Fin de la tercera parte
IV
PRESCRIPCIONES Y LEYES DE NUESTRO PADRE PACOMIO CONCERNIENTES A LAS SEIS ORACIONES DE LA TARDE Y A LA SYNAXIS DE SEIS ORACIONES QUE SE CELEBRA EN CADA CASA
1. (177) El jefe de casa y su segundo deberán tejer veinticinco brazadas de hojas de palmera para que todos los demás ajusten sus trabajos sobre sus ejemplos. Si ellos están ausentes en ese momento, el que los reemplace se aplicará a cumplir esta medida de trabajo.
2. (178) Que los hermanos vayan a la synaxis después de haber sido convocados; antes de la señal, nadie saldrá de su celda. Si alguno transgrede estas prescripciones recibirá la reprimenda habitual.
3. (179) Que no se fuerce a los hermanos a trabajar más; que una tarea justamente medida estimule a todos en el trabajo; y la paz y la concordia reine entre ellos; que se sometan de buen grado a los superiores ya estén sentados, caminando o de pie en sus lugares y, juntos, rivalicen en la humildad.
4. (180) En presencia de cualquier pecado, los padres de los monasterios podrán y deberán reprenderlo y fijar la corrección que merezca.
5. (181) El jefe de casa y su segundo solamente tendrán el derecho de obligar a los hermanos a someterse a la penitencia (por los pecados particulares), en la synaxis de la casa, y en la gran sinaxis , es decir la que celebran todos los hermanos.
6. (182) Si un prepósito ha partido de viaje, su segundo ocupará su lugar para recibir las penitencias de los hermanos como para todo lo que es necesario en la casa.
7. (183) Si en ausencia del prepósito y de su segundo alguno va a otra casa, a lo de un hermano de otra casa, para pedir que se le preste un libro o cualquier otro objeto, y si tal cosa se prueba, será reprendido según la regla del monasterio.
8. (184) El que quiera vivir sin tacha y sin menosprecio en la casa que se le ha asignado, deberá observar delante de Dios todo lo prescrito.
9. (185) Cuando el jefe de la casa esté ocupado, el segundo proveerá a todo lo que es necesario en el monasterio y en los campos.
10. (186) La alegría suprema es celebrar las seis oraciones de la tarde sobre el modelo de la gran synaxis que reúne a todos los hermanos al mismo tiempo; se la celebra con tanta facilidad que los hermanos no encuentran en ello nada penoso ni experimentan ningún disgusto.
11. (187) Si alguno ha soportado el calor y llega del exterior en el momento en que los otros hermanos celebran las oraciones, no será obligado a asistir si su estado no se lo permite.
12. (188) Cuando los jefes de casa instruyan a los hermanos sobre la manera de llevar la santa vida (en la comunidad), nadie se abstendrá de asistir sin tener una razón muy grave.
13. (189) Los ancianos que son mandados al exterior con los hermanos tendrán, durante el tiempo que pasen fuera, los poderes de los prepósitos y determinarán todas las cosas por propia iniciativa. Darán la catequesis a los hermanos todos los días fijados, y si sucede que nace alguna rivalidad entre ellos, les competirá a los ancianos el escuchar y juzgar sobre el asunto; reprenderán al culpable de la falta y al recibir sus órdenes los hermanos se darán al punto la paz, de todo corazón.
14. (190) Si uno de los hermanos experimenta rencor contra su jefe de casa, o el mismo prepósito tiene alguna queja contra un hermano, aquellos hermanos de observancia y fe sólidas deberán escucharlos y juzgar sobre sus asuntos; si el padre del monasterio está ausente y si ha salido por poco tiempo, lo esperarán, pero si ven que su ausencia se prolonga por más tiempo, entonces oirán al prepósito y al hermano, por temor de que una larga espera del fallo sea causa de un más profundo rencor. Que el prepósito y el hermano, como quienes los escuchan, obren en todo según el temor de Dios y no den ocasión a la discordia.
15. (192) A propósito de los vestidos. Si alguno tiene más ropa de lo que la regla autoriza, la remitirá al que la guarda en la ropería sin esperar la advertencia del superior y no podrá entrar para pedirla porque esas prendas estarán a disposición del prepósito y de su segundo.
Fin de la cuarta y última parte
CATEQUESIS A PROPÓSITO DE UN MONJE RENCOROSO59
«Existe, de Pacomio, una catequesis (así denomina también el copto tales exhortaciones) a propósito de un monje rencoroso, que guardaba en su corazón resentimiento contra un hermano; es una alocución dirigida al interesado en singular: “hijo mío”, “hermano”, pero la presencia del vocativo “oh hombre” y más todavía la del plural “amados míos” denota que lo que pudo ser originalmente una exhortación personal, se ha convertido en una admonición general»60.
El juicio del P. Olivar es sustancialmente compartido por A. Veilleux: en su estado presente la catequesis no se puede atribuir directamente a Pacomio. La larga cita de san Atanasio61 induce a suponer que, tal vez, estamos ante “una composición literaria (realizada) por un monje pacomiano más que frente a una instrucción pronunciada en esa forma por Pacomio mismo. Además, otros elementos, si bien pocos, de la instrucción no encajan bien en el contexto del cenobitismo pacomiano62.
Esto no significa que se deba cuestionar el valor de la catequesis. Antes bien, el texto que ofrecemos es ciertamente un buen tratado sobre la ascesis monástica, que destaca la importancia de todos los valores monásticos: humildad, renuncia, simplicidad, castidad 63 .
Es llamativa asimismo la insistencia sobre la necesidad del perdón mutuo (¿una alusión a la situación de la Koinonía después de la muerte del fundador?).
La catequesis se lee con gusto y el lector seguramente no hallará dificultades serias para su correcta comprensión. Por tal motivo nos ha parecido conveniente no colocar subtítulos.
Es más que significativa la base bíblica sobre la que descansa el texto. Un nutrido número de citas y más de 200 referencias (aunque algunas de ellas repetidas), así lo atestiguan64.
En la imposibilidad de presentar una traducción directa del copto, optamos -aún reconociendo los límites de la opción- por traducir la catequesis teniendo a la vista tres versiones en lenguas modernas: la de L. Th. Lefort, la de A. Veilleux y la de L. Cremaschi65.
A fin de situar el texto dentro de la amplia literatura pacomiana, reproducimos en las notas algunos de los lugares paralelos más significativos; esperamos que faciliten la tarea de una ulterior profundización en los temas abordados en la catequesis.
PACOMIO ABAD: CATEQUESIS A PROPÓSITO DE UN MONJE RENCOROSO
Catequesis pronunciada por nuestro muy venerable santo padre Pacomio, el santo archimandrita67 con motivo de un hermano que guardaba rencor contra otro; en tiempos del abad Ebonh68, que había llevado a aquel hermano a Tabennesi. (Pacomio) le dirigió estas palabras en presencia de otros padres ancianos, para su gran alegría. ¡En la paz de Dios! ¡Desciendan sobre nosotros sus santas bendiciones y las de todos los santos! ¡Que todos podamos ser salvados! ¡Amén!
1. Hijo mío, escucha y sé sabio (Pr 23,19), recibe la verdadera doctrina69 hay, en efecto, dos caminos70.
2. Sé obediente a Dios como Abraham71, que dejó su tierra, marchó al exilio y vivió bajo una carpa con Isaac en la tierra prometida, como en tierra extranjera72; obedeció, se humilló a sí mismo, recibió una heredad, incluso fue puesto a prueba con respecto a Isaac, fue valiente en la prueba y ofreció a Isaac en sacrificio a Dios73. Por eso Dios lo llamó: “Mi amigo” (St 2,23).
3. Recibe aquel ejemplo de bondad de Isaac, cuando escuchó a su padre, y le estuvo sometido hasta el sacrificio, como cordero inocente.
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