Mérida, Yucatán, México 12 de mayo 2021
Tirso Suárez Núñez*
* Doctor en Estudios Organizacionales (UAM, Mexico,2001)
Ha sido Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán, en México y profesor invitado en otras del País.
Ha sido miembro del Sistema Nacional de Investigadores y ha publicado diversos libros y artículos en revistas científicas.
Email: tsuarez@prodigy.net.mx
Cap.1. La Sociología y las Organizaciones: definiciones y delimitaciones
La intención de este primer capítulo es sentar las bases fundamentales de la disciplina motivo de este texto, junto con las principales fuentes de las que se nutre. Se aborda la sociología general y la dificultad para realizar sus propósitos por los intereses que toca, luego se hace un breve repaso por sus especialidades, las motivaciones de cada una de ellas, sus logros y sus autores destacados; después de recorrerlas se señalan las convergencias entre tres de ellas: la sociología del trabajo, la de las organizaciones y la de la empresa. El espacio dedicado a la sociología de las organizaciones se concentra a repasar sus orígenes, sus principales contribuyentes, su definición y propósitos, adicionalmente se insiste en la diversidad organizacional y se remarcan las diferentes formas de estructurar y dirigir que se derivan en consecuencia. Se culmina la sección con una revisión de los intentos de regular a las organizaciones. Por último, se aborda la sociología de la empresa, sus distingos con la de las organizaciones, enfatizando que su forma de intervención con frecuencia la expone a perder su independencia y convertirse en una sociología para la empresa.
Esbozo de la sociología general
La sociología dice Giddens (1991) es el estudio de la vida y la conducta humana desplegada en grupos y colectividades buscando una comprensión de las formas sutiles, complejas y profundas, en las que nuestra vida y conducta reflejan los contextos de nuestra experiencia social. La sociología, adicional a ser una disciplina valiosa, es una tarea atractiva porque todos tenemos una posición sobre nuestra conducta humana social, aunque también es desafiante, pues está ligada a sentimientos y muchos de ellos influenciados por factores distantes no fácil de discernir; por otra parte, el ámbito de la sociología es muy amplio: va desde el análisis de los encuentros efímeros entre individuos en la calle, como el movimiento de los “indignados” en España, hasta la investigación de los procesos sociales mundiales como la globalización y sus consecuencias.
Auguste Comte fue el primer científico social en usar el término sociología, en su esfuerzo por demostrar la inseparabilidad de las ciencias naturales y las sociales y al mismo tiempo insistir en autonomía de ellas; concebía a la ciencia como un conjunto de círculos concéntricos, donde los mayores contenían a los menores. Los niveles inferiores eran los biológicos y psicológicos, donde anidaba la conducta individual, pero a su vez están bajo la influencia de los factores grupales (familia, escuela) y estos a su vez recibían la presión de las fuerzas sociales y económicas de un conjunto mayor (organización, industria, Estado-Nación-territorio) (ver figura 1-1). No obstante, este juego de interinfluencias de los niveles de análisis, cada uno de ellos es autónomo. De esa manera Comte luchaba por aislar y darle su espacio a la sociología, como el esfuerzo por lograr la explicación de la vida y la conducta grupal humana desplegada en la familia, la escuela, la industria o territorio (Elias, 1978).
Figura 1-1 Niveles de Influencia de la Conducta Social Humana
Fuente: Elias, 1978
El trabajo de Compte, desarrollado entre 1830-1842, incluyó tanto la fundación de la sociología como la manera particular de abordarla que denominó “positiva” o científica; adicionalmente se esforzó por señalar las dificultades propias de un individuo (el científico social) que busca comprender la sociedad de la que forma parte y que lo envuelve, insistiendo en la importancia del método para tratar de superar dichos obstáculos. Por ello recalcaba la importancia de la observación para comprobar las proposiciones o ideas en el terreno de los hechos, señalaba que toda teoría positiva (científica) debe necesariamente estar basada en observaciones, pero para hacer tales observaciones, adicionalmente, nuestras mentes requieren una teoría de alguna clase, de lo contrario las observaciones no tendrían una dirección y su interpretación no sería posible a falta de una conexión teórica. Este interjuego teoría-hechos-teoría, es uno de los más grandes aportes de Compte (Elias, 1978).
Otro de los grandes exponentes de la sociología fue el francés Emile Durkheim quien la definió como el estudio de los hechos sociales, insistiendo en la necesidad de integrar al individuo a la sociedad, en la existencia de un orden social, en la coherencia y en la cohesión de la sociedad, que eran las preocupaciones de la época de la fundación de la sociología, allá por los años finales del siglo XIX, cuando surgían las crisis económicas y políticas ligadas a la industrialización naciente —que generaba una nueva división social del trabajo y a una creciente diferenciación— que a su vez impulsaban la transformación de los valores que dejaban ser comunitarios y unificadores, para ser individuales y poco aglutinadores. ¿como conservar a la sociedad unida, bajo esas condiciones? era la pregunta que inquietaba a los científicos sociales de la época. De entrada, Durkheim desechaba la fuerza de las creencias y prácticas religiosas para concentrarse en la conciencia colectiva de la sociedad, poniendo énfasis en aquello que somete al individuo al grupo, definiendo la sociología por el hecho social, destacando la fuerza que trasciende a cada individuo y reside en el grupo (Bernoux, 2009). Para un recuento de las principales corrientes y debates de la sociología actual, es altamente recomendable la obra de Corcuff (2013).
Una ciencia incomoda por sus contribuciones
La sociología se centra, como ya se dijo, en la vida y la conducta social en el mundo moderno, nace a partir de la revolución industrial inglesa de finales del siglo XIX, cuando ciertos pensadores intentaron entender su impacto en el Occidente; hoy que el mundo es diferente, a causa de la globalización, las nuevas tecnologías de información y comunicación, junto con migración, concentración de la riqueza, drogas, violencia y terrorismo, la tarea de la sociología es ayudarnos a entenderlo y a anticipar su futuro probable aunque difícilmente sea capaz, por si sola, de modificar su rumbo.
Adicionalmente, a la sociología se le considera una ciencia incomoda, porque revela cosas ocultas y a veces reprimidas, como por ejemplo, cuando descubre que el léxico de los estudiantes o su inteligencia se explica más por el origen social o el capital cultural heredado de la familia, que con lo aprendido en su paso por la escuela; o cuando muestra que el mundo científico es un terreno en el que se compite por intereses específicos sean estos: premios como el Nobel , la prioridad del descubrimiento, el prestigio, etc. que aun cuando no son exactamente incentivos económicos ordinarios, dejan ver que el trabajo científico no es precisamente una actividad “desinteresada” como suele decirse. Esto y otras cosas por el estilo, incomoda a los que leen y financian a la sociología. Más aún, en realidad las posibilidades que tiene de desilusionar o de contrariar al poder son tanto mayores cuanto mejor cumple su función propiamente científica. Bourdieu (1990), por su parte, se niega a responder ¿para qué sirve la sociología?, porque pedirle a la sociología que sirva para algo, es siempre una forma de pedirle que esté al servicio del poder. Sin embargo, no es socialmente neutra, porque cumple una función social, entre otras razones, porque casi toda autoridad o poder, debe buena parte de su eficacia a la existencia de mecanismos poco evidentes y la gran tarea de la sociología es justamente develarlos.
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