Una vez comprendida esta información, ¿por qué no pruebas a expresar los mensajes adecuados de salud y bienestar a tu cuerpo independientemente de la situación que estés viviendo? Sé que no es fácil, pero imagina cómo tus pensamientos te podrían afectar. Todos tenemos algún tipo de conversación interna, ¿has observado qué te dices a ti misma? A partir de hoy, elije tus pensamientos, recuerdos o experiencias. Si la mayoría son del pasado, cámbialos y presta más atención a lo que estás experimentando en tu presente y si es placentero o no.
Continuo fluir…
Aprendemos desde la infancia lo que los expertos denominan condicionamiento clásico. Es un tipo de aprendizaje asociativo (estimulo–respuesta) que fue demostrado por primera vez por el fisiólogo ruso Iván Pávlov, y nos permite generar los mismos impulsos de información y energía ante una situación que tiende a generalizarse. Pero olvidamos que no son ya ni los mismos sentimientos, ni los mismos pensamientos, ni emociones, ni las mismas ideas que se produjeron en un primer momento en esa primera asociación. Sin embargo permanecen los mismos hábitos de conducta, de pensamiento, de expresión sensorial y de respuesta emocional, por lo que reproducimos idénticos estados de información y energía una y otra vez que desencadenan iguales procesos bioquímicos y fisiológicos, en definitiva, reproducimos las mismas conductas, aunque las situaciones no sean exactamente las mismas.
Recordar las experiencias del pasado está bien si es para aprender de ellas y continuar centrados en el presente para alcanzar los objetivos sin repetir las mismas conductas que nos llevaron al dolor, a la culpa y a la rabia. Por ello te recomiendo que si en este estado de duelo por la pérdida del amor tienes muchos recuerdos, disfrútalos, aprende de ellos, pero no permitas que te hundan. Cuando lo haces te conviertes en víctima reviviendo las sensaciones negativas, en lugar de empezar a crear tu presente y tu futuro. Recuerda que solo tú puedes construir tu día a día en base al aprendizaje de la experiencia de tu pasado. Crea las respuestas en base a esos recuerdos y así te transformarás en una persona creadora y constructora de tu vida.
Todos tenemos que aprender a aceptar la responsabilidad de lo que creamos, independientemente de si ha sido de forma consciente o inconsciente, aprender a identificar los objetivos, los deseos o las metas a conseguir. Entiendo que cada uno tenemos un ritmo para elaborar el duelo, sin embargo cuando estés preparada y lo consigas, te sentirás mejor, más segura. Por ejemplo, te puedes plantear preguntas como:
¿Qué es lo que quiero conseguir en esta semana?;
¿Y en este mes?;
¿Para qué lo quiero conseguir?;
¿Cómo lo voy ha hacer?
Ten en cuenta lo que hemos dicho anteriormente, que nuestra mente no distingue realidad de ficción. Por ello, cualquier emoción toxica como la rabia, el odio, la envidia, los celos, el miedo, la vanidad, la mentira, la calumnia, la agresividad, o ese pensamiento que nos aturda, nos obsesione, se va a ver reflejado en nuestro cuerpo a través de la somatización. Los estados de alerta y estrés permanentes generan la hormona del cortisol que de forma crónica induce cambios en el cuerpo a nivel gastrointestinal, neurológico, alteraciones en la tiroides, disminución del sistema inmunológico, muerte de neuronas en el hipocampo (zona de memoria y aprendizaje), cansancio, tristeza, apatía, y un largo etc. De igual forma, los pensamientos positivos de amor, de un estado de ánimo optimista, de buena salud, de alegría, de bienestar, de coraje, de aprobación, de fe, son edificantes y promueven la salud, el bienestar, el crecimiento y la alegría.
Eres una estación de radio….
Después de leer toda la información: ¿Puedes imaginar el poder que tiene tu palabra? Si todavía tienes dudas sobre ello imagina que cada uno de nosotros somos como una estación de radio, emitiendo constantemente la energía de nuestros pensamientos que llenan la inmensidad del espacio y tocan a todos los que están a nuestro alrededor, para bien o para mal. Puedes visualizar que emites pensamientos positivos, ¿cómo? ¿Recuerdas en los dibujos animados cuando a algún personaje se enfadaba y le salían rayos y truenos de su cabeza? ¿Lo estás viendo verdad? Haz extensiva esta imagen de rayos a todo tu cuerpo, eso es, salen de tu cuerpo rayos de energía negativa como si fueras una radio. Estos a su vez, forman una nube que te rodea que tiene la capacidad de neutralizar todas las vibraciones que proceden de los pensamientos negativos de otras personas. Este es tu escudo protector, pero recuerda, si tú emites pensamientos negativos, provocarías una abertura en esa nube permitiendo la entrada de más negatividad que se transforma en dolor físico. La elección es tuya!!
¿Cómo controlar los pensamientos negativos?
La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica, s eñaló Aristóteles. Por ello quiero que practiques estos ejercicios para lograrlo. Vamos a empezar por las recomendaciones que nos aporta el psiquiatra Dr. Daniel Amen:
Se consciente de que los pensamientos son reales y existen. Por mucho que no se escuchen, tienen fuerza y capacidad de alterar nuestro estado de ánimo.
Observa el impacto corporal que tiene cada pensamiento negativo. Pueden ser: taquicardias, sudoración descontrolada, dolor de cabeza, molestias gastrointestinales o las incómodas contracturas musculares…
Acepta que esos pensamientos no siempre dicen la verdad. En ocasiones pueden ser correctos, pero en otros casos, mienten y nos engañan.
Escribe el torbellino de pensamientos negativos que tengas, de cada uno de ellos piensa en lo contrario y céntrate en ese pensamiento. Por ejemplo, “mi marido me odia “. Si replicamos este pensamiento podemos pensar, “seguro que ha tenido un problema personal porque él no suele ser así conmigo “. Observa las consecuencias en tu cuerpo y en tu mente cuando te repites la nueva afirmación.
No adivines el futuro en negativo, no te adelantes a los acontecimientos. Si todo el día estás pensando “me ha dejado porque no soy lo suficiente buena para él” estás abriendo la puerta a la ansiedad de vivir angustiada o preocupada por el futuro. Aunque no es una ciencia exacta aproximadamente el noventa por ciento de las cosas que nos inquietan jamás suceden, pero nuestro organismo y nuestra mente los viven y los sufren como si fueran reales. El cuerpo no distingue realidad de ficción.
No supongas o leas la mente de los demás, porque aunque puede ser divertido, el nivel de aciertos es muy bajo.
No traduzcas cada pensamiento en palabra. Los silencios son necesarios sobre todo antes de expresar una opinión, crítica o juicio que se cruce por tu mente.
No actúes ni respondas si tienes pensamientos automáticos negativos. Permítete tener tiempos de reflexión, breves pero necesarios. Por ejemplo, ser capaz de cambiar el lenguaje, sustituyendo “debería” por “podría”; “crisis” por “oportunidad”. Emplea palabras más optimistas y esperanzadoras. Cuanto más practiques más rápido formaras el hábito.
Rodéate de personas vitamina , optimistas, alegres, que te aporten algo.
Busca lo positivo de cada situación. Cualquier circunstancia puede verse en clave de problema o en clave de solución. ¿Cuál es tu clave?
En una situación de desamor, el sufrimiento y el dolor existen para todos. La diferencia radica en la forma de afrontarlo, en la actitud que tengamos frente a la situación va a determinar la respuesta que expresemos. Existen múltiples estudios sobre cómo el dolor y el sufrimiento vividos con alegría, con una sonrisa o una psicología positiva, menguan y amortiguan el dolor. Como dijo Hipócrates “Los hombres deberían saber que del cerebro y nada más que del cerebro vienen las alegrías, el placer, la risa, el ocio, las penas, el dolor, el abatimientoy las lamentaciones.”
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