David Martín del Campo - ¡Corre Vito!

Здесь есть возможность читать онлайн «David Martín del Campo - ¡Corre Vito!» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

¡Corre Vito!: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «¡Corre Vito!»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La aventura de Vito Beristáin inicia cuando la diosa fortuna le deposita en las manos 60 mil dólares. A partir de ese momento, sus días se transformarán en un permanente infortunio… Novela de asombro, de vértigo narrativo como pocas veces en la literatura mexicana, las páginas de este volumen constituyen un relato fresco, deleitable, de amor desesperado, de carcajadas y lágrimas, pero, sobre todo, de supervivencia en una sociedad que se pudre en la apatía.

¡Corre Vito! — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «¡Corre Vito!», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Eso me pasó esta mañana al cepillarme los dientes. Hacía las gárgaras de rigor y al escupir aquello descubrí que mi voz escurría por el desagüe. Fui con mamá, que estaba de un humor de perros, y le hice desesperadas señas. Que viniera al lavabo, que atajara mi voz, que me salvara. Y ella, “¡qué tienes, Vito!”, porque debe conocer muy bien los síntomas de un paro cardiaco. Le señalaba mi garganta, mi lengua, el flujo del agua. “¡Qué, qué! ¿te tragaste el tapón del caño? ¡JesúsMaríayJosé!” Y yo como mimo en la zozobra. ¡Mi voz, jefa!, solté con la risotada. ¡Se fue por el bújero!

Es una forma práctica de averiguar si uno es querido, aunque mamá odia oírme diciendo esas corrientadas. Jefa, bújero, quéondaqueonda. Y como no tiene el recurso de la madrecita estándar, “ay, si tu padre te escuchara”, la abrazo muy querendón, le aprieto la cintura, le doy un besote en la nuca y la dejo, la verdad, turulata y que si lista para el diván. Debías de buscarte un galancín garañón, le digo entonces, porque la jefa, sea dicho con todo respeto —¡oh, mister Eddie Poe!—, aguanta todavía un zandungazo. Y se lo digo y se sonroja. Que si no seré mandado, pero ella lo sabe. Y se lo pierde, como le dijo la tía Cuca la otra noche en que se tequileaban dizque recordando al tío Joaquín: “Tienes tus telerotas, hermana, ¡pero como de estuata municipal!... pura mirancia y na nay de agarrancia”. Y las carcajadas que llegaban hasta la calle.

Así es mi tí Cuca a la hora del tequila: se transforma en Mistress Hyde. Una destrampada que no perdona estuatas ni pudores. Sí, estuatas, estuatas. ¿Nunca las has visto, digo, a las dos así de simples cuando pierden la chaveta? Tienes razón. Qué vulgares, ¿verdad?

Pero están pendientes aún los tres asuntos que me carcomen el alma: mi novia que se hace la ausente, la Facultad de Arquitectura a la que ya no voy desde hace tres semanas y mi perro enfermo de lombrices.

Lo de la Facultad es lo que más me duele porque, ya lo debes suponer, qué futuro tendré si abandono mis estudios universitarios. Ni modo que me fosilice como administrador de este gimnasio, entregando jaboncitos, llevando las cuentas del primer turno, soportando los puñetazos cuando no llega el sparring de mi categoría, que es welter . Como dice el manager que entrena a los pupilos en el anexo, “Vito, no sirves para tirar, pero qué bien resistes”. Alguna vez imaginó que podría hacer de mi un campeón, como hizo con el “Alacrán” Torres allá por 1970, pero la verdad es que yo no sirvo para ablandar. Siempre busco el izquierdazo a la mandíbula, noquearlos y sanseacabó. Además que no me gusta que me toquen la cara, la protejo demasiado y eso me quita eficacia. Le tiro al bulto cuando ya no está. Vamos, por decirlo con más claridad, soy igual a un punching-bag con patas.

Que por qué me protejo la cara. Mírame nomás. Quizá no sea el rostro más hermoso de la colonia Juárez, pero me defiendo. ¿Por qué crees que cayó la Patita Maldonado? Mala donna , ¿me la dona la Maldonalds? Bueno, claro, además del rollo aquel que le tiré, su persona ha herido mi alma, le dije aquella vez en Chiandonni, pero es una herida que llevaré con amor hasta el último de mis días. ¿Te acuerdas? Y la muy romántica, cayó. Cacayó.

Entonces ni como administrador del gimnasio ni como sparring ni como arquitecto. La verdad es que no veo resuelta mi vida. Y no es que llevara demasiado mal la carrera, pero me aburría tanto. Me aburría la idea de verme lidiando con albañiles, ofreciendo proyectos, completando planos en el Despacho del Arquitecto Remigio Ballesté y Sánchez de los Monteros & Asociados, ya sabes, mientras más nombre más culeros. Como que yo nací para otra cosa, como dijo mi abuela antes de quedar loca. ¿Nunca te lo había contado?

La historia de mi abuela es un misterio. Una leyenda, una epopeya, una novelita rosa con ribetes proletarios. No, no me estoy burlando; lo que pasa es que mamá odia hablar de todo eso. Mamá odia el pretérito, ésa es la verdad. Bueno, el caso es que mi abuela, antes de quedar totalmente gagá, predijo algo que todos se creyeron: que yo nací para algo importante. Cuentan que me alzó al cielo, porque estaba medio fornida, y jugueteando como si me ofreciera al sol, pronunció mientras clavaba sus ojos en los míos, “Vito, criatura santa, tú naciste para algo grande”. De esas frases suyas quedaron algunas más regadas en la memoria de la familia, como aquélla del “Vivere parvo” que citaba siempre, ya cuando loca, en la casa donde murió de amor. ¿Está claro?

Bien. El segundo punto de mi atribulado desasosiego, el distanciamiento de Patricia Maldonado, no merece mayor comentario. En parte tiene razón la hermosa raposa. ¿Qué futuro tendría a mi lado? Ni modo que la instale como afanadora en el Gimnasio Menchaca donde me desempeño como Gerente Administrador. Mucho amor y pocos centavos, ¿sabes a qué me suena? En lo que no íbamos tan mal era en la cantada con Los Marsellinos; había noches en que nos llevábamos hasta mil pesos, más las propinas, pero llegó la noche funesta aquélla, y del trío quedé nomás yo.

No sé. A lo mejor la fermosa dama de mis anhelos tomó a mal las suplicantes palabras que al oído le murmuré una noche de luna trémula. Sí, mucho me temo que esa sea la razón de fondo, porque hay modos y hay modos de solicitar el cúchuro a una moza de nobles sentimientos, sobre todo cuando le habéis reventado el brasier en el último asiento del cine mientras le murmurábais, con acento apasionado, ay, Maldonalds, vámonos ya al cinq-letrres donde te voy a contar una historia de amor, tú que me encontraste en un negro camino, como un peregrino sin rumbo ni fe. Y ella, en febril respuesta, mientras se anudaba el tirante de la prenda, me responde con abnegación: mejor vamos a ver la película. Se está poniendo interesante. Y luego: la angustia de Kierkegaard, el desamparo de José Alfredo, la distancia de Magallanes. Y del cuchuflax, ni hablar. Nada, nada y más nada.

En cuanto a mi fiel mascota, el temible Estopa, qué decir. Permanece todo el día tumbado en su camastro, casi no prueba alimento, casi no gruñe, casi no es perro. Hoy por la mañana lo pesé en la báscula de la tía Cuca. Ha perdido cuerpo: ya sólo registra cuatro kilos y medio. ¡Qué sería de mí si viera desvanecerse su figura, que me da protección y gozo? No lo quiero ni pensar... Son los oxiuros, dijo el veterinario, y Santa Penicilina debe obrar el milagro para que el vivaracho can vuelva a ser lo que fue, me llene el espíritu de sosiego y no caiga más en estas negras hoquedades.

“Droga, brebaje, medicamento mezclado. Poción preparada también en la cosmetología”, me plantea el buen Arturo, mi escudero en el gimnasio. ¿De cuántas letras?, le pregunto, y él cuenta, uno por uno, los casilleros del crucigrama. “Siete, horizontales, comienza con M”. ¿Con eme?, repito... pues “mejunje”, ¿no? Y el buen Arturo, de nueva cuenta, alza la vista y me ofrece sus ojos admirados. Sí, don Vito: mejunje.

Qué fácil puede ser la felicidad. ¿Por qué nos obcecamos en ser opacos, pusilánimes y desenamorados? ¿No lo crees así? Por lo pronto, en vez de rosas rojas para una Patricia como ausente, le compraré un diccionario al noble Arturo. Lo merece y así, cultivando su espíritu, dejará de quitarme el tiempo.

6

No creo en los milagros. Es decir, no creo en la gente que reza todas las mañanas para que no le caiga un rayo ni le suban la renta. No creo en los matachines danzando en el atrio de la Basílica del Tepeyac para que este año las lluvias sean puntuales y se les dé la milpa. No creo en las solteronas parando de cabeza a San Antonio para que una noche en el bar de Sanborns conozcan al licenciado azul que les ofrezca, al tercer vodka-tónic, cala, cama y casa. No creo en los milagros pero esta noticia, que ahora reposa ante mis ojos, tiene algo de eso.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «¡Corre Vito!»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «¡Corre Vito!» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «¡Corre Vito!»

Обсуждение, отзывы о книге «¡Corre Vito!» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x