Conocemos muy pocas cosas del sol, pero tiene representantes, enviados: sus rayos, que son también una pequeña trinidad de vida, de calor y de luz. Por eso debemos acogerlos con mucho amor, inteligencia y buena voluntad. Os daré un ejemplo: cuando recibís un paquete por correo, si no lo abrís para saborear los víveres que contiene, no sacaréis ningún provecho de él. De la misma manera, si queremos examinar todos estos paquetes, todos estos regalos que el sol nos envía con sus rayos, tenemos que desembalarlos y abrirlos. Eso significa que nuestra conciencia debe estar despierta para comprender que se trata de regalos maravillosos, nuestro corazón debe estar inflamado, deseoso de recibirlos, y nuestra voluntad debe estar activa para desencadenar un movimiento, un impulso, una decisión. Los rayos del sol quieren ser bien recibidos, bien acogidos. Y si el hombre es inconsciente, si no tiene buena voluntad, inteligencia y amor, no sentirá nada ni recibirá nada... o muy poco, porque, a pesar de todo, el cuerpo, la piel, están preparados para captar un poco de calor y de luz, aunque sea de manera inconsciente. Si dormís a la salida del sol, al menos recibís luz; pero esto es muy poco comparado con todo lo que podríais recibir estando despiertos y conscientes.
Sabed, pues, de ahora en adelante, que los rayos del sol son una riqueza, una bendición; debéis recibirlos con mucho amor, inteligencia y buena voluntad, porque entonces tienen un poder formidable, son capaces de llevaros hasta muy arriba y de aportaros revelaciones.
Os daré ahora un método que podrá seros muy útil. Os he dicho ya lo que significan desde un punto de vista simbólico estas perlas que se ensartan en un hilo de algodón, de seda, de metal, etc., y que se cierra en círculo para llevarlo en el cuello o servirse de él como rosario. Si les preguntáis a los fieles de diversas religiones: “¿Sabéis quién inventó los rosarios que utilizáis, en qué época, cuál es su significado profundo y por qué se pasan las cuentas pronunciando oraciones?”... ¿Creéis que sabrán responderos? Existen toda clase de rosarios, su materia, su forma, su color son muy variables, tienen granos más o menos gruesos, redondos, cuadrados, ovalados... Algunos tienen 108, otros 72, 50, o solamente 12, depende de bajo qué influencia se ha querido ponerlos. Pero el rosario del que os hablo hoy tiene 7 perlas. Se trata de un rosario que el discípulo crea con su pensamiento y en el que el sol juega un gran papel. Diréis: “¿Cómo? ¿Hasta el sol está ensartado en él? ¿Le han hecho un pequeño agujero y lo podemos llevar sobre nosotros?” ¿Por qué no? Con el pensamiento todo es posible, con el pensamiento podéis llevar toda la tierra y hasta llevar el sol sobre vosotros como una perla, ¿quién os lo impide si esto puede ayudaros a evolucionar?
Así que, ahí tenéis el rosario del pensamiento del discípulo. Escogéis un momento en que os encontréis bien dispuestos y empezáis por tomar conciencia de vosotros mismos, porque vosotros sois la primera perla que ensartáis. Decís: “¡Ah!, ¿yo soy una perla?” Sí, todavía no os reconocen como perla, ¡pero no importa! La perla es aún pequeña, pero crecerá, porque las perlas también crecen. Sí, en mi historia la perla crece.
La segunda perla es vuestro padre. “¡Ah!, no vale mucho: bebe...” No importa, vais a ponerlo en el rosario porque es necesario que esté. Vosotros sois el centro de vuestro reino, y él es el centro de vuestra familia, y aunque de momento no sea nada extraordinario, en tanto que símbolo es muy importante: representa al Padre Celestial. Bebe, fuma, escupe, reniega... no importa, a pesar de todo es vuestro padre, el cabeza de familia, el Cielo le ha dado estas prerrogativas. Como símbolo, pues, vais a ensartarlo para conectarlo con vosotros, para hacerle bien y conectarlo también con las otras perlas.
Después, buscáis al jefe de vuestra ciudad que es el alcalde, y lo ensartáis. “Pero no es muy representativo, no está a la altura...” Tampoco importa: desde el punto de vista simbólico, es la cabeza, la gente se dirige a él para expresar sus necesidades, y cuando los delegados del gobierno vienen de visita, él es quien los recibe... simbólicamente, pues, a pesar de todo, tiene un papel central. Después buscáis al que está a la cabeza del país, el jefe de gobierno, y lo pasáis también por vuestro hilo de plata: es una perla un poco más gruesa...
Después del jefe del país, buscáis al jefe del planeta, al regente de la tierra; si conocéis su nombre, tanto mejor, iréis más rápido, y lo ensartáis también. Él es una gruesa perla, porque es mucho más inteligente, más noble y más grande que los precedentes. Después necesitáis al jefe del sistema solar, y añadís a este collar al sol mismo, que es grande, luminoso, cálido, perfecto... Pero no os detenéis ahí, y os conectáis también con el Señor de todo el universo, pasáis a través de Él, es la última perla.
Así habéis ensartado las siete perlas: vosotros estáis en un extremo del hilo y Dios está en el otro. Ahora, juntáis estas dos extremidades, y se establece una corriente que parte de Dios, pasa a través del sol, del regente de la tierra, y así sucesivamente hasta vuestro padre y vosotros, y después de vosotros a Dios. De esta manera hacéis un trabajo vivificante, luminoso, y ayudáis también a vuestro país, porque contribuís a que sus jefes estén bien inspirados: al desempeñar sus funciones recibirán pensamientos luminosos porque alguien les habrá conectado con el Cielo. La mayoría de la gente no hace más que lanzar críticas y maldiciones sobre los que gobiernan. Entonces, los pobres, acosados por estos pensamientos negativos y maléficos, se sienten empujados a tomar malas decisiones para el país y sus errores caen sobre el pueblo. Para ayudar a vuestro país debéis llegar hasta el que está a su cabeza y enviarle luz, para que siempre esté bien inspirado. No podéis ayudar a todo un país, es una tarea demasiado inmensa, pero basta con ayudar a un hombre, a uno sólo; esto es más fácil y él hará bien a todos, porque muchas cosas dependen de él. Si logra hacer votar leyes justas en lo que concierne a la salud pública, trabajo, vivienda, educación, ¡todo el pueblo recibirá beneficios porque uno sólo, a su cabeza, estaba bien inspirado!
He ahí la Ciencia iniciática, la única que es verdadera, justa, completa. Ahora, mi rosario os parecerá menos ridículo, ¿verdad? Pensar que el sol envía sus rayos hasta vosotros y que, volviendo a salir de vosotros, la corriente sigue circulando... éste también es otro método para trabajar con el sol. Probadlo cuando no tengáis otra cosa que hacer. En vez de bostezar y de aburriros, pensad en ese rosario, desgranadlo, y después llevadlo sobre vosotros, ¡veréis los resultados! Por todas partes sólo vemos gente que está contra algo o contra alguien: contra sus padres, su marido, su mujer, contra el jefe, el alcalde, el ministro, el presidente de la República, etc... Pero si los humanos supiesen la importancia de enviar buenos pensamientos a sus dirigentes, la situación mejoraría rápidamente en los países.
Bonfin, 3 de agosto de 1967 (por la mañana)
14El amor y la sexualidad, Obras completas, t. 15, cap. IV: “La finalidad del amor: la luz”.
15“Al principio era el Verbo”, Obras completas, t. 9, cap. XII: “Hay varias moradas en la casa de mi Padre”.
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