1 ...8 9 10 12 13 14 ...17 No sería la única entrevista que daría en el país asiático quien dos años y medio después se convertiría, sorpresivamente, en presidente de Chile. La agencia de noticias china se había encargado de buscarle un perfil más humano, terreno que, aunque a veces le incomodaba, le permitía hablar de su padre, lo que constituía una especie de terapia personal. El patriarca lo había marcado profundamente y se sentía muy orgulloso de él.
Capítulo 7 Un Frente no tan amplio
Giorgio dejó el latte en la mesa, se paró y salió del local Starbucks en que casi todas las mañanas cumplía con el rito casi sagrado del café y la lectura de los diarios. Esta vez, estaba acompañado de dos jóvenes que, a simple vista, podían pasar por universitarios. Sin embargo, eran diputados igual que él.
Estuvo poco más de cuatro minutos hablando por teléfono mientras se paseaba gesticulando bajo la atenta mirada de sus acompañantes y también de algunas personas que caminaban a paso rápido a sus trabajos, pero que lo miraban de reojo y reconocían de inmediato.
–Creo que tenemos que revisar el acuerdo de la Cámara –dijo mientras volvía a sentarse en un cómodo sillón verde y daba un sorbo a un café que se había enfriado.
–Pero si eso quedó zanjado en marzo, ¿por qué tendríamos que revisarlo? –respondió con poco entusiasmo Gabriel, quien aún seguía con la mente puesta en la página que tenía marcada en el diario y que informaba de una entrevista que había dado un año antes a un medio digital desconocido, y en la cual el periodista le entregó una extraña polera que tenía una macabra imagen del rostro del asesinado Jaime Guzmán. La fotografía de apoyo mostraba a un sonriente, pero desconcertado diputado, con la camiseta en la mano. Gabriel también había sido protagonista, unos meses antes, de un episodio que le había traído muchas repercusiones y críticas de diversos sectores. Junto a su novia, también diputada, se había tomado un café en la mítica ciudad de París con uno de los condenados por la muerte de Guzmán, en un acto que hablaba de la falta de olfato político del parlamentario o, peor aún, de una cierta soberbia con que encaraba el cargo.
–La DC insiste con Silber, pero además el grupo de la Pamela y Florcita están levantando el tema, yo creo que es mejor mantener la unidad entre nosotros –respondió el exdirigente estudiantil.
Aunque ya estaba por terminar el período legislativo, y las largas vacaciones del Congreso se iniciaban dos semanas después, los parlamentarios sabían que era mejor despejar el impase lo antes posible. Tenían conciencia de que la imagen del Frente Amplio –ese movimiento que había irrumpido un año antes con la promesa de cambiar las viejas prácticas de la política, romper con la Nueva Mayoría e integrar a los movimientos sociales en la discusión de los proyectos claves que se discutían en el Congreso– estaba en riesgo, luego de un año para el olvido. Disputas personales y de liderazgo, escasa influencia en el debate parlamentario, pero especialmente, escándalos que habían terminado por farandulizar al heterogéneo conglomerado. Los disfraces y canciones de Florcita Motuda en el hemiciclo y las actuaciones y frases polémicas de Pamela Jiles, terminaron por desperfilar al Frente Amplio, pero particularmente decepcionaron a muchos que votaron por ellos con la esperanza del cambio.
De seguro las vacaciones de 2019 habían servido para que los parlamentarios del Frente Amplio tomaran conciencia de que el dejar de cumplir un acuerdo podía tener un costo político y de imagen mayor de lo pensado. Durante todo febrero el grupo desapareció de la escena pública. No dejaron voceros ni opinaron de la coyuntura, pese al viaje del presidente a la frontera, los incendios y las inesperadas lluvias en el desierto más árido del mundo.
En el período de ausencia total del Frente Amplio de la escena política, los partidos ligados a la ex Nueva Mayoría habían aprovechado para intentar posicionar algunos liderazgos, aunque sin mucho éxito. La creación de Prosur, un organismo con que el presidente Piñera intentó pavimentar su futuro rol como líder de América del Sur una vez que terminara su segundo período en La Moneda y el fallido viaje de Piñera a Cúcuta, habían sido el estímulo perfecto para activar una especie de grupo de “excancilleres” –que consideró también al exdemocratacristiano y hoy socialista Juan Gabriel Valdés–. Había quedado en evidencia que el oficio de los dirigentes de los partidos tradicionales era muy superior a las declaraciones de intenciones de los emergentes que habían hecho de la crítica a las “viejas prácticas” su principal bandera.
Unos días antes de que se reiniciara el trabajo en el Congreso, Giorgio recibió la llamada cerca de las seis de la mañana. Era Jorge que le informaba que Maite y Gabriel habían sufrido un accidente en el Caribe colombiano.
–Iban en una lancha entre Capurganá y un lugar llamado Sapzurro… pero parece que están bien, una amiga quedó más complicada –dijo con una voz nerviosa.
–¿Y tú por qué no estabas ahí?, no entiendo nada, pero qué bueno que estén bien –respondió algo molesto–. Una pregunta –añadió el diputado por Santiago–. ¿Van a volver antes del 11?
El retorno de las actividades parlamentarias puso de nuevo el foco en la elección de la mesa que presidiría la Cámara de Diputados por el período 2019–2020 y, por supuesto, de quienes quedarían a cargo de las comisiones. La tensión se volvía a concentrar en si el Frente Amplio sería capaz de cumplir con la palabra empeñada un año antes. Hasta antes del receso, el DC Gabriel Silber corría con ventaja para asumir la testera; sin embargo, un extraño episodio terminó por cambiar el rumbo de la historia.
Una extraña denuncia de maltrato hacia su exseñora llegó de una manera sorpresiva –que nadie pudo explicar y sin un claro responsable–, a los correos de los 155 diputados en ejercicio. Luego siguieron unas semanas de incertidumbre y de dudas de algunos dirigentes. Meses después se sabría que el equipo de un parlamentario había sido el autor de la maniobra; sin embargo, el Frente Amplio ya había cometido el error de bloquear y juzgar a Silber de manera injusta, lo que obligó a la DC a postular a Iván Flores para presidir la corporación. Sería el primero de muchos errores políticos que cometería el conglomerado de izquierda y que terminarían por desdibujar la promesa con que se constituyeron en la vedette de las elecciones de 2017, y que terminaría por quebrase en 2020 con la fuga masiva de gran parte de sus parlamentarios.
Julio de 2019
Joaquín Lavín estaba sentado en su escritorio, concentrado en escribir el nuevo anuncio que haría el fin de semana. Aunque no estaba totalmente convencido con la idea, su equipo de comunicaciones ya tenía todo listo para el lanzamiento el sábado siguiente. Sabía que la prensa le daría amplia cobertura en los noticieros del fin de semana. Desde hacía un año seguía los consejos de su asesor español de golpear con un anuncio novedoso, al menos una vez por mes. Y el listado era largo. Eliminar las bolsas de basura de la comuna, prohibición de fumar en sus plazas, cubículos estilo japonés para descansar unas horas, drones parlantes, entre muchas otras ideas.
En todo caso el proyecto que terminó por volver a situarlo en la competencia presidencial, de manera muy anticipada, fue el lanzamiento de las viviendas sociales en el corazón de Las Condes. No solo fue audaz al visitar al alcalde comunista de Recoleta para conocer su iniciativa y, literalmente, copiarla, sino que había logrado un hecho político que trajo repercusiones en otro partido de la coalición gobernante. Manuel José Ossandón, el senador de Renovación Nacional que le compitió duramente en las primarias al presidente Piñera, había bautizado su proyecto político como la “derecha social”. Y aunque nadie conocía muy bien en qué consistía, en términos de percepción pública, la había logrado posicionar como una derecha menos dogmática en lo económico y más progresista desde el punto de vista de la integración social. Mas Lavín le arrebató la categoría en poco más de una semana gracias a una idea alejada de su sector político. Aunque en su partido la idea había sido recibida con muchos resquemores, con el paso del tiempo consiguió un respaldo cargado de pragmatismo más que de convicción. El exministro no era del agrado de la línea más dura de la UDI, pero su rápido ascenso en las encuestas de opinión pública había generado un abrupto giro en la presidenta de la colectividad, una de sus más críticas opositoras dentro del gremialismo.
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