Figura 1. Índice de envejecimiento en Colombia
Fuente: cifras preliminares del censo del dane (2018).
Salud y envejecimiento poblacional
En el momento de atender al grupo de las personas ancianas debe evitarse generalizar las condiciones y necesidades en las que se encuentra cada una de estas personas, especialmente en el ámbito de la salud. Adicionalmente a esto, deben evitarse los estereotipos, las percepciones y los supuestos que se tienen y que enmarcan a este grupo poblacional como único (Organización Mundial de la Salud, 2015). Una población en proceso de envejecimiento conlleva retos en el sector salud, especialmente en lo que respecta a atención de enfermedades y necesidades de la población. Por eso, es fundamental tener en cuenta que las transiciones demográficas se acompañan de transiciones epidemiológicas, que pueden modificar de forma radical el enfoque de un sistema de salud (Arango, 2013). Al despuntar el siglo xx, el perfil epidemiológico mundial asumía que el 30 % de todas las muertes correspondía a enfermedades infecciosas y, consecuentemente, la expectativa de vida era de 60 años. Casi 100 años después, las causas de muerte fueron potencialmente prevenibles con cambios en el estilo de vida y se ha observado que la expectativa de vida alcanzó los 72 años.
En la actualidad, los sistemas de salud se centran en la atención a la primera infancia y gran parte de los programas buscan promover desde el principio una buena salud, porque esto va a tener a futuro alto impacto en la población mayor. Sin embargo, durante los últimos años, que es cuando se han generado esas políticas de atención a la primera infancia, Colombia se encontraba en un momento demográfico en el cual existía una expectativa de vida baja, por la alta prevalencia de enfermedades que se daban a temprana edad y llevaban a muertes tempranas. Otro punto importante es la pirámide poblacional, donde principalmente la mayor densidad demográfica se concentraba en los niños (Gutiérrez et al., 2015).
Durante los últimos 10 años, Colombia ha comenzado a cambiar su dinámica poblacional, lo que ha llevado a que por las mismas políticas que ayudan a promover una buena salud desde la primera infancia nos lleven a que, en la actualidad, tengamos una población de personas mayores. El problema nace en que al solo centrar la atención en la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad en las primeras etapas de la vida, se deje de lado la promoción y prevención de enfermedades que son propias del envejecimiento humano (Flórez et al., 2015). Por esto, la Organización Mundial de la Salud (2015) ha sugerido que los sistemas de salud deben adaptarse y buscar entregar una atención integrada y centrada en las personas mayores, todo esto en un marco de envejecimiento saludable que busque brindarles a las personas mayores los medios para tener una vejez lo más funcional posible.
En las primeras etapas de la vida hay una mayor prevalencia de enfermedades infecciosas y, en contraste, en la vejez estas se modifican por enfermedades degenerativas, cardiovasculares, neurológicas, metabólicas-nutricionales y problemas osteomusculares. Uno de los dilemas aquí es que estas enfermedades, a diferencia de las infeccionas, tienden a la cronicidad, lo que implica que el tratamiento no busque la cura, sino disminuir la velocidad con las que progresan y llevan a mayor deterioro de otros órganos y sistemas (Morales Erazo et al., 2016).
La epidemiología de las enfermedades crónicas para el año 2015, según la Encuesta Nacional de Salud Bienestar y Envejecimiento (sabe-2015) resalta que: las patologías cardiovasculares tienen el primer puesto, y ahí la hipertensión arterial es la más alta; entre tanto, el 84,8 % padece de más de una condición crónica de salud (multimorbilidad). Las dos condiciones crónicas de salud que se presentaron en más del 40 % son hipertensión arterial y la presencia de síntomas depresivos, como se observa en la figura 2(Ministerio de Salud, 2015; Morales Erazo et al., 2016).
Figura 2. Enfermedades más frecuentes en personas mayores de 60 años en Colombia
Fuente: sabe (2015).
Los datos presentados en la figura 2permiten identificar cuáles enfermedades deben tener mayor atención tanto en la detección como en el tratamiento temprano. Conocer esto permite que la formación de los profesionales en salud y la atención de las personas se ajuste a las necesidades del país.
El envejecimiento repercute fuertemente en el sector salud y entender el comportamiento de este fenómeno no solo permite enfocar las necesidades de estas personas, sino asumir cuáles son los cambios que deben realizarse en el sector de educación y salud, con el fin de poder abordar el envejecimiento de forma adecuada.
El envejecimiento en el ámbito internacional
El tamaño de la población y su caracterización, según las edades, se determina a través de tres procesos demográficos: la fertilidad, la mortalidad y la migración. La esperanza de vida ha experimentado un aumento considerable desde 1950 en todo el mundo. Al encontrar mejores condiciones de vida, es razonable encontrar más supervivencia de las personas mayores, lo que a su vez explica la proporción cada vez mayor de la longevidad.
En el 2018, por primera vez en la historia, las personas de 65 años o más superaron en número a los niños menores de 5 años en todo el mundo. Se estima que el número de personas de 80 años o más se triplicará de 143 millones en el 2019 a 426 millones en el 2050 (Organización de las Naciones Unidas [onu], 2019).
Lo anterior es la consecuencia del modelo de familia actual, en el cual no se espera tener más de dos hijos, es decir, que la reducción de la fertilidad y el incremento de la longevidad son, por tanto, factores clave del envejecimiento mundial de la población; pero, adicionalmente, la migración internacional también ha contribuido al cambio de las estructuras de edad en varios países y regiones.
Según el informe de la onu, Perspectivas de la población mundial 2019, se espera que la población mundial aumente en 2000 millones de personas en los próximos 30 años. La población pasará de tener 7700 millones en la actualidad a 9700 millones en el 2050, y la transición demográfica actual estará más marcada, pese a que una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años (16 %), más que la proporción actual. En el 2019 había una persona adulta mayor por cada 11 personas (9 %) (onu, 2019).
En el contexto de salud, el envejecimiento es la consecuencia de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, y como consecuencia hay un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, como pérdida de audición, cataratas y errores de refracción, dolores de espalda y cuello; adicionalmente, hay enfermedades que afectan en mayor prevalencia a los adultos mayores como osteoartritis, neumopatías obstructivas crónicas, diabetes mellitus, depresión y demencia. También es común que las personas mayores de 65 años experimenten varias afecciones al mismo tiempo (Organización Mundial de la Salud, 2018).
La vejez se caracteriza también por la aparición de varios estados de salud complejos que suelen presentarse solo en las últimas etapas de la vida y que no se enmarcan en categorías de morbilidad específicas. Esos estados de salud se denominan, de manera genérica, síndromes geriátricos.
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