San Pacomio - Pacomio y sus discípulos

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Esta antología, luego de una breve introducción, reúne dos obras atribuidas a san Pacomio: las Reglas y una Catequesis; a continuación, el relato de una de las Vidas, la así llamada Primera Vida Griega; a la que se añade un Complemento de la misma; para concluir con dos textos pertenecientes al ámbito de los discípulos del fundador: el Testamento de Orsisio, segundo sucesor de Pacomio; y la Carta de un obispo, que nos ha transmitido las noticias que recogió sobre la vida de san Teodoro, durante el tiempo en que vivió en uno de los monasterios de la Congregación pacomiana.

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4. Recibe asimismo el ejemplo de la humildad de Jacob, su obediencia, su perseverancia, hasta convertirse en luz que ve al Padre del universo; fue llamado Israel74.

5. Recibe aquel ejemplo de la sabiduría de José y su sumisión. Lucha en la castidad y en el servicio hasta reinar75.

6. Hijo mío, imita la vida de los santos76 y practica sus virtudes. Despierta, no seas negligente, incita a tus conciudadanos, de los cuales te has constituido el garante (Pr 6,3)77, levántate de entre los muertos; y Cristo te iluminará (Ef 5,14), y la gracia se infundirá dentro de ti78.

7. La paciencia, en efecto, te revela todas las gracias. Los santos fueron pacientes y consiguieron las promesas79. El orgullo de los santos es la paciencia. Sé paciente para ser contado en las filas de los santos, confiando que recibirás una corona incorruptible80.

8. ¿Un mal pensamiento? Sopórtalo con paciencia, hasta que Dios te dé la calma. ¿El ayuno? Persevera con firmeza. ¿La oración? Sin descanso81, en tu habitación entre tú y Dios82. Un solo corazón con tu hermano; la virginidad en todos los miembros, virginidad en tus pensamientos, pureza de cuerpo y pureza de corazón; la cabeza inclinada y el corazón humilde, bondad en el momento de la cólera.

9. Si un pensamiento te oprime, no te desalientes sopórtalo con valor diciendo: Todos me rodearon, pero yo en el nombre del Señor los rechacé (Sal 117 [118],11)83. De improviso te llega el auxilio de Dios, los alejas de ti, Dios te protege y la gloria divina camina contigo, porque el coraje camina con el que es humilde y tú serás saciado como lo desea tu alma (Is 58,11). Los caminos de Dios son la humildad de corazón y la bondad. Pues está escrito: ¿A quién cuidaré sino al humilde y al pacífico? (Is 66,2)84. Si caminas por las sendas del Señor, Él te custodiará85, te dará fuerza, te colmará de ciencia y de sabiduría86, pensará en ti en todo tiempo87, te liberará del diablo y en tu muerte te dará la gracia en su paz88.

10. Hijo mío, te ruego: vigila, sé sobrio89, para conocer a aquellos que tienden trampas contra ti. El espíritu de la maldad y el de incredulidad suelen caminar juntos90; el espíritu de la mentira y del fraude caminan juntos; el espíritu de la avaricia, el de la codicia y el del perjurio, aquel de la deshonestidad y el de la envidia caminan juntos; el espíritu de la vanagloria y el de la glotonería caminan juntos; el espíritu de la fornicación y el de la impureza caminan juntos; el espíritu de la enemistad y el de la tristeza caminan juntos. ¡Desgraciada la pobre alma en la que habiten (estos vicios) y la dominen! A esa alma, la apartan de Dios, porque ella está en su poder, va de aquí para allí hasta que cae en el abismo del infierno.

11. Hijo mío, obedéceme, no seas negligente, no concedas el sueño a tus ojos, ni reposo a tus párpados, para que puedas escapar de las trampas como una gacela (Pr 6,4-5). Hijo mío, muchas veces, desde mi juventud, cuando estaba en el desierto91, todos los espíritus me han molestado, me afligían a tal punto que mi corazón se deprimía, al extremo de pensar que no podía resistir las amenazas del dragón. Me atormentaba de todas las formas. Si yo progresaba, excitaba contra mí a (sus espíritus) que me hacían la guerra; si me retiraba, me afligía con su insolencia; muchas veces mi corazón se turbó, iba de un lado a otro y no encontraba quietud. Si, en cambio, huía cerca de Dios derramando lágrimas con humildad, con ayunos y noches de vigilias, entonces el adversario y todos sus espíritus quedaban impotentes frente a mí, el ardor divino venía a mí y de repente reconocía el auxilio de Dios, porque en su clemencia da a conocer a los hijos de los hombres su fuerza y su bondad.

12. Hijo mío, no condenes a ningún hombre, si ves que alguno es alabado, no digas: “Ése ya ha recibido su recompensa”92. Cuídate de este pensamiento pues es muy malvado. Dios no ama a quien se alaba a sí mismo y odia a su hermano93. A quien se dice a sí mismo: “Yo soy”, cuando no es nadie, se engaña a sí mismo (Ga 6,3). ¿Quién podrá ayudarlo si es orgulloso, si se presenta del mismo modo en que se presenta Dios diciendo: Nadie es como yo (Ex 9,14)? Oirá en seguida su propio reproche: Descenderás a los infiernos, serás arrojado con los muertos, debajo tuyo estará la podredumbre, te cubrirán los gusanos (cf. Is 14,11. 15. 19). En cuanto al hombre que ha adquirido la humildad, se juzga solo a sí mismo, diciendo: “Mis pecados sobrepasan los de los demás”, no juzga a nadie, no condena a nadie. ¿Quién eres tú para juzgar a un siervo que no es tuyo? Al que está caído, en efecto, su Señor tiene el poder de hacerlo levantar (Rm 14,4)94. Vigila sobre ti mismo, hijo mío, no condenes a ningún hombre, valora todas las virtudes y custódialas.

13. Si eres extranjero, permanece aparte, no busques refugio cerca de alguien y no te mezcles en sus asuntos. Si eres pobre, no te desanimes por ninguna cosa, para que no te sea dirigido el reproche: La pobreza es mala en la boca del impío (Si 13,24 [30]) ni debas oír que se te dice: Si padecen hambre se entristecerán y maldecirán al jefe y a los ancianos (Is 8,21). Cuida para que no se te haga la guerra porque te falta cualquier cosa respecto de las necesidades del cuerpo, con motivo de la comida. No te desanimes, sé paciente. Ciertamente Dios obra en lo secreto95. Piensa en Habacuc en Judea y Daniel en Caldea. La distancia que los separaba era de cuarenta y cinco estadios96; y además Daniel, entregado como alimento a las fieras, estaba en lo hondo de la fosa, y con todo (el profeta) le proveyó la comida97. Piensa en Elías en el desierto98 y en la viuda de Sarepta; ella estaba oprimida por el flagelo de la carestía y el tormento del hambre, y en tal indigencia no fue pusilánime, sino que luchó, venció y obtuvo lo que Dios le había prometido; su casa disfrutó de abundancia en tiempo de carestía99. No es ciertamente prodigalidad dar pan en tiempo de abundancia y no es pobreza estar desalentado en la indigencia. Está escrito, en efecto, sobre los santos: Estaban necesitados, atribulados y afligidos (Hb 11,37)100, pero se gloriaban en sus tribulaciones101. Si eres perseverante en la lucha según las Escrituras, no sufrirás ninguna esclavitud, como está escrito: Que nadie los engañe en cuestión de comida y de bebida o respecto de las fiestas, novilunios o sábados. Estas cosas son las sombras de aquellas futuras (Col 2,16-17).

14. Medita102 en todo momento las palabras de Dios, persevera en la fatiga, da gracia en todas las cosas103, huye de las alabanzas de los hombres, ama a quien te corrige en el temor de Dios. Que todos te sean de provecho, para que tú seas de provecho a todos. Persevera en tu obra y en palabras de bondad. No des un paso adelante y otro atrás, a fin de que Dios no deje de amarte. La corona, en efecto, será para quien haya perseverado104. Obedece siempre más a Dios, y él te salvará.

15. Cuando te encuentres en medio de tus hermanos no provoques las bromas. Sadrac, Mesac y Abed-Negó rechazaron las diversiones de Nabucodonosor; por eso éste no pudo convencerlos con las melodías de sus instrumentos, ni engañarlos con las comidas de su mesa. Y así ellos sofocaron aquella llama que se elevaba a una altura de cuarenta y nueve codos105; no fueron disolutos con quien era disoluto, sino que fueron rectos con quien era recto106, es decir con Dios. Por eso Dios los constituyó señores de sus enemigos. También Daniel, por su parte, no obedeció al malvado pensamiento de los Caldeos, por esto se convirtió en un gran elegido y fue hallado vigilante y sabio107, y cerró las fauces de los leones salvajes (Hb 11,33).

16. Ahora hijo mío, si pones a Dios como tu esperanza, Él será tu auxilio en la hora de la angustia108; Quien se acerca a Dios debe creer que É l existe y que recompensa a aquellos que lo buscan (Hb 11,6). Estas palabras han sido escritas para nosotros, para que creamos en Dios, para que jóvenes y ancianos, luchemos con ayunos, oraciones y otras obras religiosas. Ni siquiera la saliva que se seca en tu boca durante el ayuno la olvidará Dios, sino que encontrarás todo esto en la hora de la angustia. Solo humíllate en todo, contrólate en el hablar, incluso si has comprendido todas las cosas; no te acostumbres a insultar, sino soporta con alegría toda prueba. Si conocieras el honor que resulta de las pruebas no rezarías para ser librado, porque es bueno para ti orar, llorar, suspirar, hasta ser salvado, antes que relajar tu corazón y caer prisionero. ¡Oh hombre!, ¿qué haces en Babilonia? Has envejecido en tierra extranjera (Ba 3,10)109, porque no te has sometido a la prueba y no obras con rectitud delante de Dios. Por esto, hermano, no relajes tu corazón.

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