Cuando me fui, el ministro le dijo a la gente de la iglesia que yo era un irresponsable y que lo había herido profundamente. Perdí a varias amistades, ninguno se acercó cuando me fui. En realidad, ya no veo a nadie de ahí. Según lo que he oído la gente sigue marchándose, pero nada parece cambiar y el ministro sigue en su cargo.
Después de irme pasé por uno de los momentos más oscuros de mi vida. Toda la experiencia fue más profunda y dolorosa de lo que puedo explicar. Es como si ya no te conocieras a ti mismo, quién eres, qué piensas y en qué crees. Creo que de alguna forma perdí el sentido de quién era. No logras entender cómo es que te absorbió la situación y por qué no viste lo que estaba pasando. Ahora se me hace difícil hacer amigos y soy reacio a abrirme a las personas por miedo a que abusen de mi confianza. De hecho, me cuesta mucho confiar. En cuanto a la iglesia, recién estoy pensando en volver a alguna. Toda esta experiencia es muy difícil y abusiva, y usan a Dios para justificar el comportamiento controlador y manipulador. La gente necesita saber que esto es real y que está ocurriendo en las iglesias de todo el país.
Esta historia incluye algunos de los elementos clave del abuso espiritual que exploraremos en los próximos capítulos. También comienza a ilustrar el impacto que el control coercitivo tiene en una persona. Si bien en esta historia quien se comporta de esta manera es el ministro de la iglesia, es importante reiterar que este tipo de conducta no está ligada a los cargos de liderazgo.
¿No le pasa esto sólo a las personas “vulnerables”?
A menudo nos preguntan si algunas personas son más vulnerables al abuso espiritual que otras. Si bien hay un libro en esta área que sugiere precisamente eso, el abuso espiritual es complejo y es una forma bastante simplista de ver las cosas, lo que podría ser peligroso. Si pensamos que esto solo les sucede a las personas “vulnerables”, podríamos considerar que estamos “seguros” o que somos “inmunes”, y no es tan simple. Más adelante, exploraremos lo que sucede en una experiencia de abuso espiritual. Por ahora, basta con decir que suele ocurrir que haya largos períodos llenos de momentos positivos y esto hace que uno se cuestione cuando empiezan a suceder cosas negativas. Con frecuencia es sutil y no es nada fácil de detectar. Cualquiera puede vivirlo.
Es importante señalar que cuando tenemos un “niño o adulto en riesgo de daño” debemos ser especialmente cuidadosos con la coerción y el control. También debemos tener en cuenta a las personas que ya están recibiendo los servicios de una iglesia u otro organismo, y considerar qué tipo de ayuda y apoyo adicional pueden necesitar. Asimismo, deberíamos pensar en cómo podemos asegurarnos de que se les ofrezca opciones sobre las que tengan capacidad de decisión.
¡Esto no sucede en nuestra iglesia!
Tuve una experiencia muy interesante en un seminario cristiano. En dicha ocasión el orador explicaba por qué era muy poco probable que el abuso espiritual ocurriera en su denominación, ya que no operaban con modelos que fomentaran el control coercitivo. Además, según él, tenían una clara estructura de información y la gente sabía a dónde acudir para obtener ayuda y apoyo. Tras estas audaces declaraciones, uno a uno los miembros de esta comunidad se levantaron para contar sus historias y experiencias de abuso espiritual. Todas nuestras investigaciones hasta la fecha aportan pruebas de que el abuso espiritual no está vinculado a una denominación o expresión de la iglesia (Oakley, 2009; Oakley - Kinmond, 2013; Oakley - Kinmond, 2014; Oakley - Kinmond - Humphreys, 2018). Nuestra encuesta más reciente muestra que las personas que se identifican como víctimas de abuso espiritual vienen de una amplia gama de denominaciones e iglesias independientes.
Algunos escritos sugieren que esto es más común cuando los feligreses creen en el ministerio del Espíritu Santo (Enroth, 1994), en particular cuando hay una creencia de que el Espíritu Santo habla a través de palabras e imágenes. Ciertamente, es posible distorsionar tal ministerio para controlar a otra persona, deliberadamente o no. Sin embargo, es importante entender que hay muchas iglesias sanas que siguen tales tradiciones cristianas. Probablemente no sea útil empezar diciendo que ocurre aquí, pero no acá. La verdad es que, como con otras formas de abuso, el control coercitivo puede ocurrir en cualquier denominación o expresión de la iglesia. El lenguaje puede ser diferente, las historias se enmarcarán en contextos, pero las características del abuso espiritual serán las mismas.
¿No basta mantener la postura teológica correcta?
El abuso espiritual no está vinculado a una postura confesional, y tampoco a una posición teológica particular. Un encuestado señala la importancia de separar el abuso espiritual de las posturas teológicas de la siguiente manera.
“Una de las cosas más importantes para mí y mi familia era separarlo de la teología” ( O&H ).
Por lo tanto, mantener una postura teológica no es en sí mismo necesariamente espiritualmente abusivo. Por ejemplo, hay una serie de opiniones sobre las donaciones de dinero. Para algunas iglesias el diezmo (dar el 10% de tus ingresos) es una creencia fundamental. Algunas se cuestionan si se trata del 10% de los ingresos brutos o netos. En otras expresiones de la iglesia, se incentiva la donación, pero la cantidad entregada se ve como un asunto privado y no como algo que la iglesia deba dictar. Aunque se puede argumentar que ambas cuestiones son bíblicas, la enseñanza sobre cualquiera de ellas y la adopción de una u otra práctica no es en sí misma abusiva desde el punto de vista espiritual. Lo que importa es cómo se comparte y se practica la postura que tienes. Cuando se mantienen de manera controladora y coercitiva, esto puede ser perjudicial y puede derivar en un abuso espiritual. Si presionas constantemente a los individuos para que donen, pides estados de cuenta bancarios para mostrar que están donando y sugieres que dar es una medida de la relación que alguien tiene con Dios, entonces esto tendría el sello de abuso espiritual.
Este es un punto importante que hay que señalar desde el principio, pues muchas personas tratarán de utilizar el lenguaje del abuso espiritual para apoyar su propia postura teológica sobre algún tema. Pueden sugerir que pensar de manera diferente es espiritualmente abusivo, mientras que los que tratan de proteger la libertad religiosa quieren asegurarse de que se puedan adoptar todas las posturas teológicas. Sin embargo, cualquier postura teológica debe ser compartida y practicada con una actitud de gracia, libertad y respeto.
¿Qué vas a hacer al respecto?
Al final de una conferencia muy concurrida –dice Lisa–, después de que hablé sobre el abuso espiritual, un delegado se acercó y me preguntó: “Bien, sabemos que esto está sucediendo, pero ¿qué vas a hacer al respecto?”.
Este libro trata de abordar esta pregunta. Primero, exploramos qué es realmente el abuso espiritual y cuáles son sus características clave. Segundo, consideramos la forma en que se puede abordar el abuso espiritual, de manera individual y colectiva. Definiremos lo que es útil para responder a una historia de abuso espiritual y tomar medidas. También consideraremos el papel del liderazgo y la necesidad de apoyo, y cómo es un liderazgo sano. Luego hablaremos de la cultura, y finalmente resumiremos y plantearemos algunos pasos a seguir en el capítulo 8.
Todos somos parte de la cultura en la que estamos. Nuestra idea es explorar las características de una cultura cristiana sana. El propósito de este libro es obtener una respuesta y prevenir. Buscamos discutir el abuso espiritual y dar voz a quienes han tenido esta experiencia. Nos esforzamos por definir en qué consiste una respuesta sana y útil.
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