Los dos primeros sermones de esta antología hablan precisamente de esta segunda etapa de la vida del Buddha que culmina en el logro de la liberación y en su decisión de predicar la Enseñanza por el bien y felicidad de todos los seres .
En el sermón 26, el Buddha contrapone las dos búsquedas u opciones vitales fundamentales ante las que se enfrenta todo ser humano, a saber, la búsqueda innoble y la noble. La búsqueda innoble (simbolizada por la vida seglar o vida palaciega en el caso del Buddha) es la que cifra el sentido de la vida en torno a cosas que nacen, envejecen, enferman, mueren, generan sufrimiento y contaminan la mente. Por el contrario, la búsqueda noble (simbolizada por la vida religiosa o vida de asceta errante en el caso del Buddha) es la que tiene como máxima aspiración la práctica espiritual y el logro de lo que no nace, no envejece, no enferma, no muere, no genera sufrimiento y no contamina la mente, o sea el Nibbāna.
En el sermón 36, Saccaka, miembro de la secta ascética de los jainistas, acusa a los discípulos del Buddha de dedicarse al cultivo de la mente pero no al cultivo del cuerpo. El Buddha le explica lo que entiende por cultivo del cuerpo y cultivo de la mente. El cultivo del cuerpo no consiste en la práctica de la mortificación como erróneamente cree Saccaka, sino en no aficionarse ni hacerse adicto a las sensaciones placenteras. El cultivo de la mente consiste en no afligirse ni deprimirse por las sensaciones dolorosas. Saccaka pregunta al Buddha si no ha habido nunca sensaciones placenteras o dolorosas que se hayan apoderado de su mente. El Buddha le responde que ni el sufrimiento de la mortificación ni la felicidad de las abstracciones meditativas se apoderaron de su mente: se relata cómo el Buddha dio el paso de la vida del hogar a la vida sin hogar; se describen las prácticas ascéticas que el Buddha llevó a cabo infructuosamente; se cuenta cómo tras recordar que cuando era niño logró la primera de las abstracciones meditativas, el Buddha se preguntó si no sería aquél el camino hacia la liberación; cómo dejó la mortificación y cómo a causa de ello fue abandonado por los cinco ascetas que le acompañaban. Finalmente se narra el logro de las cuatro abstracciones meditativas y de los tres conocimientos de la liberación.
Además de ser referencia obligada para conocer la vida del Buddha antes de la iluminación e inmediatamente después de ella, los sermones 26 y 36 tienen un gran interés histórico por la información que contienen sobre algunas de las prácticas espirituales más comunes entre los ascetas itinerantes del contexto cultural del Buddha .
Sermón sobre la Noble Búsqueda (n° 26)
Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado 1 residía en Sāvatthū, en la arboleda de Jeta, en el parque de Anāthapiṇḍika. Por la mañana, el Bienaventurado se vistió y tomando su cuenco y su manto se dirigió a Sāvatthī para recolectar alimentos. Entonces varios monjes fueron adonde estaba el venerable Ānanda, se le acercaron y le dijeron:
–Amigo Ānanda, hace mucho que no hemos podido escuchar una charla sobre la Enseñanza 2 por boca del Bienaventurado. Sería bueno que pudiéramos hacerlo.
–Entonces id a la ermita del brahmín Rammaka, donde probablemente podréis escuchar una charla sobre la Enseñanza por boca del Bienaventurado.
–Sí, amigo Ānanda –contestaron los monjes al venerable Ānanda.
Entonces, el Bienaventurado, habiendo regresado de la caminata para recolectar alimentos en Sāvatthū, después de comer, dijo al venerable Ānanda:
–Vayamos a pasar el resto del día al parque del Este, al palacio de la madre de Migāra.
–Sí, venerable señor –contestó el venerable Ānanda.
Y el Bienaventurado, junto con el venerable Ānanda, se dirigió allí para pasar el resto del día. Por la tarde, concluido su retiro, dijo al venerable Ānanda:
–Ānanda, vayamos a los baños del Este para darnos un baño.
–Sí, venerable señor –contestó el venerable Ānanda.
Y el Bienaventurado, junto con el venerable Ānanda, se dirigió allí para darse un baño. Después de bañarse, el Bienaventurado salió del agua y de pie, vestido solamente con un manto, se secó los miembros. Entonces el venerable Ānanda le dijo:
–Venerable señor, la ermita del brahmín Rammaka no está muy lejos, es un lugar agradable y acogedor, sería bueno que el Bienaventurado, por compasión, se acercara allí. El Bienaventurado consintió en silencio y se dirigió a la ermita del brahmín Rammaka. En aquella ocasión, varios monjes estaban allí sentados y dialogando sobre la Enseñanza. El Bienaventurado esperó fuera hasta que terminó la conversación. Cuando supo que habían terminado la charla, tosió, llamó a la puerta y los monjes le abrieron. Entonces el Bienaventurado entró en la ermita del brahmín Rammaka, se sentó en el asiento que le habían preparado y dijo así a los monjes:
–Monjes, ¿de qué estabais hablando aquí sentados, cuál era el tema de la conversación que he interrumpido?
–Venerable señor, la conversación sobre la Enseñanza que ha sido interrumpida versaba sobre el Bienaventurado; entonces éste llegó.
–Bien monjes, es apropiado que vosotros, hijos de familia 3 que por fe 4 dais el paso de la vida del hogar a la vida sin hogar, 5 os sentéis juntos para dialogar sobre la Enseñanza. Monjes, cuando os juntéis tenéis que hacer una de estas dos cosas: o platicar de la Enseñanza o guardar el noble silencio. 6
»Monjes, hay dos búsquedas: la búsqueda noble y la búsqueda que no es noble. ¿Cuál es, monjes, la búsqueda que no es noble? He aquí, monjes, que uno que está él mismo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación 7 persigue lo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación ¿Qué diríais, monjes, que es lo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación? Pues hijos, cónyuge, esclavas, esclavos, cabras, ovejas, gallinas, cerdos, elefantes, ganado, caballos, yeguas, oro y plata: todo está sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación. Estos objetos del apego están sometidos a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación, y el que se ata, obsesiona y bloquea con ellos, estando él mismo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación, no hace más que buscar lo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación. Ésta es, monjes, la búsqueda que no es noble. 8
»¿Cuál es, monjes, la búsqueda noble? He aquí, monjes, que uno que está él mismo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación, habiendo comprendido el peligro inherente en lo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación, persigue lo no sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación, la suprema salvación de toda sujeción, el Nibbāna . 9 Ésta es la búsqueda noble.
»Monjes, yo también, antes de mi iluminación, cuando era todavía un aspirante 10 sin iluminar, estando yo mismo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación, perseguía lo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación. Entonces me dije: “¿Por qué, estando yo mismo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación, persigo lo también sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación? ¿Y si, estando yo mismo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación, habiendo comprendido el peligro 11 inherente en lo sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación, persiguiera lo no sometido a nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, pena y contaminación, la suprema salvación de toda sujeción, el Nibbāna ?”.
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