Anécdotas tenemos a miles. No se pierdan esta información, puede ser clave para entender la dinámica del problema real.
Cuando he recogido toda la información, le hago una foto. Y le comento a ese que haya pasado el primero que voy a repetir ese ejercicio con el otro y que también sacaré una foto. De la información obtenida hablaremos en la entrevista de devolución. También realizo el mismo ejercicio con los niños. Después imprimo esas tres fotos y las comparo. Ahí están contenidos, como comentaba, aspectos del problema de relación que seguro que están influyendo, si no directamente en la generación del conflicto, sí en la posibilidad de crear equipo para poner en marcha recursos para la resolución.
Toda esta información la comentaremos con ellos debidamente en la entrevista de devolución.
Los últimos minutos de sesión, esos que ya tenemos para trabajar conjuntamente de nuevo, procuro emplearlos en hacer el genograma. A veces es necesaria una sesión más para abordar esta tarea. No se lo piensen, es imprescindible.
♦ Genograma
Hacer un buen genograma nos parece absolutamente fundamental para una buena evaluación. Tienen a su disposición abundantes publicaciones sobre cómo realizar esta tarea, pero vamos a comentarlo brevemente aquí.
Nuestra sugerencia es la de desarrollar un simple árbol genealógico que incluya, en la medida de lo posible, al menos tres generaciones. Es decir abuelos, padres e hijos. Pero si hubiera conocimiento, datos o anécdotas de bisabuelos, mejor que mejor. Una vez que tenemos en el papel nombre, edades, fallecimientos, matrimonios, separaciones, segundas nupcias, tíos, primos, abortos, hermanastros y toda la parentela posible, comienza el proceso más interesante y revelador: queremos saberlo todo de todos. Pregunten por todo, señores, por favor. E incluyan tanto en su mente como en la interacción con los pacientes la pregunta «¿por qué?» En ocasiones se conocerá ese por qué o, al menos, tendremos la respuesta oficial. Para nosotros es igualmente importante la idea que tiene esa persona que está hablando de su familia de las motivaciones de cada uno de los miembros de ella. Para muchos será la primera vez que realicen un ejercicio semejante y la actitud con la que lo enfrenten es muy importante para nosotros. Nos hablará no solo de cosas concretas que se conocen o desconocen y que se transmiten o se ocultan en el sistema al que pertenece nuestro pequeño paciente, sino también de la capacidad de ese progenitor en concreto de hacer asociaciones entre lo vivido, aprendido y transmitido y las decisiones que ha ido tomando. Porque esa es nuestra tarea, y si ya nuestros interlocutores son capaces de reconocer la influencia del sistema en lo que ha ido ocurriendo en sus vidas, tenemos una parte importante de terreno ganado. Unos papás negadores de dicha influencia van a ser todo un reto para nosotros, así que, cuanta más información recojamos y cuanto antes veamos nosotros las nombradas asociaciones entre lo que han ido haciendo unas generaciones y las siguientes, mejor.
A mí me gusta completar el genograma con estas preguntas:
• ¿Cómo os conocisteis?¿Cómo comenzó a forjarse vuestro actual microsistema? A propósito de este tema, es importante que preguntemos por la relación de pareja. Permítanme que les recuerde que esto incluye hablar de la relación sexual. Muchas sorpresas (o no tanto) aparecen cuando hay que hablar de este tema que vienen a explicar otras tantas cosas que ocurren en el sistema familiar.
• ¿Hay alguna anécdotafamiliar que se haya ido transmitiendo de generación en generación, o una clásica batallita que haya calado y que se cuente siempre que se reúne la familia para alguna celebración? ¿Se os ocurre alguna a vosotros que hayáis escuchado y que os parezca digna de contarse? ¿Y algún secreto? Preguntar por el secretome parece imprescindible. Si no lo están haciendo ya, háganlo, les sorprenderá lo que van a recoger.
• ¿Podrías darme tres o cuatro adjetivospara calificar a tu familia? Le preguntamos a cada progenitor por la suya y también si están de acuerdo con los adjetivos ofrecidos por el otro cónyuge respecto a la de cada uno.
• Por último, ¿qué creéis que tiene el niño de unos y de otros?
5. LAS SESIONES DE EVALUACIÓN RESTANTES
Durante estas dos sesiones con los padres y las que ya hemos realizado con el niño, debemos haber tenido la oportunidad de recoger información suficiente para desarrollar alguna hipótesis que nos explique lo que está pasando y, desde luego, para confirmar o refutar dichas presunciones. En cualquier caso, ha llegado el momento de hacer un alto y, con lo ya recogido, reflexionar y concretar qué seguimos necesitando para terminar de estar seguros acerca de nuestras conclusiones y antes de dar por completada la evaluación. ¿Necesitamos ver a los hermanos? ¿A los abuelos? ¿A la cuidadora? ¿Tenemos que hablar con el tutor o con el psicólogo del colegio?
La presencia de estas otras personas en la evaluación puede ser muy útil, pero también puede ser completamente prescindible. Me gusta insistir en que hagamos las cosas con criterio y que intentemos, en la medida de lo posible, saber para qué estamos haciendo lo que estamos haciendo. Cuando hacemos las cosas porque no nos estamos enterando muy bien de lo que está pasando y confiamos en que con una sesión y otra y con una persona y otra, de pronto, como por arte de magia, nos vendrá la inspiración y sabremos qué hacer; cuando hacemos esto, además de estar haciendo el ridículo y de estar siendo deshonestos, se nos nota. No crean que todo esto es gratis, nuestros pacientes estarán sufriendo, pero no tienen un pelo de tontos y su capacidad de captar las intenciones del otro (cuestión que se desarrolla muy tempranamente, por cierto, como seguramente saben) permanece intacta, alerta y tan bienfuncionante como el primer día. Y aunque no lo expliciten, porque ni siquiera estén haciendo consciencia completa de lo que están percibiendo, lo están apreciando y eso comienza a generar una sutil (y a veces no tanto) desconfianza, que va a actuar como una carcoma que ya ha comenzado a corroer la relación y que impedirá que se termine de generar la base de seguridad, de certidumbre, que resulta imprescindible para que la psicoterapia funcione. Es obvio, ¿verdad? Esto es insoslayable para el buen funcionamiento de cualquier relación entre seres humanos.
Y no digamos ya recurrir a montones de originales pruebas psicométricas, diferentes y chocantes tests y aparatosos trucos de sabia magia pseudocientífica (y miren que me gusta la magia…) para otros tantos distintos y singulares objetivos que recolectamos en nuestras consultas y que mayoritariamente son empleados por nosotros para cubrir, una vez más, las lagunas que sentimos que se han generado en nuestra formación y que se hacen evidentes en nuestra práctica cuando nos damos cuenta de que no sabemos qué está pasando y no tenemos ni idea de qué hacer con lo que tenemos delante.
Cuidado, de verdad, es preferible que seamos sinceros y les digamos a los padres que no sabemos, que no estamos seguros, que necesitamos más tiempo o incluso la ayuda de una supervisión… La honestidad es siempre una baza a nuestro favor. Y, ya que lo he mencionado, por supuesto, la supervisión es otra importante baza. Quien me conoce ya sabe que aprovecho cualquier ocasión para comentarlo, pero es que lo considero una falla lamentable en nuestro desarrollo, tan evidente como las que hay en nuestra formación por culpa de los diseños curriculares. Supervisemos, señores. Nada ayuda más a crecer como profesionales de la psicoterapia que la supervisión. De hecho, estoy profundamente convencida de que es supervisando nuestra práctica clínica como terminamos de convertirnos en psicoterapeutas de verdad. No la descuidemos.
Читать дальше