José Orlandis Rovira - Historia breve del cristianismo

Здесь есть возможность читать онлайн «José Orlandis Rovira - Historia breve del cristianismo» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Historia breve del cristianismo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Historia breve del cristianismo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La historia del cristianismo siempre ha suscitado interés pues constituye una parte esencial de la vida de la humanidad en los dos últimos milenios. Se ha escrito con el propósito de mostrar un panorama sencillo de su génesis y su desarrollo hasta la actualidad.
Para facilitar la compresión de un período tan extenso, el autor se ciñe al hilo conductor de la historia cristiana, encuadrándola en su contexto social, cultural y político. Ofrece así una valiosa síntesis, como atestiguan sus numerosas ediciones.

Historia breve del cristianismo — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Historia breve del cristianismo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Nacer cristianos —de padres bautizados— se hizo en cambio frecuente durante el siglo IV, y en el siglo V llegó a ser habitual a todo lo ancho de la cuenca del Mediterráneo. La incorporación a la Iglesia desde la primera infancia fue desde ahora lo normal, con la consecuencia de que la disciplina bautismal se alterara sensiblemente. Se generalizó el bautismo de infantes, administrado a hijos de padres cristianos inmediatamente después del nacimiento, a lo largo, por tanto, de todo el año, sin esperar a las grandes solemnidades litúrgicas. El catecumenado entró en rápida decadencia al faltar, cada vez más, los conversos adultos y terminó por desaparecer.

La difusión del cristianismo había comenzado por las ciudades, verdaderos puntales de la vida romana en su época clásica. De ahí el carácter urbano que tuvieron de ordinario en sus orígenes las comunidades cristianas. Cuando llegó la libertad de la Iglesia, las ciudades se cristianizaron con rapidez y hubo un tiempo en que existía un contraste entre la población de la ciudad —cristiana— y la de los campos, todavía gentil. En este período fue cuando el término paganus —aldeano del pagus— adquirió un sentido religioso y designó —en oposición a cristiano— a los rústicos que permanecían aún fuera de la Iglesia, aferrados a sus ancestrales tradiciones idolátricas.

La libertad de la Iglesia hizo más fácil la propagación del cristianismo por campos y aldeas. Una intensa acción pastoral se desarrolló en los medios rurales, de la que fueron protagonistas grandes obispos misioneros, como san Martín de Tours (371-397). En la catequesis destinada a estas poblaciones de pobre nivel cultural se siguieron unas directrices que, en siglos posteriores, fueron también válidas para la conversión de las naciones bárbaras. La Iglesia tuvo buen cuidado en no limitarse a destruir los ídolos y procuró que no se crearan vacíos religiosos en aquellas gentes de ruda mentalidad. Por ello se esforzó en cristianizar sus hábitos sociales más arraigados y sus tradicionales fiestas religiosas, integrando a unos y otras en la disciplina sacramental o en el ciclo litúrgico anual del Misterio de Cristo y las solemnidades en honor de la Virgen y de los santos. Muchos templos cristianos se erigieron también sobre el solar de antiguos santuarios paganos, es decir, en el lugar donde las poblaciones de la comarca tenían, desde tiempo inmemorial, la costumbre de venir a adorar. El culto de los mártires, de los santos y de las reliquias —prueba tangible de su humanidad—, que impresionaba vivamente a los «rústicos» de los campos, constituyó un gran instrumento de catequesis. Pese a todo, la obra evangelizadora de los campesinos, subsiguiente a su bautismo, fue larga; hizo falta mucho tiempo y un esfuerzo perseverante para ir desarraigando las supersticiones y residuos idolátricos que, entremezclados con auténtica religiosidad, proliferaron entre las masas rurales.

Durante los primeros siglos de nuestra era, el obispo había sido el jefe de la iglesia local, pastor de la comunidad cristiana radicada en una determinada urbe. A partir del siglo IV, el quehacer del obispo se extendió a los espacios rurales y sus poblaciones campesinas. Entonces se abrió camino la noción de diócesis —distrito territorial sobre el que se extendía la autoridad de un determinado obispo— y nació una geografía eclesiástica. La división diocesana cubrió toda la superficie de los territorios cristianizados y se hizo preciso establecer con exactitud el perímetro de cada diócesis y fijar sus respectivos límites. La idea de competencia territorial fue abriéndose camino y la disciplina eclesiástica urgió a los obispos a que ejercieran sus poderes jurisdiccionales dentro de los confines diocesanos y tan solo sobre las personas que residían en ellos, sin invadir esferas propias de otros obispos. La cristianización de los campos exigió la construcción de numerosas iglesias y oratorios para la atención espiritual de los campesinos: tal fue el punto de partida de la organización parroquial y el origen de un clero destinado a la cura pastoral de las poblaciones rurales.

Un último rasgo que hace falta destacar es el extraordinario realce que alcanzó la figura del obispo con la eclosión de la sociedad cristiana. Los pueblos veían en el obispo a su pastor religioso, pero también, cada vez más, a su jefe natural y protector en todos los órdenes de la vida. En el siglo V, la crisis del Imperio provocó un gran vacío de autoridad. En los dramáticos tiempos finales de la Antigüedad, a medida que la administración civil se desintegraba, los obispos, asumiendo una forzosa función de suplencia, se vieron obligados a intervenir cada vez más en la vida de los pueblos. De modo particular correspondió a los obispos la protección de las personas socialmente débiles, incapaces de defenderse por sí mismas. En lo que se refiere al acceso al episcopado, el nuevo estado de cosas hizo cada vez más difícil la elección del obispo «por el clero y el pueblo», como había sido habitual mientras fuera el pastor de una pequeña comunidad urbana. Ahora, aunque las viejas fórmulas seguían repitiéndose en los textos canónicos, los nombramientos episcopales fueron incumbencia, en la práctica, del clero diocesano y los obispos comprovinciales, con frecuentes intromisiones de emperadores y príncipes. Personajes ilustres por sus cargos civiles o su origen familiar ocuparon a menudo las sedes episcopales en el período romano-cristiano y contribuyeron a realzar el prestigio social del obispo. Baste citar a título de ejemplo a san Ambrosio, que pasó de gobernador de la Alta Italia a obispo de Milán; a san Paulino de Nola, cónsul en su juventud; o a Sidonio Apolinar, gran señor del sur de las Galias y yerno del emperador Avito, que fue obispo de Clermont-Ferrand.

VIII.

LA FORMULACIÓN DOGMÁTICA DE LA FE CRISTIANA

En los siglos que siguieron a la conversión del mundo antiguo, fue definida con precisión la doctrina acerca de verdades muy fundamentales de la fe cristiana. Se formuló la doctrina dogmática sobre la Santísima Trinidad, el Misterio de Cristo y la cuestión de la Gracia.

El período romano-cristiano revistió extraordinaria importancia desde el punto de vista doctrinal. Liberada la Iglesia, llegó el momento histórico de formular con precisión la doctrina ortodoxa acerca de algunas cuestiones fundamentales de la fe cristiana: la Santísima Trinidad, el Misterio de Cristo y el problema de la Gracia. La definición del dogma católico se llevó a cabo en medio de recias batallas teológicas frente a herejías que produjeron escisiones en el seno de la Iglesia, algunas de las cuales todavía perduran.

La formulación del dogma trinitario fue la gran empresa teológica del siglo IV, y la ortodoxia católica tuvo al Arrianismo como adversario. El Arrianismo enlazaba con ciertas antiguas doctrinas que ponían el acento de modo exagerado y unilateral sobre la unidad de Dios, hasta el punto de destruir la distinción de Personas en la Santísima Trinidad —«Sabelianismo»— o de subordinar el Hijo al Padre, haciéndole inferior a Este —«Subordinacionismo»—. Un Subordinacionismo radical inspiraba las enseñanzas del presbítero alejandrino Arrio (256-336), que no solo hacía al Hijo inferior al Padre, sino que negaba incluso su naturaleza divina. La unidad absoluta de Dios proclamada por Arrio llevaba a considerar al Verbo tan solo como la más noble de las criaturas, no Hijo natural, sino adoptivo de Dios, al que de modo impropio era lícito llamar también Dios.

La doctrina arriana revelaba un claro influjo de la filosofía helenística, con su noción del Dios supremo —el Summus Deus— y un concepto del Verbo muy afín al Demiurgo platónico, ser intermedio entre Dios y el mundo, y artífice, a la vez, de la creación. La relación existente entre Arrianismo y filosofía griega explica su rápida difusión y la favorable acogida que encontró entre los intelectuales racionalistas impregnados de helenismo. Las consecuencias del Arrianismo para la fe cristiana eran gravísimas y afectaban al dogma de la Redención, que habría carecido de eficacia si el Verbo encarnado —Jesucristo— no fuera verdadero Dios. La Iglesia de Alejandría advirtió la trascendencia del problema y, tras intentar disuadir a Arrio de su error, procedió a condenarle en un sínodo de obispos de Egipto (318). Pero el Arrianismo se había convertido ya en un problema de dimensión universal que requirió la convocatoria del primer concilio ecuménico de la historia cristiana.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Historia breve del cristianismo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Historia breve del cristianismo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Historia breve del cristianismo»

Обсуждение, отзывы о книге «Historia breve del cristianismo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x