HISTORIAS DE CINE
HOLLYWOOD Y ESTADOS UNIDOS
Biblioteca Javier Coy d’estudis nord-americans
http://www.uv.es/bibjcoy
Directora
Carme Manuel
HISTORIAS DE CINE
HOLLYWOOD Y ESTADOS UNIDOS
Fabio Nigra
Biblioteca Javier Coy d’estudis nord-americans
Universitat de València
Historias de cine: Hollywood y Estados Unidos © Fabio Nigra
1ª edición de 2013
Reservados todos los derechos
Prohibida su reproducción total o parcial
ISBN: 978-84-9134-147-5
Imagen de la portada: Sophia de Vera Höltz
Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera
Publicacions de la Universitat de València http://puv.uv.es
publicacions@uv.es
Índice
PRESENTACIÓN
PRIMERA PARTE REFLEXIONES SOBRE EL CINE, LA HISTORIA Y LA REPRESENTACIÓN DEL PASADO
1. Las fórmulas típicas de las películas históricas en Estados Unidos
2. ¿Es aceptable la representación del pasado en las películas históricas?
3. Algunas herramientas para interpretar esas películas
4. Tensiones en la representación: el discurso de la Historia de Hollywood en el discurso del Cine
5. Trasposición y cine histórico
SEGUNDA PARTE CASOS CONCRETOS
6. Construyendo el pasado: La conquista del oeste
7. Respuesta ideológica doméstica en la segunda guerra mundial: Treinta segundos sobre Tokyo
8. Darwin, el senador McCarthy y la resistencia cultural en los Estados Unidos de la década de 1950
9. La versión oficial de los Derechos Civiles en Mississippi en llamas
10. Dándole la vuelta a lo que pasó: Black Hawk Down como el imperialismo de los derechos humanos
Presentación
Comencé a interesarme seriamente sobre las particularidades del cine histórico en 2005, a razón de algunas charlas mantenidas con un amigo historiador que venía trabajando desde tiempo atrás las películas del cine argentino. Como profesor en la Cátedra de Historia de los Estados Unidos de América, de la Carrera de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, mi campo de estudio es, evidentemente, este país.
Inicié el trabajo indagando si había un grado de fidelidad en la película histórica observada, si servía para explicar hechos o procesos históricos y si los desvíos normales en este tipo de films eran aceptables en términos científico-académicos. En pocas palabras, todas las dudas iban en la dirección de preguntarme si podían servir para enseñar la historia. Como un mecanismo de prueba y error, preparé un seminario de grado para los estudiantes de la carrera, en el que en las primeras reuniones se trabajaba el marco teórico desde el que se plantearían los análisis. Luego, terminada esa instancia, las clases repetían el esquema de iniciarlas con una explicación del contexto histórico al que refería la película, describiendo los procesos centrales y, a posteriori, yendo a los aspectos puntuales del film. Luego de exhibir la película y proceder a disparar el intercambio con los alumnos respecto a bondades o pesares de la misma, lanzaba siempre la misma pregunta: ¿sirve para explicar en un aula el hecho o proceso histórico abordado? ¿Sirve para enseñar Historia? Desde luego las respuestas eran tan dispares como el grupo y la calidad de los filmes. Pero con el paso del tiempo las cosas se fueron complicando, al ir incorporándose lecturas sobre teoría del film, de la narración y el discurso fílmico y la validez de “giro lingüístico” en Historia para la re-presentación de los hechos del pasado. O sea, desde Ferro y Rosenstone pasamos a White, Metz, Barthes…
Los seminarios de grado se repitieron dos o tres veces más, aunque los últimos autores fueron trabajados no en el grado, sino en seminarios de doctorado. Gracias a ello, la experiencia en la modalidad de dictado y las preguntas que funcionaban como disparadores se fueron perfeccionando; además se complejizaron los razonamientos para abordar el análisis de una película, porque a medida que avanzaba en los cursos también intentaba poner algunas de las ideas surgidas en textos, que fueron publicados en revistas locales y sudamericanas. Esto último tiene un punto de partida firme, que implica que no quiero estudiar a Estados Unidos con los supuestos, principios y metodologías con que lo hacen los historiadores estadounidenses, sino que mi interés principal es elaborar una perspectiva desde América latina de dicho país, dado que el imperialismo cultural de esa potencia mundial es tan fuerte que puede hasta imponer lecturas y perspectivas. Esto no implica que me abrace a consignas antiimperialistas simplonas, sino que pretendo generar una reflexión que refleje los intereses de mi subcontinente (en el fondo, tal como hacen ellos, pero con la diferencia de que poseen una potencia económica incomparable).
Asimismo, obtuve financiamiento de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires (modesto, pero muy útil), para formar un grupo de investigación y avanzar en las toscas ideas que originaron los seminarios. El grupo mantuvo un núcleo duro de participantes que continúan en la actualidad, luego de tres proyectos sucesivos, gracias a lo cual hemos podido generar líneas de trabajo de un plazo mayor a dos años, y por ende enriquecer los problemas analizados a través de profundos intercambios de ideas y textos que circularon de una forma que hoy, podríamos decir, la intertextualidad de estos investigadores en mis escritos es tan fuerte como la mía en la de ellos. Valga aquí, entonces, mi reconocimiento a Florencia Dadamo, Leandro Della Mora y Mariana Piccinelli como los principales “intertextos” con quienes discuto.
Sin embargo, no quiere decir esto que el libro sea un paquete teóricometodológico cerrado desde el principio. Más bien, lo contrario. Con esto se quiere decir que a lo largo de los capítulos de la primera parte las conceptualizaciones fueron enriqueciéndose, y por ende se hizo necesario avanzar incorporando herramientas teóricas de campos que no son precisamente la Historia. Por ello es que debe verse al libro como con una vida propia, que “madura” a medida que se desarrolla. En efecto, se podrá advertir cómo, al avanzar en la lectura, los principales conceptos con los que se pretende analizar aspectos centrales van modificándose y tomando un volumen mayor. El primero fue el de la capacidad expresiva de hechos históricos, pero luego se advirtió que en las películas emanadas de los Grandes Estudios de Hollywood existía un metódico intento de transmitir determinados elementos ideológicos, en principio para consumo doméstico pero, obviamente, no había que descartar la capacidad de penetración de dichos elementos en el exterior, gracias a la enorme potencia de las distribuidoras. Aquí aparecieron conceptos que ayudaron a la reflexión, como el de máquina cultural (construida como la caja negra de von Bertalanffy, con el objeto de centralizar la reflexión en la historia y no en el lenguaje cinematográfico, por ejemplo), y el código de realidad , a fin de pensar sobre la modalidad de aceptación popular de lo observado en el film. Entonces se verá la evolución conceptual, que llega a incorporar el intento de comprensión de los diferentes discursos (el del cine, y también el de la historia gracias al giro lingüístico de fines del siglo pasado), junto a otros menores como el facilitador que ayuda al espectador a no sentirse tan lejano de lo que está viendo. El lector verá que existe cierta obsesión en la recurrencia de derivas en la escritura, y en la aplicación de conceptos, pero es así por la manera en que he ido desarrollando las reflexiones y conclusiones parciales. O sea, la manera de ir pensando los problemas se fue construyendo, y siguen en construcción.
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