En ocasiones hemos recibido críticas porque nuestro trabajo se centra en la fe cristiana y la gente siente que al hacerlo podríamos estar dándole al mundo otra razón para criticar a la Iglesia. Pero nuestra investigación se centra en la fe cristiana porque es la que ambos compartimos. Es el contexto de fe en el que trabajamos, entendemos y nos sentimos más conectados. No estamos diciendo que el abuso espiritual solo ocurre dentro del contexto de la fe cristiana. En eventos multi-religiosos nos han dicho que nuestro trabajo es transversalmente relevante en las tradiciones religiosas, y en el futuro otros podrían escribir sobre el abuso espiritual en diferentes tradiciones. Si bien estamos centrados en la fe de la que somos parte, y en apoyar a la Iglesia Cristiana para prevenir y responder mejor al abuso espiritual, de ninguna manera estamos diciendo que el abuso espiritual solo ocurre en el contexto cristiano.
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A Lisa le gustaría agradecer principalmente a los sobrevivientes que han compartido sus historias y a todos los participantes de las encuestas de manera que podamos entender mejor esta área. Para algunos esto significó un costo mayor, por lo que es importante comenzar dándoles las gracias. Palabras de Lisa:
No quisiera dejar de agradecer a mis directores del doctorado por su apoyo al comienzo de mi camino de investigación en esta área. Estoy muy agradecida de que la Dra. Kathryn Kinmond haya continuado trabajando conmigo y mejorando la calidad de la investigación y el trabajo en esta área, y por su infalible amistad. También agradezco el constante apoyo de la organización benéfica Thirtyone:eight en mi trabajo sobre el abuso espiritual. Es gracias a su estímulo y financiamiento que pudimos continuar este trabajo al punto de escribir un libro. En esta labor, Justin Humphreys ha sido una fuente de apoyo, un amigo crítico y un dedicado coautor. Su determinación de “hacer lo correcto” y de defender a los vulnerables es admirable.
También estoy agradecida de aquellos –demasiados para nombrarlos– que me han animado a lo largo de los años a seguir adelante. En este camino, he recibido apoyo de grupos religiosos, círculos académicos y organismos oficiales.
Pero nada de esto hubiera sido posible sin mi familia: mi marido, Tim, mis hijas y yernos, Bethan, Sarah, Jacob y Will, y mis increíbles padres John y Margaret. Ellos son mi mayor fuente de apoyo y mi mayor alegría. Aunque mi fe es central y profunda, no siempre hablo de ella, pero define quién soy. Mi esperanza es que este libro sea una herramienta que ayude a la Iglesia para que sea un lugar donde la gente esté segura y pueda florecer en todo lo que está destinada a ser.
Justin quiere agradecerles a todos aquellos que han compartido alguna parte de su camino hasta ahora, más recientemente, a sus amigos y colegas de Thirtyone:eight y al consejo directivo por su fiel apoyo y estímulo. Palabras de Justin:
Al tratar un tema tan emotivo y lleno de perspectivas divergentes, nunca dejan de sorprenderme las fuentes de apoyo que se han hecho evidentes a lo largo del camino. Igualmente, tengo el privilegio de mirar hacia atrás a lo largo de muchos años, en los que he podido ver personas y experiencias que han formado mi propio camino cristiano: desde ser alentado en mis propios dones y ministerio cuando era joven, recibir la confianza para compartirlos públicamente como adulto, hasta las tranquilas palabras de sabiduría compartidas por amigos y líderes de la Iglesia. Espero que todos sepan quiénes son y lo increíblemente agradecido que estoy.
Creo que Escapando del laberinto del abuso espiritual no existiría sin el trabajo de mi buena amiga y colega Lisa Oakley. Ha sido un privilegio compartir en este proyecto y en muchos otros en los últimos años. Me sigue inspirando tu persistencia, coraje y amor puro por la Iglesia. Sin tu fe en que este libro era posible, habría un permanente vacío en el que muchas personas seguirían luchando sin respuestas a sus experiencias y preocupaciones.
Finalmente –y como siempre– sin el amor, la fe y la dedicación de mi esposa Hayley, gran parte de lo que lo que soy y busco ser no sería posible. Para acuñar un término muy usado: ¡eres mi roca! Sabiendo que sigo siendo un valioso “trabajo en progreso” al servicio de mi Salvador, rezo para que este libro aporte algo positivo al cuerpo de Cristo en todo el mundo.
Lisa y Justin
7. N.E. Lisa Oakley, The Experience of Spiritual Abuse in the UK Christian Church , 2009. Tesis de Doctorado (PhD), Manchester Metropolitan University.
8. N.E. El nombre de la investigación es Church Experience Survey y parte de sus resultados están publicados en Lisa Oakley – Kathryn Kinmond, “Developing Safeguarding Policy and Practice for Spiritual Abuse”, The Journal of Adult Protection , 16 (2014) 87–95.
9. N.E. Lisa Oakley – Justin Humphreys, Understanding Spiritual Abuse in Christian Communities , 2017.
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El cuadro emergente del abuso espiritual
“Sería útil que este tema fuera más ampliamente reconocido, explicado y explorado en las iglesias de todas las denominaciones” ( O&H ).
Navegar por el laberinto
Cuando era niño o joven –dice Justin– recuerdo haber sentido emoción, miedo, y ganas de competir y colaborar cuando recorría laberintos en parques temáticos y casas de campo históricas. De niño entraba en ellos con una sensación de emoción porque quería ser el primero en encontrar el camino hacia la salida, antes que mis amigos o familia. En ocasiones, mi entusiasmo se convertía en miedo, ya que invariablemente volvía a los mismos puntos que ya había pasado varias veces antes y me preguntaba si alguna vez encontraría la salida. Llegar a callejones sin salida y entrar en caminos que eran solo vueltas de regreso al mismo lugar eran parte del desafío planteado por el diseñador del laberinto. La analogía del laberinto es una imagen poderosa del camino que emprenderás en este libro. Para llegar a explorar las características de las culturas cristianas sanas debemos primero navegar la difícil experiencia del abuso espiritual.
Puede parecer extraño pasar un tiempo considerable discutiendo el abuso espiritual en un libro que también busca explorar la creación de culturas cristianas sanas. Sin embargo, creemos que realmente no podemos explorar lo que es sano sin antes examinar lo que no lo es. Si realmente queremos construir culturas más sanas debemos entrar en el laberinto, mirar los callejones sin salida, investigar los caminos en círculo, explorar las múltiples rutas y finalmente encontrar la salida. Además de esto, también dedicaremos tiempo a considerar lo que es sano, ya que centrarse en lo que es bueno y sano es igualmente útil para evitar lo que no lo es. Así estaremos en una mejor posición para guiar a otros a través del laberinto e, idealmente, evitar que algunos entren en él.
¿Quién quiere estar en una Iglesia como esta?
“¡Eso me pasó a mí, y nunca nadie me creyó!” Los ojos de la mujer estaban llenos de lágrimas cuando se detuvo frente a mí en un salón repleto de gente –recuerda Lisa–. Estábamos tratando el tema del abuso espiritual y por primera vez ella escuchó su historia en voz alta. El impacto fue tan grande que en medio de la charla fue incapaz de permanecer en su asiento. Necesitaba hablar y ser escuchada. La imagen de ese momento está grabada en mi mente. Su dolor y alivio eran claramente visibles mientras hablaba: el sufrimiento de lo que había experimentado y el alivio de finalmente escucharlo en palabras. Estaba claro que su historia –y la de muchos otros– requería ser oída y respondida. Necesitábamos entender cómo la coerción y el control pueden desarrollarse en las relaciones cristianas, ya que “deja a la gente sintiéndose aplastada e indefensa” ( LO ). La Iglesia está lentamente aceptando el hecho de que el abuso sexual ocurre dentro de sus muros y que pasan cosas horribles en lugares donde no debería. Necesitamos alzar la mano sobre el abuso espiritual y reconocer que a veces las cosas han salido mal. Personas han sido controladas y han salido dañadas. Como dijo alguien, ella se sintió “insegura en un lugar que debería ser seguro” ( LO ).
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