Cierra el conjunto el estudio de Carmen Pérez Aparicio sobre uno de los aspectos más complejos de la Guerra de Sucesión: el comportamiento de la nobleza valenciana. Las grandes diferencias de rango, poder político, económico y social, así como las derivadas de su adscripción al servicio de la Monarquía o de su participación en las instituciones forales, constituyen las vías de aproximación al fenómeno. Así, mientras que la gran nobleza residente en la Corte y situada en el primer plano de la escena política acató sin reservas el testamento de Carlos II y tomó partido por la Casa de Borbón, la nobleza arraigada en el Reino manifestó reiteradamente su desaprobación por la política llevada a cabo por Felipe V, quien puso en riesgo su fidelidad por el incumplimiento de los Fueros y de su obligación de acudir a la defensa de los valencianos. No obstante, la deriva populista, antinobiliaria y antiseñorial del primer gobierno del archiduque Carlos tuvo repercusiones muy negativas para la causa austracista.
Presentamos, en conclusión, una serie de trabajos a través de los cuales hemos querido aproximarnos, desde facetas diversas, a algunos de los linajes nobiliarios que se caracterizaron por su importante significación en la historia valenciana durante la Edad Moderna. Se trata de un primer acercamiento conjunto, que tiene propósito de continuidad, y que en esta ocasión ha resultado posible gracias a la calurosa acogida que hemos encontrado entre los historiadores dedicados al tema, a los que deseamos expresar nuestra sincera gratitud. Vaya también nuestro reconocimiento a Vicent Olmos, por su gestión, y a Publicacions de la Universitat de València, por haberse hecho cargo de la publicación.
LA ENTRETELA DE LA HISTORIA. ALGUNOS ASPECTOS EN LA TRAYECTORIA DEL LINAJE MERCADER, SEÑORES DE BUÑOL (SIGLOS XVI Y XVII)
M.ª Luisa Muñoz Altabert
Los linajes, las familias, las casas en las que ellos se integran, se rigen por estrategias orientadas a incrementar su poder económico, social y político. El arte de mover las fichas les permitirá encumbrarse y mantenerse. Intentar destejer esa red de estrategias y solidaridades, triunfos y vicisitudes fraguadas con el tiempo y el devenir de sus vidas, forma parte de esa necesidad que tiene el historiador de recomponer para comprender. Una ardua y compleja tarea, tal y como advierte el profesor Molina Recio, 1 que se ve condicionada por la documentación.
La familia Mercader coordinó acciones y maniobras con la finalidad de conseguir su promoción social. La Bailía General de Valencia les proporcionó la plataforma desde la cual servir a la Monarquía, permitiéndoles acumular honor, poder y patrimonio. En torno al entramado familiar fueron construyendo la estructura de soporte de su ascenso social, apoyado en la posesión de un dominio territorial y jurisdiccional que les confirió el prestigio y la capacidad económica como para poder vivir de rentas y al más puro estilo nobiliario.
Aunque nuestra labor investigadora sobre el linaje Mercader se centra fundamentalmente en el siglo xvii, hemos considerado conveniente, en aras de una mayor comprensión de la trayectoria de la familia, arrancar el estudio desde su pasado medieval. Para ello hemos contado, y a él nos remitimos, con el trabajo realizado por E. Cruselles Gómez y Enrique Díes Cusí. 2
EL ASCENSO DEL LINAJE EN ÉPOCA MEDIEVAL
Partiendo del principio de lealtad a la Corona y del capital que aportaba el conocimiento de la legislación foral del Reino de Valencia, el linaje Mercader fue trazando, desde mediados del siglo XIV, un cursus honorum que desembocó en su rápido ennoblecimiento. Desde Xàtiva, el jurisperito mosén Berenguer Mercader († 1398) se trasladó en 1344 a Valencia. Pese a carecer de formación académica fue reconocido como savi en dret , y ejerció como consejero real y como abogado de la Ciudad de Valencia, con lo que sumaba méritos para que en 1353 el rey Pedro IV le concediera el título de caballero. Su trayectoria se correspondía con la preeminencia que los juristas alcanzaron en la sociedad medieval, lo que les permitió incrementar el patrimonio, financiar estudios de leyes y culminar su carrera con el ennoblecimiento, gratificación a los servicios prestados en la administración de la que fueron alma y motor. La familia Mercader destacó en este colectivo al alcanzar las mayores cotas de poder y nobleza. 3 El estatus alcanzado por mosén Berenguer Mercader le permitió invertir en la educación de su único hijo, Juan Mercader y Gómis, quien alcanzó el título de doctor en Derecho por la Universidad de Bolonia. También él utilizó la educación como estrategia de promoción social, financiando los estudios de Derecho a sus hijos mosén Juan y mosén Macián Mercader y Miró.
Entre los años 1412 y 1485, tres generaciones sucesivas del linaje ocuparon la Bailía General de Valencia, un cargo que por sus atribuciones, además de quedar estrechamente vinculados a la Monarquía, suponía contar con su total confianza. Desde su destacada posición, mosén Juan Mercader y Gómis, mosén Berenguer Mercader y Miró y mosén Honorato Mercader y Mercader coordinaron su actividad con la finalidad de promocionarse socialmente, ampliar patrimonio y consolidar la influencia de la familia en la vida política del Reino. En este sentido, el cargo de baile general les permitió situar en la administración a miembros directos y colaterales, con los que ampliar su radio de acción. El primero en ocupar la Bailía General fue el unigénito del jurisperito mosén Berenguer y doctor en Derecho mosén Juan Mercader y Gómis. Mientras desarrollaba su puesto en la institución real, su primogénito mosén Berenguer Mercader y Miró trabajaba en acumular los méritos que le facilitaran seguir los pasos del padre en la institución real, ocupando los cargos de almotacén, maestre racional y la gobernación de los castillos de Buñol y Xàtiva, por entonces prisión de Estado de la Corona de Aragón. También sus hermanos Pedro y Bernardo Mercader y Miró ocuparon la alcaldía del castillo de Xàtiva, además de ejercer Bernardo como guardia del palacio real. Reinando ya Alfonso V, mosén Berenguer Mercader y Miró sucedió a su padre en la Bailía, y en ella contó con la asistencia de su hermano mosén Juan Mercader y Miró como lugarteniente de baile general, así como con dos miembros de ramas colaterales, Antonio y Miguel Mercader, quienes se sucedieron en la Bailía del Grao. Con la muerte de mosén Berenguer Mercader y Miró en 1471 el oficio de baile pasó a su primogénito, mosén Honorato Mercader y Mercader (†1503), tras el cual, ya fuera por falta de descendencia de este o por cambios de orientación de la Monarquía, cesó la preeminencia de los Mercader al frente de la institución, al conceder Fernando II de Aragón el cargo de baile general a Diego Torres.
Asimismo, la carrera eclesiástica y militar sirvió de vehículo de promoción para la familia. Mosén Juan Mercader orientó a su hijo, el doctor en Derecho mosén Macián Mercader y Miró, a la Iglesia, desde donde promocionó de arcediano de la catedral de Xàtiva a la de Valencia, además de ejercer como vicario general de la diócesis y administrador del Hospital General entre 1482 y 1485. Otros dos miembros de ramas colaterales, Galcerán y Guillén, se iniciaron como pajes en el servicio militar del monarca, y acabaron sirviendo a la Corona como virreyes de Cerdeña en 1450 y de Apulia en el Reino de Nápoles respectivamente. 4
LA PROPIEDAD. LA VINCULACIÓN
La ascendente trayectoria social de la familia Mercader en esta etapa medieval requería el prestigio que otorgaba la posesión de la titularidad de un señorío. Una primera ocasión de compra llegó en 1414, con la orden del rey Fernando I a su baile general, mosén Juan Mercader, de vender el señorío de Buñol. 5 Las necesidades financieras de la Corona y su política de enajenación del patrimonio presentaron a la familia la oportunidad de adquirir una propiedad territorial que conocían bien, ya que desde 1412 su hijo mosén Berenguer ocupaba allí la alcaidía del castillo. La estratégica situación del enclave, situado en el límite fronterizo del Reino y junto al camino real, le concedía un atractivo añadido desde el que seguir prestando los necesarios servicios a la Monarquía. La resistencia mostrada por el baile en ejecutar la orden da muestra del interés de la familia por obtener la propiedad y por mantener la alcaidía. No obstante, la oportunidad se esfumó un año después, con la donación de Fernando I a su mariscal, Álvaro de Ávila, de las villas y lugares de Buñol, Yátova, Macastre, Alborache y Siete Aguas como gratificación a los servicios prestados en el sitio de Antequera y Balaguer. El baile general mosén Juan Mercader intentó, aunque sin éxito, contar al menos con la permanencia en el castillo de su hijo mosén Berenguer. La enajenación no fue del agrado de los jurados de las villas y lugares, que no deseaban verse segregados del Patrimonio Real, como tampoco lo era para los intereses del Reino, que veía recaer en manos castellanas territorios fronterizos estratégicamente importantes. Así lo consideró Alfonso el Magnánimo, cuando en 1424 optó por su recuperación. Por entonces, las relaciones de la familia Mercader con el monarca eran excepcionales, hasta el punto de recompensarles la fidelidad mostrada a la Corona con 15.000 florines para financiar la compra de una propiedad. Ese mismo año, mosén Pedro Mercader ocupó la alcaldía del castillo de Buñol, y en 1425 el monarca vendió a su camarero y baile general, mosén Berenguer Mercader y Miró, las villas de Buñol y Siete Aguas, y los lugares de Yátova, Alborache y Macastre por 12.000 florines. La baronía se disgregó del Patrimonio Real, quedando en manos de la familia Mercader la posesión del dominio territorial y la suprema jurisdicción, mero y mixto imperio, 6 cimentando sólidamente el linaje en la sociedad aristocrática valenciana, al situarlos en el grupo de los barones territoriales del Reino. El beneficio económico y social se amplió con la compra posterior del señorío de Cheste a la familia Montcada.
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