841 Reyes 8:27-49.
85Josué 1:15.
86Salmo 25:6.
87SCHÖKEL lo traduce de la siguiente manera: “Por tu justicia guíame, Señor, en respuesta a mis detractores; allana ante mí tu camino”
88Sobre este versículo comentan los Padres de la Iglesia:
–AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Guíame a tratar con mis enemigos según tu justicia. No con la justicia propia de criterios humanos, sino “tu justicia”. Porque desde la perspectiva de los hombre el devolver mal por mal tiene se entiende como justicia; pero no en el criterio de Aquel que “hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 20:45). En este sentido, cuando Dios castiga a los pecadores no les infiere un mal directo procedente de sí mismo, le basta con retirarles su protección dejándoles abandonados a su propia maldad, y por su propia maldad acaban infligiéndose ellos mismos su castigo: “He aquí, el impío concibió maldad, gestó iniquidad, y dio a luz fraude. Pozo ha cavado, y ha ahondado; y en el hoyo que hizo caerá. Su iniquidad se volverá sobre su cabeza” (Salmo 7:14-15). Dios no engendra el mal, el mal lo engendra el propio hombre; Dios imparte justicia en calidad de juez, pero cuando ejecuta la sentencia y castiga a los transgresores de la ley, no les infiere él un mal, deja que se castiguen a sí mismos con sus propias miserias. Cuando el hombre devuelve mal por mal, siente satisfacción al aplicar aquello que considera un justo castigo; pero Dios, a diferencia del hombre, no se complace en la acción de aplicar el castigo, por ello, cuando quiere castigar a un malvado, hace que se castigue a sí mismo, como leemos en este mismo salmo un poco más adelante: “Castígalos, oh Dios; caigan por sus mismos planes” (Salmo 5:11)».
–DÍDIMO EL CIEGO [313-398] incide en la misma idea comentando el versículo cuatro de este mismo salmo (5:4): « “Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti” Es evidente que ningún mal procede de Dios, como algunos creen erróneamente partiendo de la falsa idea que tanto el bien como el mal eran parte de su divina sustancia [se refiere a las ideas herejes de VALENTÍN EL GNÓSTICO en el siglo II]. Dios es el bien infinito, y ciertamente de la boca y voluntad del Altísimo tan solo puede salir el bien, porque el bien y el mal no son compatibles y no pueden habitar juntos».
89RICARDO ARCONADA en “Salmos” hace la siguiente paráfrasis: «Que tu actuar providencial, Señor, siempre conforme a justicia, que premia al bueno y castiga al malo, luzca ante mí con experiencia vivencial»
90Los Padres de la Iglesia comentan:
–ORÍGENES [185-254]: «Quien decide obrar en rectitud y seguir el camino del bien cuenta con numerosos adversarios, enemigos tanto materiales como espirituales, que se sienten agredidos y atormentados por su recto proceder (Mateo 8:29; Efesios 6:12). Consciente de esto, el profeta no se atribuye a sí mismo la capacidad para enfrentarse a ellos, invoca a Dios diciendo: “Allana delante de mí tu camino”.
–JERÓNIMO DE ESTRIDÓN [347-420] lo interpreta del siguiente modo: «¿Y cuál es ese “camino” que pide el salmista a Dios que le allane? La lectura e interpretación de las Sagradas Escrituras: “allana delante de mí tu camino”, abre mi mente para que pueda entenderlas correctamente (2 Timoteo 2:15). Porque todo aquel que interpreta de modo incorrecto las Escrituras yerra y sucumbe en el camino de Dios».
–JUAN CRISÓSTOMO [347-407]: «Házmelo comprensible y evidente, para que me sea cómodo y fácil de seguir».
91Dice al respecto TEODORETO DE CIRO [393-458] en su “Interpretatio in Psalmos”: «Los sepulcros cerrados mantienen la putrefacción en su interior, pero al abrirlos, el olor fétido que desprenden se hace insoportable. Así es también con las personas hipócritas, falsas y aduladoras: mientras callan mantienen en su interior la putrefacción de sus engaños y blasfemias, pero cuando abren la boca y exhalan sus lisonjas, el hedor que desprenden es tan insoportable que a la persona justa y recta se le hace inviable permanecer a su lado».
92JUAN CRISÓSTOMO [347-407] añade: «No se limita a decir “sepulcro”, que ya sería una descripción lo suficientemente horrenda, sino que añade “abierto”, para para incrementar el sentido de repugnancia (…) si enterramos los cadáveres lejos de las ciudades para evitar putrefacción, con más ahínco deberíamos expulsar lejos de nosotros las palabras hediondas de la lisonja y a todos cuantos las profieren».
93La figura no tiene mucho sentido en nuestra época. Pero en épocas pasadas era habitual cavar fosas en cualquier lugar para enterrar a los muertos, principalmente junto a los caminos. Y la posibilidad de tropezar con el hueco abierto de una tumba e incluso caer en su interior, de manera especial cuando se caminaba a campo abierto, era muy real.
94Mateo 13:43.
95Apocalipsis 20:13.
96Proverbios 6:24.
97AGUSTÍN DE HIPONA [354-430] hace esta peculiar interpretación: « “Sepulcro abierto”. Atraen a los incautos mediante engaños y lisonjas y los inducen a pecar de la manera más sutil: asimilándolos paulatinamente a sus propias costumbres, hábitos y pautas de comportamiento, es decir: los “tragan”. Por ello el salmista les aplica con propiedad el nombre de sepulcros abiertos; pues sus víctimas, al quedar atrapadas en el pecado y alejadas de la vida verdadera, son muertos espirituales; y los mismos sepulcros dan acogida a los cadáveres de quienes primero han dado muerte induciéndoles al pecado con sus lisonjas, tragándoselos luego hasta asimilarlos con su propia putrefacción».
98Hemos traducido el texto según figura en el original inglés aunque no hemos logrado encontrar referencias históricas de este hecho citado por Spurgeon. Suponemos que se refiere a NAPOLEÓN BONAPARTE [1769-1821], y el PAPA PIO VII [1742-1823], que mantuvieron una relación muy conflictiva y turbulenta llegando al punto de tenerle preso por más de dos años en el Palacio de Fontainebleau.
99La versión griega de los LXX o Septuaginta dice: κρίνω αὐτός, que la Vulgata traduce al latín como: “judica illos Deus”, “júzgalos Dios”. JUAN CRISÓSTOMO [347-407] comenta al respecto: «No dice “castígalos” sino “júzgalos” y pon fin a sus maldades. Lo cual, en cierto sentido, más que una condena o deseo de venganza, no deja de ser una manera de ayudarles y de pedir por ellos: Señor desbarata sus planes para que no puedan seguir acumulando maldad y haciéndose daño a ellos mismos». Así ha de ser toda oración de un cristiano, en humildad y mansedumbre. Decir “castígalos” es dictar nosotros la sentencia; decir “júzgalos” es exponer el problema dejando la decisión en las manos de Dios.
100Mateo 21:18-19; Marcos 11:12-14, 20.
101Apocalipsis 18:20.
102Mateo 3:10; Lucas 3:9.
103Deuteronomio 27:15-26.
104Salmo 1:1-3 y Salmo 1:4-6. Salmo 2:1:3 y Salmo 2:4-12. Salmo 3:3-6 y Salmo 3:7-8. Salmo 4:2-3 y Salmo 4:2 y Salmo 4:3.
105Éxodo 15:2; Salmo 118:14; Isaías 12:2.
106CASIODORO [485-583] en su “Expositio Psalmorum” hace esta admirable reflexión: «No podía el salmista encontrar una forma más bella y delicada de concluir este precioso salmo que con estas palabras: “lo rodeas de tu favor” . Son de tanta enjundia que por más libros que se escribieran sobre ellas no bastarían para explicar la profundidad de su significado. “De tu favor” dice, sí, porque el “llamamiento” de Dios antecede a cualquier mérito por nuestra parte; no llama a los merecedores o dignos, sino que es Él quien los hace merecedores y dignos. Es por eso que nuestra salvación se considera una acción de la gracia, de lo contrario sería un acto de justicia. Es “su favor” el que nos rodea cual escudo y nos atrae hacia él. Por nosotros mismos no podemos hacer nada provechoso, ni pensarlo siquiera, si antes no lo recibimos del Autor de todo bien, como nos dice el apóstol: “no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios” (2 Corintios 3:5)».
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