Desde el siglo XVIII se inició un proceso en favor de los saberes científicos. Nuevas profesiones se establecieron en el siglo XIX. La fundación de colegios y universidades, y la formación de maestros, hicieron parte, aunque con los límites que imponía el sistema capitalista colombiano de esa época, de las agendas de los gobiernos que deseaban comprometerse con el desarrollo económico y social del país. La idea de las ciencias y las profesiones comienza su discurrir en una república que estaba decidida a hacer el tránsito a la modernidad.
De igual manera, con el pensamiento liberal de mediados del siglo XX, en Colombia se establecieron conexiones más expeditas con la modernización, en ocasiones compartidas por los presidentes conservadores durante el Frente Nacional (1958-1974). En general, la alfabetización, la profesionalización y los saberes científicos entraron a hacer parte de las propuestas reformadoras y de las políticas de Estado que, a través del aparato educativo público y la regulación de la educación privada, favorecieron los procesos de modernización.
Por su parte, el saber psicológico en Colombia también inició su discurrir, en la segunda mitad del siglo XX, en esas dos vías, como ciencia y como profesión (Ardila, 1973). Esto se debe a su utilidad ante las nuevas preocupaciones por el control de la moral y lo que empezaba a denominarse “el bienestar mental” de los jóvenes colombianos. En este sentido, son importantes las palabras de los investigadores Marta Herrera y Carlos Low (1991):
La institucionalización y profesionalización de disciplinas como la Medicina, la Ingeniería y la Botánica, tuvieron avances importantes desde el siglo XIX y cobraron en las primeras décadas del siglo XX mayor rigor conceptual y metodológico. En lo que atañe a las ciencias sociales y humanas, los antecedentes en el siglo XX son embrionarios y es en la primera mitad del siglo cuando empiezan a esbozar el status [sic] de profesionalización e institucionalización del que habían carecido hasta el momento. Tradicionalmente fueron los abogados quienes monopolizaron las demandas que se daban alrededor de oficios relacionados con las disciplinas humanas y sociales. Sólo el siglo XX conocerá la especialización de intelectuales en campos del saber como la Antropología, la Geografía, la Economía, la Sociología, la Historia, la Psicología y la Filosofía (p. 67).
Dilucidar las conexiones de la psicología como ciencia con los procesos de modernización, en este caso específico de las prácticas educativas, de la pedagogía y de las concepciones del hombre, favorece la comprensión del proceso de institucionalización social de la psicología. Por otro lado, dar una mirada a la psicología como profesión posibilita la comprensión de su articulación con las características de una sociedad particular, con sus procesos políticos y económicos.
Esos procesos son los que generan las condiciones para su legitimación y significación, a partir del reconocimiento de su valor y su función como disciplina, de la regulación de su ejercicio y el establecimiento de compromisos, la divulgación de sus postulados y contribuciones, los desarrollos técnicos y su enseñanza. Esto, entre otros aspectos, hace referencia a su proceso de institución.
El proceso de institución del campo de la psicología educativa, como el de cualquier otro, no se da de manera aislada de la historia y de la formación social en su totalidad (Dubois, 2014). Por lo tanto, los efectos de estos elementos, como socializadores y como aparatos ideológicos, deben tenerse en cuenta en la medida en que, de alguna manera, también tienen un efecto conductor en el proceso de institucionalización social en una latitud específica.
Así, los efectos sociales del campo de la psicología y los de la educación y la pedagogía en el mundo, ejercen su efecto en la organización autónoma del campo emergente; es un asunto de interacciones entre saberes y agentes.
La instalación del saber psicológico en Colombia desde la Colonia hasta la creación de los primeros programas de Psicología a mediados del siglo XX
La primera mitad del siglo XX representa un momento histórico definitivo para las ciencias sociales, porque en ella logran su institucionalización y profesionalización (Herrera y Low, 1991). Para la psicología en Colombia, es la marca de su inicio:
Aunque la psicología como ciencia se inició en Colombia a mediados del siglo XIX, como disciplina profesional, la psicología solo comienza su historia en el año de 1947 con la fundación del Instituto de Psicología Aplicada de la Universidad Nacional de Colombia, en la sede de Bogotá (Giraldo y Rodríguez, 2000, p. 276). 24
Es importante aclarar que se puede hablar del saber psicológico antes y despúes de la instalación de la psicología como ciencia. Bajo esta consideración, el saber psicológico en Colombia no sufre un proceso del todo diferente al ocurrido en otras latitudes, en particular en Latinoamérica. La diferencia crucial, al menos con Europa y Estados Unidos, se plantea en el momento de la entrada al país de las teorías psicológicas y de los profesionales de la psicología, luego de la emancipación, por dicha disciplina, de la filosofía.
Como estrategia, para ordenar la presencia del saber psicológico en Colombia, se va a usar como referente la institución universitaria. Lo anterior permite establecer unas etapas lógicas del saber psicológico, de su presencia, de su reconocimiento como ciencia y profesión, y de su enseñanza en el marco de los procesos de modernización. Se ordenan así los eventos en dos grandes periodos: el periodo preuniversitario, y el universitario y profesional (García, 2009).
En el periodo preuniversitario , el saber psicológico en Colombia se manifiesta “Como una conceptualización acerca del ser humano y de su comportamiento, y en tal caso comenzaría con las ideas psicológicas que tenían los habitantes primigenios del territorio de la actual Colombia” (Ardila, 1998, p. 231).
En este periodo se pueden considerar las presencias de la psicología antes de la Colonia, durante esta y en el periodo de la independencia, hasta la enseñanza de la psicología en las universidades. En estos términos, sobre el periodo de la independencia y la enseñanza de la psicología en las universidades a otros profesionales (filósofos, médicos y educadores), señala Ardila (1973) que en Colombia “hubo psicología antes de 1948, pero sin sistematización, llevada a cabo por personas sin entrenamiento psicológico, especialmente psiquiatras, filósofos y educadores” (p. 11).
Antes de la Colonia, se plantea que había pensamiento psicológico en los aborígenes. Respecto a las características de ese pensamiento, se dice que
Desafortunadamente, casi todos los comentaristas e historiadores de la época, al interpretar el pensamiento de nuestros aborígenes, atribuyeron conceptos espiritualistas que corresponden más a la mentalidad occidental europea que a la mentalidad de los indígenas. Sin duda, su pensamiento tenía mucho de mágico, lo que no es lo mismo que espiritualista. El espiritualismo supone la existencia de entidades trascendentales, aespaciales, fuente y fundamento de la realidad material (Peña, 1993, p. 9).
Esta referencia permite ubicar el pensamiento psicológico de los aborígenes en la perspectiva del pensamiento mágico. Además, llama la atención sobre la lectura hecha por los historiadores y cronistas de la época desde las formas de pensamiento occidental bajo la categoría de lo espiritual, invalidando lo mágico. En realidad, lo único que se puede afirmar es que el pensamiento psicológico de los aborígenes corresponde a otras lógicas distintas de las establecidas por la mentalidad occidental.
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