. Tantos meses de constante balanceo había afectado su sentido del equilibrio. En cuanto a las mujeres, esos vestidos que llevaban puestos no eran aptos para el clima santafesino que se hizo notar enseguida, y menos aún en los meses del verano. No paraban de transpirar, aunque no se movieran. Las telas pesadas se les pegaban a la piel. Nunca habían experimentado ese calor.

Si alguno de ellos había pensado que del Asunción irían directamente a sus nuevas casas, lejos estaban de entender y de conocer las tensiones internas por las que atravesaba la Confederación Argentina y las carencias económicas de las provincias que la formaban. El estado de Buenos Aires se había declarado independiente y las estrangulaba financieramente. Por otro lado, la Constitución era endeble y el presidente de la Confederación, Justo José de Urquiza, no terminaba de acomodarse en la nueva bisagra nacional, que comenzaba a abrazar las ideas de progreso asociadas al libre comercio. Nada de eso publicaban las circulares que promovían en Europa la emigración hacia las tierras de espigas doradas. Pero sí sabían que la Confederación Argentina no incluía al estado más rico con salida al mar y que los inmigrantes necesitaban pasaportes para el reembarque. De todo eso se había ocupado Iturraspe.

Con viento a favor habían llegado rápido a Santa Fe, pero ese viaje de tres días fue casi tan traumático como el del Atlántico. Al caer la noche, a la altura de San Nicolás una fuerte sudestada puso al barco a merced de un remolino infernal. El río creció tan rápido que no llegaron a prepararse. Se bambolearon de un lado o al otro y la tragedia fue inevitable: los dos hijos de uno de los matrimonios cayeron al río, la correntada los arrastró y no los volvieron a ver. Todo sucedió en cuestión de minutos, segundos. La madre gritaba desencajada; el padre se tiró al río sin pensarlo y ella lo siguió. El capitán, desesperado, tiró el ancla, buscó los botes salvavidas, los bajó lo más rápido que pudo y parte de la tripulación del navío partió a tratar de rescatarlos. Encontraron a los padres casi inconscientes. Una rama los había detenido y unas piedras que entraban al río desde la orilla actuaron de barrera. Pero los niños no tuvieron esa suerte. La fuerza del Paraná los arrastró y los chupó. Esa noche la embarcación quedó detenida en el puerto de San Nicolás para darle a los niños una sepultura simbólica. ¡Cuántas penurias, cuántas desgracias! ¡Haber resistido tremenda tormenta de mar, ese viaje interminable, el hambre permanente, el hacinamiento, la mugre y el desarraigo para terminar ahogados en un río interior! El sacerdote del pueblo les dio el responso, aunque ninguno entendió nada. Los padres estaban devastados. Las sobrinas de Johannes también, ya que habían sido sus amigos de viaje.

La muerte de los niños cambió el estado anímico del grupo. Se turnaban para acompañar a la madre huérfana, que lloraba y gritaba que hubiera preferido ahogarse junto a sus hijos. La mamá del bebé que había muerto en la tormenta de la anterior travesía la contuvo y la cuidó hasta ya instalados en la Colonia.

—¡Llegaron los colonos europeos! —se escuchaba a viva voz a lo largo de toda la ciudad de Santa Fe. El contrato firmado entre la provincia y Castellanos unos años atrás era todo un hito para un pueblo que quería prosperar y explotar las grandes extensiones de tierra. La gente se fue agolpando en la dársena del puerto para darles la bienvenida. Algunos aprendieron palabras en alemán, otros en francés. Se escuchaban toscos “ Willkommen ” y “ Bienvenue a votre nouveau pays ”. Los más sencillos simplemente levantaban los brazos y saludaban al barco. La tristeza que traían los colonos dio paso a una cierta alegría por haber llegado a destino. Al fin, un nuevo comienzo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Mujeres de mi historia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Mujeres de mi historia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Mujeres de mi historia»

Обсуждение, отзывы о книге «Mujeres de mi historia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x