– La primera acotación del MPP presenta el sintagma «eminencia de un risco», que, argumenta Vega (2003: 894), en TESO se encuentra una sola vez en La Aurora en Copacabana (1.717) 14. Este es el pasaje:
Señor, pues este favor
tan anticipado premia
el deseo de arbolar
vuestra militar bandera
entre estos bárbaros donde
vuestra fe plantada crezca,
en vuestro nombre subiendo
a este risco , en su eminencia
la fijaré.
Además de señalar la asociación de los dos términos, Vega observa que eminencia(s ) es un vocablo muy frecuente en Calderón, y que se usa con la acepción de ‘cúspide física’ (frente a la de ‘preeminencia moral’) en este autor y «en contadas ocasiones en Diamante, Matos y Zamora». En realidad, hay varios ejemplos en CORDE de este uso culto a lo largo del siglo; por citar algunos 15:
[…] y descubriendo la jente de Aníbal a los romanos le dixeron viniese a una eminencia que allí estava y vería el mayor número de jente que se podía ver […] (Cristóbal de Rojas, Sumario de la milicia antigua y moderna , 1607)
[…] fuimos subiendo por una senda derecha que llamaban Dificultad, hasta llegar a lo alto de un monte, desde cuya eminencia se veían muy bien los palacios y casas del Engaño (Juan de Palafox y Mendoza, El pastor de nochebuena , 1644 y 1661)
Error plausible, desacierto acreditado, fue aquel tan celebrado llanto de Xerxes quando, subido en una eminencia desde donde pudo dar vista a sus innumerables huestes que agotando los ríos inundavan las campañas, quando otro no pudiera contener el gozo, él no pudo reprimir el llanto (Baltasar Gracián, El Criticón , tercera parte, 1657).
Añádase también el v. 264 del Polifemo gongorino («que la eminencia abriga de un escollo») 16. Creo que se puede afirmar con cierta seguridad que el uso culto del término pertenece al lenguaje literario del s. xvii, sin que marque a un autor concreto. Esto, a mi juicio, quita también relevancia a la asociación con «risco(s)», de por sí bastante inmediata en términos semánticos y por tanto posible por poligénesis. Citaré a este respecto unos versos del auto sacramental de Gadea y Oviedo La imagen del Sacramento, san Juan de Dios (1691), donde encontramos los dos vocablos en el mismo pasaje:
Este feliz lusitano
a quien el obscuro nido
poner su Autor misterioso
sobre la eminencia quiso,
pues siendo su patria Monte
Mayor, Ciudad su apellido,
ciudad sobre el monte puesta
se vio desde el principio:
ese, que del patrio monte
eco resonando activo
empezó a escucharlo imagen
de la palabra el oído,
para que del Sacro Verbo
saliese a ser eco vivo,
si otro Juan salió a ser voz
de entre los natales riscos ,
dígalo, ¡ay triste!, el estruendo
de las campanas festivo
[…] (Gadea y Oviedo 1692: 297; cursivas mías).
Como última observación sobre este sintagma, señalo que en el corpus tirsiano, mientras no se registra, en efecto, eminencia con el sentido de ‘cúspide física’, sí aparece un «risco eminente» ( Los lagos de san Vicente , 3.985), donde el adjetivo tiene acepción material.
– Uso de «corcel» (v. 1) y «polaco» (v. 5). Vega (2003: 894-895) descubre en TESO tres asociaciones de los dos vocablos, exclusivas de Calderón. Sin duda polaco , referido a una raza equina, es un término poco frecuente, y Vega, ampliando la búsqueda a CORDE , solo encuentra otros ejemplos en Balbuena (dos ocurrencias en El Bernardo ) y Góngora (una en el romance Desde Sansueña a París ), juzgando además como «prueba contundente» de su rareza su ausencia de NTLLE . Creo que en este caso se manifiestan todos los límites de los repertorios utilizados (beneméritos, insisto). Actualmente, CORDE señala dos citas de Vélez de Guevara que sin duda no estaban presentes cuando Vega redactó su artículo, ni cuando yo entregué el mío, y que nos obligan a reconsiderar el valor probatorio de polaco . La primera y más significativa viene de La serrana de la Vera , vv. 986-998:
En el valor, que nunca fue cobarde,
del jubenil ardor, del marzial fuego
el príncipe alentado, en el alarde
quiso salir, honrando mi persona
y dexando inmortal vuestra corona,
sobre un polaco de villana raza,
de hermosa vista y de faiciones toscas;
que a corbetas las nubes amenaza,
entre la cola y clin hecho mil roscas,
la piel de la color de la linaza
nebada a trechos de unas blancas moscas,
al parezer tan vivas, y a la espuela,
que le han dado las alas con que buela.
(Vélez de Guevara 2001: 163-164)
Como se deduce del contexto, se trata de un paralelo casi perfecto con el pasaje del MPP (un corcel polaco que ‘volando’ acabará por arrojar de la silla a su jinete). Aclara Piedad Bolaños en su nota al verso 991 de La serrana de la Vera : «Parece ser que [estos caballos] eran conocidos por un brío excesivo» 17. Vélez, aficionado a los tecnicismos ecuestres y famoso, al par de Calderón, por sus descripciones de caballos 18, volverá a utilizar el vocablo en una comedia sucesiva, El Rey en su imaginación :
[DIANA] |
[…] Dadme un caballo. |
ENRICO |
Aquí está el Cierzo. |
DIANA |
No venga |
|
sino el Polaco. |
ENRICO |
Aquí está. |
DIANA |
Al fin, el Tigre es ya fieradel agua. |
ENRICO |
Él se despeñópor castigar su soberbia. (Vélez de Guevara 2002a: 105, vv. 467-472) |
Otro factor significativo es que los textos en cuestión son anteriores a los tres dramas de Calderón en que aparece el término (y, claro está, al propio MPP , que como ya he apuntado es sucesivo a La vida es sueño): La serrana de la Vera es de 1613 (Vélez de Guevara 2010: 11) y El Rey en su imaginación fue compuesto entre febrero de 1624 y agosto de 1625 (Vélez de Guevara 2002a: 39). Por este motivo, podemos suponer que Calderón, lejos de proponer algo original, estaba retomando una idea compartida y descodificable sin mayores dificultades por los espectadores contemporáneos. Vendría a confirmar esta hipótesis una definición muy posterior, presente en un diccionario especializado de la segunda mitad del s. XIX, ajeno a cualquier influjo literario: «También se admira [el caballo polaco] por ser muy bien formado; tiene gracioso aire y arrogantes movimientos, pero por lo común son falsos y traidores» ( DEQ : 55), lo que corresponde en todo al contexto de La serrana de la Vera , de dos de las citas calderonianas mencionadas por Vega ( Puente , 1.173 y Hado , 2.569) y del MPP . Por estas razones, no me parece aventurado suponer que, aun admitiendo que es poco usual, el término no era tan esotérico para el público antiguo. Por lo que se refiere a la proximidad de «corcel», repito el razonamiento hecho a propósito de «eminencia» y «risco»: en mi opinión, la contigüidad semántica de los términos hace que las ocurrencias conjuntas en Calderón sean menos significativas. De todas formas, el de polaco/corcel sigue pareciéndome el argumento más sólido a favor de la autoría calderoniana.
– «sañuda fiera» (v. 1). Vega (2003: 895) señala en el corpus de TESO ocho casos, todos calderonianos, en que el sintagma se presenta tal cual. Por esas fechas CORDE , en cambio, no registraba ocurrencias, mientras que en el momento en que escribo (junio de 2013) sí trae una, aunque muy tardía (Angela Grassi, El copo de nieve , 1876). Sin embargo, se pueden añadir algunas citas más significativas. La primera viene de los Cantos a Cintia del malogrado Agustín de Salazar y Torres (1642-1675), gran amigo de Vera Tassis, quien cuidó, como es sabido, la edición póstuma de sus obras:
Читать дальше