1 ...7 8 9 11 12 13 ...20 Aun con la posible dificultad de la aparente incompatibilidad ideológica entre la Italia fascista y la España y Cataluña demócrata-parlamentarias y, en el primer bienio de izquierdas, las relaciones no se resintieron por los cambios políticos. En este sentido, se continuaron con las amistosas relaciones y hasta se establecieron nuevos lazos con la naciente clase política republicana de la Cataluña autónoma. En el curso 1932-1933, las escuelas italianas introducían clases de catalán en sus programas docentes. [12]Por aquel entonces, en enero de 1933, el Presidente de la Generalitat de Cataluña, Macià, participaba en el tradicional «Baile de los italianos» para recoger fondos para las escuelas. [13]
Mientras tanto, en 1932 se había formado una nueva dirección de la Casa con Pietro Lupi de presidente y Carlo Carandini y Ettore Sacchetto de vicepresidentes. Con los consejeros Luigi Bettonica, Benito Boccato, Antonio Calcaterra, Orfeo Gallo, Leonardo Durio, Italo Pizzati y Emilio Sternfeld, con Giulio Berni como cajero. En el año siguiente, la dirección volvería a cambiar con Carlo Carandini en la presidencia y Giulio Berni como vicepresidente y tesorero y los consejeros Bocatto, Calcaterra, Sternfeld, Gallo Durio y Mario Giretti. Además, durante 1933 la Dirección General de los Italianos en el extranjero financió la compra del número 5 del pasaje Méndez Vigo para establecer la sede de la Casa degli Italiani.
En 1934, Carandini, uno de los principales líderes de la comunidad, de la Casa y del Fascio realizaba un discurso en el que pedía la fusión de los dos cargos de dirección de las entidades:
Disciplinados y convencidos colaboradores de la obra del fascismo, que es el portavoz directo del Régimen y expresión más inmediata de las nuevas orientaciones en la organización y en la asistencia de los italianos en el extranjero, hemos intentado prestar a esto en cada ocasión nuestra más amplia y franca colaboración. Podemos además añadir que esta colaboración siempre se ha realizado con plena fe fascista, sin la mínima colisión y con el común entendimiento de llevar a cabo, entre todos, la más decidida y concreta obra de italianidad y de interpretar con la mayor fidelidad las directivas que nos llegan de Roma. Por este motivo y porque estamos sinceramente animados por el deseo de que esta nuestra Casa pueda ser llamada a realizar deberes siempre más altos, confirmamos nuestra aspiración de poder ver en un próximo avenir fusionados en una sola persona los dos mandatos hoy llevados a cabo por el Secretario del Fascio y el Presidente de la Casa. [14]
Un deseo, el de unificar los dos principales cargos de la comunidad italiana al margen del de Cónsul, que se vería cumplido en 1935 con la reforma de los estatutos de la Casa. A partir de esa fecha, el secretario del Fascio sería automáticamente el presidente de la Casa degli Italiani y daría así solución a una de las principales polémicas de la colonia.
En este sentido, en una carta enviada desde Roma por el Ministerio de Asuntos Exteriores con fecha del 21 de febrero de 1935 ya se anunciaba una inminente circular que obligaría a ceder a los Fascios la dirección de las Casas de Italia en el extranjero. Una circular que era enviada el 22 de marzo de 1935 por la dirección general de los italianos en el exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores y en la que se oficializaba esta duplicidad de cargos. La carta decía: «En las nuevas organizaciones de nuestras colectividades en el Exterior, (...) las Casas de Italia representan centros de vida, puntos de orientación seguros. Por eso el carácter fascista de éstas debe ser cada vez más evidente, también en la parte formal». Con ese objetivo, se establecían las siguientes directrices: «1. que el Fascio tenga, sin equívocos ni discusiones de ninguna clase, el puesto preeminente [en la colonia]. 2. que el Secretario del Fascio tenga la posibilidad, legalmente reconocida, de poner al servicio de este delicado organismo colectivo todo el peso de su autoridad y de su prestigio (...)». [15]Por si estos dos puntos no habían quedado suficientemente claros, en un documento adjunto se especificaba cuál debería ser la configuración de la directiva de la Casa degli Italiani en el caso de no existir, como no era el caso, autoridad consular: «Presidente: el Secretario del Fascio; Secretario: el Presidente de la sección local de combatientes; Administrador: el Consejero administrador del Dopolavoro o, si éste no existiese, el Secretario administrador del Fascio». [16]De este modo, en el caso de la Casa de Barcelona, la dirección de la misma quedaría formada por los siguientes cargos: Presidente honorario: Real Cónsul General; Presidente efectivo: Secretario del Fascio; Consejeros: los directivos de las asociaciones de la colonia (combatientes, o la Società Dante Alighieri para la difusión y enseñamiento de la lengua italiana); [17]Consejero administrador: el Consejero administrador del Fascio y/o del Dopolavoro. [18]En síntesis, se desplazaba el peso de la sociedad civil italiana al nuevo sistema estatalista.
Después de este cambio en la dirección del principal organismo de la colonia, en el período anterior al estallido de la Guerra Civil, cabe destacar la supresión de las clases de lengua catalana en 1935, justamente cuando la autonomía catalana restaba suspendida después de los sucesos del 6 de octubre de 1934. Y también el cambio de consejo de administración con Emilio Carandini como presidente, Berni vicepresidente, Mauricio Moro cajero, y los consejeros Paolo Ruffini, Mario Giretti, Gino Giannoni y un consejero secretario, Giuseppe Confalonieri. Por su parte, ya en 1936, las escuelas italianas cerrarían su curso el 18 de julio y no volverían a reemprender sus actividades hasta el 4 de noviembre de 1939, una vez finalizada la contienda civil española con la victoria franquista. Por su parte, la Casa degli Italiani aún se mantendría abierta durante los primeros meses de la Guerra Civil, como más adelante comprobaremos.
Entidades italianas existentes en Barcelona en 1935
– Regio Consolado Generale (calle Mallorca, 270) [19]
– Fascio Italiano di Barcellona «Luigi Avversi» (Passatge Méndez Vigo, 8)
– Fascio Femminile (Passatge Méndez Vigo, 8)
– Casa degli Italiani (Passatge Méndez Vigo, 8)
– Associazione Nazionali di Combattenti-sezione Barcellona (Passatge Méndez Vigo, 8)
– Camera di Commercio Italiana per la Spagna (Via Laietana, 47) [20]
– Organización Giovanili Italiane all’Estero-gruppo di Barcellona (Passatge Méndez Vigo, 8)
– Unione Nazionale Ufficiali in Congedo d’Italia-sezione Barcellona (calle Mallorca, 270)
– Assistenza (Passatge Méndez Vigo, 8)
– Società Operaia di Mutuo Soccorso (Passatge Méndez Vigo, 8)
– Opera Nazionale Dopolavoro-sezione Barcellona (calle Mallorca, 270)
– Istituto Italiano di Cultura (Passeig de Gràcia, 132) [21]
– Scuole Elementari Italiane e Casa dei Bambini (Passatge Méndez Vigo, 8)
– Lega Navale Italiana (calle Mallorca, 270)
– Società Nazionale Dante Alighieri-Comitato di Barcellona (Passeig de Gràcia, 132) [22]
– Croce Rossa Italiana-Delegazione di Barcellona (calle Descartes, 6)
– Opera Maternità e Infanzia-Comitato di Barcellona (Passatge Méndez Vigo, 8)
– Touring Club Italiano-Comitato di Barcellona (Ronda Universitat, 31) [23]
EL FASCIO TENENTE LUIGI AVVERSI DE BARCELONA (1923-1936): DE LAS CRISIS Y LAS TENSIONES CON EL CONSULADO
Después del final de la I Guerra Mundial, en una Italia que aunque vencedora no salió satisfecha del conflicto europeo, la tensión social interna llegó al extremo. Con un movimiento obrero y campesino, socialista y anarquista, de una extraordinaria fuerza, con una amplia ocupación de fábricas y propiedades agrícolas entre 1918 y 1919, el caldo de cultivo para el nacimiento de una ideología que se erigiera en su contrapeso político-social era posible. A partir de la creación de los Fasci di Combatimento en 1919, como primera estructura del fascismo liderada por el ex socialista Benito Mussolini, como reacción a la fuerza de la extrema izquierda italiana pero también de la «decadencia» del modelo liberal, Italia y Europa veían aparecer una nueva opción ideológica que suponía una auténtica novedad. Y es que el fascismo se erigía en una vía autoritaria que se situaba en medio del comunismo y del liberalismo, criticando los defectos de ambas ideologías y reivindicándose como la «necesaria» regeneración de la Italia de la posguerra. El gusto por la violencia, la encuadración de la sociedad y especialmente de la juventud como elemento principal o el culto al liderazgo carismático del Duce serían características básicas del fascismo italiano. [24]De este modo, una vez Mussolini conquistara el poder en 1922, se irían creando entidades fascistas en todas las partes del mundo en el seno de las múltiples colonias italianas generadas por las grandes corrientes de emigración transalpina hacia Europa, América (norte y sur) o Australia. Una creación que cabía relacionar, en gran medida, con el retorno de muchos italianos emigrados a su tierra de acogida después de servir en el Ejército italiano durante la I Guerra Mundial y de vivir el clima prefascista de conquista del poder. En muchos lugares, la creación de dichas organizaciones no sería fácil y tendría grandes dificultades con las autoridades del país de acogida o los partidos políticos y sindicatos propios de aquél. Una situación que, como veremos, no se produciría en el caso de Barcelona, donde, desde septiembre de 1923, regentaba el poder el general Miguel Primo de Rivera como dictador en el marco de la Monarquía de Alfonso XIII.
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