Amaría, Esther Noemí
Decido ayunar decido hacerme bien / Esther Noemí Amaría. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-87-0523-1
1. Autoayuda. I. Título.
CDD 158.1
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: info@autoresdeargentina.com
Copyright © 2019
Esther Noemí Amaría
All rights reserved.
Publicado por Esther Noemí Amaria, Enero de 2019, Miami, Florida
www.amaria.org
©2019, Esther Noemi Amaria
Todos los derechos ©2019, Esther Noemi Amaria. Se prohibe la impresión, copia, redistribución o retransmisión de este material total o parcialmente sin permiso por escrito de la autora.
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Para ustedes, que decidieron leer este libro
y que aspiran a mejorar en todas las áreas de sus vidas,
aunque a pesar de que haya vicisitudes o circunstancias adversas
deciden no claudicar y hacer todo lo que esté a su alcance;
superándose y disfrutando del presente
para tener una óptima calidad de vida.
Es por ello por lo que comparto mi experiencia
con respecto al ayuno, considerando que es una herramienta
que podemos tomar para acortar la distancia entre el deseo
y su manifestación como parte de nuestras vidas.
Agradecimientos
Gracias a mi Padre Celestial, fuente de toda armonía, amor y alegría, a quien he dedicado cada uno de los ayunos que he realizado.
Prólogo
Porque ¿de qué le aprovechará al hombre
si gana el mundo entero y sufre la pérdida de su alma?
—Jesús
En tantas ocasiones he pensado en cómo nos afanamos por lo que hoy es y mañana deja de ser; tanto en el cuerpo como en la obtención de bienes materiales, dándole preeminencia a lo superfluo y minimizando trabajar o mejorar nuestra alma, nuestro verdadero ser. Pienso que, si de la misma manera en que consideramos trabajar tantas horas por obtener una paga para luego comprar lo que necesitamos o deseamos, igualmente deberíamos hacerlo para mejorar áreas de nuestra alma, temperamento, carácter, emociones y sentimientos. Es por eso por lo que el Maestro de los maestros Jesús nos dice: “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre” Juan 6: 27. Una vez más reincido en este cuestionamiento: ¿por qué podemos trabajar arduamente por cosas perecederas, pero nos es tan difícil trabajar en nuestro carácter, emociones y alma?
El ayuno es una herramienta que nos fortifica interiormente y trae resultados visibles en nuestro ser exterior.
La práctica del ayuno y su continuidad traerán como colación cambios en nuestra rutina, y hasta podremos quebrar patrones de conducta que por años nos tenían anclados al pasado o a un malestar que nos impedía avanzar a nuestros deseos o aspiraciones para una mejor calidad de vida.
Cada uno de nosotros somos únicos e inigualables, por eso todo lo que escribo en este libro tiene como objetivo compartir mi experiencia personal, un poco de lo que he aprendido acerca del ayuno y sus beneficios para que redunde en bendición de todos los que se adentren a su práctica. Pero de ningún modo digo que mis palabras son absolutas y aconsejo a todos aquellos que lo deseen que consulten a sus médicos antes de comenzar su tiempo de ayuno.
Introducción
“Entonces te digo, pregunta y te será dado; busca y lo encontrarás; toca, y la puerta se abrirá para ti”.
—Jesús
Vivir en el Espíritu nos revela toda la verdad. Jesús nos enseña en su Palabra que el reino de los cielos tiene misterios, y que a los que hemos conocido al Hijo se nos ha concedido, por el Padre, el revelarnos la obra del Espíritu para vivir en la verdadera dimensión.
El Señor Jesús nos muestra, a través de sus ilustraciones, la profundidad de sus enseñanzas. Tres son las cosas que Dios ve en lo secreto y que recompensa en público: la limosna, el ayuno y la oración.
1. La limosna: tiene que ver con el hacer, no pienso en mí solamente, sino también en el otro.
Reconozco que todos somos Hijos del mismo Padre, que cada uno tiene en su poder la decisión de compartir o no, ser empático o no, tener corazón altruista, mirar el corazón del necesitado, o ser egoísta.
En cierta ocasión quedé impactada por las Palabras del Maestro cuando dice en Lucas 14:
12 Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado.
13 Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos;
14 y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.
Estando en África, en Burkina Faso, deseé fuertemente hacer una gran fiesta para los mendigos, conforme al modelo bíblico leído, pero no contaba con los recursos económicos. Le entregué mi anhelo al Buen Padre y al cabo de pocos meses hubo un matrimonio amigo, Carlos y Raquel, quienes ofrendaron una importante cantidad de dinero, más otras manos generosas que se sumaron posibilitándonos la realización de nuestra Gran Fiesta, en colaboración con el alumnado del último curso del seminario bíblico donde trabajaba como profesora (unos sesenta alumnos), más tantas personas de buena voluntad que se adhirieron para hacer realidad y traer al presente estos versículos citados por el Maestro.
Ese día recuerdo que preparamos pollo asado, brochetas, ensaladas, espaguetis, tortas, etc. Cuando ya teníamos todo listo salimos por las calles a buscar a nuestros invitados, a los mendigos, mancos, cojos, paralíticos, leprosos, ciegos, niños de la calle. Llenamos la sala de nuestros invitados. Todos comieron en abundancia y sus latas, que usaban para recoger sus limosnas, las llenaron de comida, al despedirlos les regalamos ropas y zapatos. ¡Dios nos proveyó todo! Una de nuestras invitadas, leprosa, a quien le faltaban sus manos y pies dijo:
“Yo pensé que ya no había nadie en el mundo que pudiera pensar en mí, ahora sé que Dios piensa en mí”.
Otro invitado dijo:
“Esta es la verdadera religión”.
Cuando damos sin esperar, cuando dignifico a mi prójimo, no mirándolo como pobre, sino que lo honro con mi servicio, cuando entiendo que todos somos hijos de un mismo Padre, ¡Jesús me promete ventura en abundancia!
2. El ayuno: tiene que ver con purificar el cuerpo para saber en qué condiciones está el alma, que se alimenta de lo auténtico, de lo que es, como lo decía el Maestro
“Hacer tesoros en el cielo”
(Lc. 12.32–34)
19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Cuando nuestra alma armoniza con lo eterno, nuestro cuerpo lo refleja respirando paz, salud y bienestar; lo contrario sucede al desordenar nuestras prioridades, también se verá en el plano físico, acarreando todo tipo de malestar en lo emocional, en el cuerpo y con un alma apagada, sin brillo. Una de las mayores causas por las que llegamos a estos padecimientos es por una mala gestión de nuestros pensamientos, que son trasmutados por el cíngulo anterior en un sentimiento, a su vez la amígdala se activa por medio del hipotálamo, estimulado por el mecanismo de supervivencia de las glándulas suprarrenales, fluyendo en la sangre cortisol, adrenalina y noradrenalina. Toda esta producción de nuevas moléculas generadas por nosotros mismos se verá reflejada en el cuerpo, que al permanecer en los tres posibles estados de supervivencia, que son ataque, huida y bloqueo, el cuerpo termina enfermando. Y es entonces cuando el ayuno es una de las posibles salidas para pasar de la supervivencia a la vida abundante.
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