• Пожаловаться

Kristen Simmons: Punto de quiebre (Artículo 5 #2)

Здесь есть возможность читать онлайн «Kristen Simmons: Punto de quiebre (Artículo 5 #2)» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: unrecognised / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

libcat.ru: книга без обложки

Punto de quiebre (Artículo 5 #2): краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Punto de quiebre (Artículo 5 #2)»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Segunda entrega de la saga Artículo 5.Tras fingir sus muertes para escapar de la prisión, Ember Miller y Chase Jennings solo tienen un objetivo: mantener un perfil bajo hasta que la Oficina Federal de Reformas olvide que existieron. No obstante, ahora que son casi unas celebridades, a raíz de sus desencuentros con el Gobierno, Ember y Chase son reconocidos y aceptados por la Resistencia, donde todos los ojos están puestos en el francotirador, un asesino anónimo que derrota a los soldados de la OFR uno por uno, al menos hasta que el Gobierno publica su lista de los más buscados, donde el sospechoso número uno es la propia Ember, y las órdenes son disparar a matar.

Kristen Simmons: другие книги автора


Кто написал Punto de quiebre (Artículo 5 #2)? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Punto de quiebre (Artículo 5 #2) — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Punto de quiebre (Artículo 5 #2)», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sean se dejó caer contra la pared a mi lado, refun­fu­ñando algo indescifrable. Cuanto más tiempo pasaba fue­­­­­ra, menos tiempo teníamos para concentrarnos en encontrar a Rebecca y sacarla de la rehabilitación en Chicago. Sin embargo, Sean era lo suficientemente inteligente como para saber que con el fin de usar los recursos de la resistencia, la resistencia tenía que usarlo a él como recurso, de modo que hacía lo que le ordenaban.

Durante los minutos que siguieron, Wallace se dispuso a asignarle a cada uno sus deberes diarios: patrulla, seguridad del motel, y finalmente, la distribución de las raciones. Me sobresalté cuando les asignó esa tarea a los dos hermanos que dormían frente al baño. Durante las últimas semanas esa había sido mi tarea. Justo acababa de acostumbrarme a la rutina y ahora Wallace lo estaba cambiando todo.

—Viene en camino un cargamento de provisiones, producto de un ataque realizado anoche —dijo Wallace, y entonces me di cuenta de que eso debía ser lo que Cara y los otros estaban haciendo—. El camión está estacionado en el punto de encuentro y hay que descargarlo. En el campamento hay un paquete que debe entregarse.

Todavía no me acostumbraba a que hablaran de la gente como paquetes. Por su seguridad, los fugitivos eran trasladados al punto de encuentro, un lugar secreto donde se podían esconder hasta que un conductor de la resistencia, al que llamaban transportador, podía llevarlos desde las líneas de la zona roja evacuada hasta el refugio en la costa. Después de ayudar a Sean a rescatar a Rebecca, Chase y yo también iríamos allá.

Empecé a respirar más rápido. El punto de encuentro quedaba al otro lado de la ciudad, más allá de la Plaza.

Dos manos ansiosas se levantaron.

—Bien. ¿Inventario?

Siguiendo un impulso, levanté la mano. Ocuparme del inventario me mantendría aquí, y mantendría todo lo demás allá fuera, acechando del otro lado de las ventanas manchadas.

—Miller —dijo Wallace lentamente—. Muy bien. Miller en suministros.

Chase frunció el ceño.

Bajé la mano y empecé a rasguñar el gastado papel de colgadura amarillo que tenía contra la espalda. Houston le susurró algo a Riggins, quien me lanzó una mirada burlona por encima del hombro.

—¿Qué pasa con la puerta de al lado? —dijo Billy, que estaba detrás de Chase—. Dijiste que me mandarías allá hoy. —El chico, que solo tenía catorce años, se quitó de los ojos un mechón de pelo castaño claro.

Los delgados labios de Wallace dibujaron un remedo de sonrisa, una expresión que aquí se reservaba para los más jóvenes.

—Billy, qué bueno que hayas llegado.

—¡He estado aquí todo el tiempo! —afirmó Billy, al tiempo que los que estaban cerca negaban sus palabras con una sonrisa.

—¿Estabas aquí? —Wallace se burló—. Yo creo que te levantaste tarde. Quedas asignado a las letrinas, chico, y Jennings y Banks se encargarán de despejar el edificio abandonado de al lado.

¿Jennings? Entonces, ¿Chase iba a salir del edificio? Ni siquiera había dormido. Traté de lanzarle una mirada, pero ahora había gente en el medio que me obstruía la vista.

Billy levantó el mentón con gesto de indignación.

—Pero…

—¿Qué tal si mañana también te encargas de las letrinas?

Billy echó la cabeza hacia atrás y refunfuñó.

En ese momento, se oyó un zumbido que me hizo poner los pelos de punta. Las bombillas del techo titilaron y se encendieron. El toque de queda había terminado. El día comenzaba.

El pasillo empezó a desocuparse. Busqué a Chase, pero encontré el camino bloqueado.

—Conque inventario, ¿no? —Riggins soltó una sonrisita. Tenía un lastimoso remedo de bigote, que quedó directamente en mi línea de visión.

Me planté frente a ellos, pues no estaba dispuesta a dejarme. Aquí los chicos eran rudos, tenían que serlo, y a veces vivir con ellos significaba tener un cuero duro.

—Eso dijo Wallace —respondí.

—Vamos a comer algo. —Sean trató de ubicarse entre los dos, pero Riggins lo detuvo con una mano firme.

—Ten cuidado en el cuarto de suministros. Ahí hay ratas, ya sabes —rio, y los puntiagudos pelos sobre su labio superior se erizaron.

No sé si hablaba en serio o solo estaba tratando de producirme asco.

—He visto ratas antes en mi vida —le dije.

—Pero no ratas así de grandes —dijo dando un paso hacia delante para obligarme a retroceder—. Las ratas se esconden en los cajones donde están los uniformes. A veces puedes oírlas chillando, y chillan muy duro.

Dos manos se ciñeron alrededor de mi cintura desde atrás y me apretaron las costillas. No pude contener el grito que brotó de mi garganta. Cuando me volteé, Houston estaba muerto de la risa. Luego se fue detrás de Lincoln, hacia el cuarto del radio.

Antes de que pudiera pensar algo coherente, Chase ya estaba ahí, retorciendo con sus puños el cuello de Riggins mientras lo empujaba contra la pared. Como Chase era varios centímetros más alto, Riggins se vio obligado a levantar el mentón para devolverle la mirada de odio.

—Tranquilo, tranquilo —dijo con voz ronca.

—¿Qué está pasando aquí? —La voz de Wallace me sacó de mi asombro. Él tenía reglas estrictas sobre las peleas. Aquí formábamos una familia, eso era lo que Wallace siempre decía, y lo último que Chase y yo necesitábamos era que nos expulsaran de aquí y estar otra vez allá fuera, huyendo de la MM.

Apreté el brazo de Chase y sentí cómo sus músculos se flexionaban bajo mis dedos. Sentí cómo fue aflojando lentamente el puño hasta que soltó a Riggins.

Riggins sonrió, antes de hacerle a Wallace un gesto de aquí-no-pasa-nada.

—Vamos —dijo Sean. Me agarró del codo y me condujo por el corredor, hasta donde los hermanos estaban distribuyendo un poco de cereal seco para el desayuno.

Riggins se inclinó hacia mí cuando pasaba.

—¿Tú sí vas a hacer algo útil hoy? ¿O vas a volver a desaparecer? —Cuando di media vuelta, él ya estaba avanzando a zancadas hacia la puerta occidental, riéndose entre dientes.

Sentí cómo todo mi cuerpo ardía de la rabia.

No era ningún secreto que Chase y yo no habíamos salido del motel desde que escapamos de la base, pero no sabía que alguien hubiese notado que a veces, cuando el cuarto piso se volvía demasiado pequeño, me escapaba al techo para aclarar mis pensamientos. No le hacía daño a nadie con eso y todos cumplíamos nuestros deberes. Distribuíamos las raciones y Chase hacía turnos para vigilar el edificio, pero no era lo mismo que patrullar las calles, atracar camiones de provisiones o ayudar a los que estaban en peligro. Riggins y yo lo sabíamos.

No es que yo no quisiera hacer más. Sí quería. Quería marcar una diferencia, ayudar a alguien, para que no le pasara lo mismo que a mi madre, a quien nadie le había tendido una mano. La MM podía pensar que estábamos muertos, pero yo recordaba con mucha claridad cómo era ser perseguida. Primero como infractora del estatuto, cuando mi madre fue acusada con base en el artículo 5, y luego como desertora del reformatorio. Chase había sido acusado de todo, desde deserción hasta asalto. A veces, todavía podía sentir a la MM respirándonos en la nuca.

Pero esas cosas no le importaban a la gente como Riggins. Él había desconfiado de mí desde que Sean nos trajo para encontrar refugio, y estar escondida aquí mientras que él y los demás arriesgaban su vida no ayudaba a demostrar mi dedicación a la causa.

De repente sentí que la furia ardía en mi interior. Había sobrevivido a las atroces reglas de la MM, escapado a una ejecución y venido aquí, a la resistencia, donde se suponía que todos estábamos del mismo lado. No necesitaba que nadie me hiciera sentir débil o dudara de mí.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Punto de quiebre (Artículo 5 #2)»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Punto de quiebre (Artículo 5 #2)» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Punto de quiebre (Artículo 5 #2)»

Обсуждение, отзывы о книге «Punto de quiebre (Artículo 5 #2)» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.