Cuenta Rabasa que cuando se presentó ante el plenario la declaración final que condenaba al sionismo, él se opuso a que se votara afirmativamente, pero Echeverría ordenó que así se hiciera. 67Aída González confirma esta versión: la instrucción para votar a favor llegó directamente de Echeverría. 68
Esta orden presidencial se dio a pesar de un compromiso que Echeverría había adquirido al respecto. Para explicarlo, retrocedamos al momento en que la condena al sionismo fue introducida en el texto de la Declaración México.
Cuando ya había dado inicio la Conferencia del Año de la Mujer, las organizaciones no gubernamentales judías que estaban participando fueron advertidas por el director de la división de Derechos Humanos de la onu, Marc Schreiber, de que se estaba preparando un ataque al sionismo en el seno de la Conferencia.
Schreiber le había mostrado a Yaakov Dorón, delegado adjunto de Israel ante la onu y consejero de la delegación israelí, el último boceto de la Declaración México, y ahí no aparecía mención alguna al sionismo. Efectivamente, el borrador de la declaración que está en el Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores pugna por la “eliminación del imperialismo, del colonialismo, del neocolonialismo, de la ocupación extranjera, de la dominación extranjera, del racismo y el apartheid”, pero no menciona el sionismo. 69
Sin embargo, unas horas más tarde, Marc Schreiber les mostró que el borrador había cambiado. En medio de todos los movimientos que se debía combatir, alguien había introducido con lápiz “sionismo”. 70
La primera reacción israelí fue de incredulidad: “Si agregan ‘sionismo’ –preguntó Dorón– ¿por qué no agregan también ‘reumatismo’?”. Schreiber le instó a que se diera cuenta de la seriedad del tema. Le avisó que el secretariado aún no lo había aceptado, pero que era un peligro inminente.
Esa noche el documento fue impreso y, al día siguiente, la condena al sionismo ya había sido incorporada al texto. Evelyn Sommer asevera que el secretario general de la Conferencia, Pedro Ojeda Paullada, podía haber rechazado la inclusión, en cuyo caso ésta no se hubiese dado, pues México, como país anfitrión, tenía la facultad de impedirlo, pero no lo hizo. 71
Para demostrarlo, Evelyn Sommer nos refiere a la Conferencia de la Mujer en Kenia, que se llevó a cabo en 1985 como conclusión oficial de la Década de la Mujer iniciada con la Conferencia en México. La declaración emanada de la conferencia para la mujer en Kenia menciona el “imperialismo, el colonialismo, el neocolonialismo, el expansionismo, el apartheid y toda otra forma de racismo y discriminación racial”, pero no el sionismo, porque Margaret Kenyatta, presidenta de la Conferencia, se opuso a que se condenara al sionismo. 72
En México, en 1975, cuando las organizaciones femeninas judías fueron puestas al tanto de la inclusión del sionismo en el documento, solicitaron una entrevista con el presidente Echeverría. Ésta se consiguió por medio de Elías Sourasky, destacado judío mexicano cuya labor filantrópica lo había acercado a las altas esferas del gobierno mexicano. 73
En esa reunión Evelyn Sommer, como presidenta de la wizo, encabezó la delegación. La acompañaron Ilana Ben Ami, representante de la wizo de Israel; Zina Hartman, vicepresidenta de la delegación israelí que, además, había sido la presidenta del unicef cuando la organización recibió el premio Nobel en 1965; y el matrimonio Sourasky.
Durante la cita, que duró aproximadamente treinta minutos, Echeverría dijo enfáticamente: “Durante mi presidencia ese documento nunca va a pasar”. 74Les aseguró, “en los términos más enérgicos posibles”, que su país, como anfitrión de la Conferencia, nunca permitiría que ésta fuera “minada con la adopción de un lenguaje tan atroz”. Los judíos salieron muy satisfechos del recinto presidencial, convencidos de que así sería. Felices, incluso se tomaron una foto conmemorativa.
Esta garantía les pareció suficiente, pues “el país anfitrión tenía una gran influencia en el resultado” de la Conferencia. Sin embargo, más tarde dirían: “Echeverría no honró su compromiso a las mujeres y no se opuso al ataque al sionismo”. 75
Años después, Emilio Rabasa escribió que hubo motivos importantes para hacerlo así: Los párrafos acerca del sionismo eran inadecuados, pero se estaba votando por la Declaración México como un todo. Además, México era el país anfitrión, y como estaba comprometido con las mejores causas a favor de la mujer, tenía que dar “un apoyo total” a la Declaración. 76
Como lo señala Rabasa, la mayoría de los asistentes hicieron lo mismo. Aquellos que defendían al sionismo eran vistos como enemigos de la lucha contra la discriminación sexual.
Sin embargo, éstos no fueron los únicos motivos que impulsaron el voto de Echeverría. En efecto, en el manejo presidencial mexicano de la condena al sionismo en la Conferencia del Año de la Mujer es posible apreciar elementos que habrían de repetirse en el voto de México en Naciones Unidas respecto a la definición de sionismo como una forma de racismo.
Me refiero específicamente al propósito de Echeverría de posicionar a México como líder del tercer mundo, de cultivar su relación personal con los países árabes y de promocionar su candidatura para la Secretaría General de la onu.
Desde la llegada a México de Leah Rabin y Jehan Sadat, México había hecho notar su preferencia: la primera dama de Israel fue recibida por Socorro “Coqui” Gamboa de Rabasa, la esposa del secretario de relaciones exteriores, mientras que para su contraparte egipcia estuvieron presentes además de ella, las esposas del secretario de gobernación y del procurador general así como otros funcionarios. 77
En la conferencia, México trató de formar un bloque unido de países latinoamericanos que pudiera ejercer influencia como grupo. No sólo México votó a favor, sino que varios observadores informaron que la dirección general de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México trabajó intensamente para convencer a las delegaciones latinoamericanas de que votaran a favor de la declaración y la resolución “por el bien de la unidad latinoamericana”. Este funcionario mexicano incluso argumentó que la delegación de Israel, que intentaba convencer a los países para que se opusieran a la Declaración, lo hacía tan sólo para “socavar la unidad latinoamericana”. 78
Para muchos de los ahí presentes, estaba claro que lo que Echeverría buscaba era usar la Conferencia para obtener apoyo en su candidatura para el puesto de secretario general de la onu. 79
Por eso mismo Echeverría no estaba dispuesto a arriesgar que la oposición a condenar al sionismo afectara sus relaciones con el mundo árabe. Así lo explicó Rabasa a Hanan Aynor, el embajador de Israel en México, y también al embajador de Estados Unidos en México, Joseph John Jova. Rabasa les reveló que el gobierno mexicano había decidido abstenerse de votar en el tema del sionismo en la Conferencia Mundial del Año de la Mujer, pero Echeverría cambió la instrucción para “salvar su gira de 14 países” en el Medio Oriente, 80pues los países árabes de por sí estaban molestos porque a último momento había decidido incluir a Israel en la gira. 81
Años después, Aída González platicó del tema con Echeverría, y éste se excusó alegando que en su momento la Cancillería “no le había explicado bien” las implicaciones del caso. 82
Aunque en general nadie parece haberse dado cuenta del alcance de la declaración, que sería un antecedente importante de la resolución 3379 contra el sionismo en la onu, sí se dieron algunas reacciones hacia la adopción de la condena al sionismo. En Buenos Aires la Organización Sionista Argentina protestó ante el ministro de relaciones exteriores por haber apoyado la declaración. En Ámsterdam también la presidenta de la Organización Sionista de los Países Bajos reclamó a su gobierno que no hubiera protestado aún más enérgicamente. En Londres, el Board of Deputies of British Jews expresó su “consternación y protesta” frente a la abstención de los delegados británicos, en una declaración enviada al secretario de relaciones exteriores. 83
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