VIII. ENTRADA Y SALIDA DEL PARTIDO
Pilar y Antonino se integran en el partido unos años después de llegar a Valencia. Pilar comienza con las actividades de las mujeres, pero si quiere hacer algo tiene que pasar por Rosalía Sender. A pesar de que se trata de actividades laterales y alejadas del poder del partido, sus divergencias con ella son continuas. Ella estaba acostumbrada a trabajar con las mujeres antifascistas y eso implicaba la suma de todas las mujeres, fuese cual fuese su procedencia política, y esa concepción choca con la imperante en el partido, donde solo trabaja con las mujeres comunistas. Pilar siempre quiere ir un poco más allá:
–Oye, ¿y qué hacen las mujeres socialistas? ¿Y las republicanas?
No hay interés por integrar a más gente, pero Pilar en 1976 comienza a asistir a algunas reuniones en el Ateneo Mercantil y luego se incorpora a las del Movimiento Democrático de Mujeres (MDM), una plataforma de mujeres de izquierda de varios partidos, y también mujeres sencillas de barrios, o de pueblos de distintas comarcas que no están en ningún partido, simplemente son amas de casa que quieren luchar por la democracia y por hacerse un hueco dentro de ella. En 1977 Pilar ya es miembro activa del MDM y participa, junto con Judith Hernández, en todas las actividades con las coordinadoras, hasta su desaparición.
El periodo inicial de la transición, una vez muerto Franco, es una etapa muy difícil para el Partido Comunista, que no es legalizado hasta el sábado de Gloria de 1977. La tarde en que llega la noticia de la legalización del Partido Comunista Pilar está reunida con el MDM en el piso viejo de la calle Don Juan de Austria. Y a media tarde, como a las seis y media, llegan unas mujeres con la noticia, que también están anunciando en la radio:
–Eh, ¡que han legalizado el PC!
Una alegría tremenda para todas…Tanto que ya no pueden seguir con la reunión y enseguida se van a la fiesta que se organiza en los locales del partido, donde van llegando los grupos de militantes. Por las calles se ve a mucha gente con la bandera del PC.
A partir de entonces, ya sí, se inician las actividades normales de un partido a la luz pública, con sus reuniones, congresos y todo tipo de actividades. Pilar sigue con el MDM pero se da cuenta de que hay otros grupos de mujeres muy diferentes. Por un lado, hay un grupo de mujeres, universitarias y muy preparadas, entre las que destacan Ana Sánchez, Olga Quiñones y Trini Simó, que tienen una visión y una orientación muy clara del trabajo que es necesario hacer. Por ejemplo, plantean que hay que hablar del aspecto sexual, y ahí está por desarrollar la campaña de los anticonceptivos. Hay otro grupo, el sector proveniente del PC, al que le parece que ese es un lenguaje demasiado radical y piensan que ir a los barrios y a los pueblos con esos planteamientos puede suponer una ruptura demasiado fuerte con unas mujeres sencillas que se van a escandalizar, lo que puede acabar con el movimiento. Unas y otras no tienen la suficiente paciencia para debatir el tema hasta llegar a un punto de convencimiento o de acuerdo. Eso coincide, además, con el desarrollo de la campaña electoral. Son las vísperas de las primeras elecciones democráticas desde la guerra civil, en junio de 1977, y a Pilar le parece que todo eso debe ser prioritario en ese momento histórico y que los temas de género se pueden abordar después de los políticos.
Lo cierto es que, a pesar de todo, la campaña de los anticonceptivos se hace, porque llegado a un punto del debate las defensoras del tema sexual dicen que si no se pone en marcha ese tema se van y lo organizan desde otra plataforma. Así que aquello supone un punto de inflexión importante. Pilar, que en aquel entonces sigue en el MDM participando en las coordinadoras, hace grupo con Magda, mucho más recuperada ya de su alcoholismo, y con Judith Hernández, la mujer de Alberto García Esteve. Con Rosalía funciona únicamente a nivel técnico. Despacha regularmente con ella y, por ejemplo, le dice:
–Tú ocúpate de esto, que es organización, y mira bien lo otro.
También coincide con esa época de campaña electoral el hecho decepcionante para Pilar de que en la lista que el PCPV confecciona para el Ayuntamiento de Valencia se incluya a Rosalía Sender y a Ana Cari, pero no a ella. Esta candidatura, según Pilar, se hace de manera antidemocrática y sin consultar con nadie. Ella se da cuenta de que, por una parte, la tienen considerada como histórica , pero que a la hora de la verdad no cuentan con ella para las ocasiones importantes y los asuntos de responsabilidad. Así que cuando Rosalía Sender y Ana Rodríguez, conocida como Ana Cari, locutora de Radio Valencia de la Cadena SER, se embarcan en la campaña electoral, le endosan a Pilar el MDM, ya tocado de muerte, con la advertencia siguiente:
–A esto hay que darle un cambio. Nosotras nos vamos pero vosotras tenéis que coger el testigo.
Pilar, aunque dolida, no lo aparenta y sigue con el MDM. Dados los acontecimientos con Magda y un grupo del PC se cuestionan si seguir o no con el movimiento:
–¿Y aquí qué va a pasar? ¿Cerramos el local?
Porque aunque ni Rosalía ni Ana salen elegidas como concejalas, ya no vuelven al MDM. Rosalía se queda en el partido, en el aparato, como secretaria de finanzas, y Ana Cari sigue en la radio y en el Ateneo. En el momento en que Pilar se hace cargo del MDM, en el escenario valenciano aparecen ya otras organizaciones de mujeres, como la Assemblea de Dones, un grupo de mujeres del Partido de los Trabajadores, otro del Movimiento Comunista y las mujeres de la Liga Comunista, a cuya cabeza está María José Obiol. También se organiza la Llibrería de Dones, un núcleo femenista cultural muy importante donde se reúnen todas las tardes muchas mujeres para hablar, discutir, leer, etc. Pues bien, Pilar tiene que entenderse con todas ellas y lo hace como pez en el agua, acostumbrada como estaba a trabajar por los derechos de las mujeres en el ámbito plural de las mujeres antifascistas.
Sin embargo, Pilar se siente incómoda en el MDM porque se da cuenta de que el partido siempre aparece detrás del movimiento, frenándola, controlándola, investigándola. Sigue discutiendo mucho con Rosalía porque ella solo piensa en ella y en el partido, y Pilar piensa en las mujeres como una familia de ideologías con las que quiere relacionarse, trabajar y entenderse. Por tanto, Pilar, sin abandonar el MDM, pasa después a liderar la Comissió per l’Alliberament de la Dona, al nombrarla en 1979 nueva responsable hasta 1982, cuando presenta su dimisión. Entra también a reforzar el grupo de mujeres del PC del Ateneo Mercantil, en franca caída a pesar de los esfuerzos de Ana Cari por mantenerlo. Pilar se entera de que existe una Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas a la cabeza de las cuales están Ana Sabater y Emília Bolinches. Esta organización de mujeres, que asumía los problemas de sus asociadas con los tribunales, se deja asesorar por las mujeres juristas, que en un principio le prestan para sus reuniones el despacho que su presidenta, la abogada Silvia Fajarnés, tiene en la calle Conde de Salvatierra de Álava. Pilar, ni corta ni perezosa y sin previo aviso, un buen día aparece por allí para ver por sí misma quiénes son y qué hacen aquellas mujeres que, como ella misma, están separadas o divorciadas. Así, toma contacto con ellas, y como hay sintonía inmediata, especialmente con las dos responsables, la presidenta, Ana Sabater, y la encargada de las relaciones con la prensa, Emília Bolinches, y le parece muy positiva la labor que se está haciendo allí, al poco tiempo pasa a formar parte de la directiva y, más tarde, ella misma será su presidenta. Es el momento en que tanto el MDM como el grupo de mujeres comunistas del Ateneo Mercantil están de capa caída, entre otras causas por las diferentes escisiones y fragmentaciones en el seno del PCPV. Y Pilar no ha nacido para velar muertos, sino para trabajar con los vivos. Pronto las mujeres separadas se sienten en condiciones de dejar de estar tuteladas por las abogadas y quieren independizarse. El primer paso es el de conseguir un local propio y la directiva se encarga de buscarlo y encontrarlo.
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