En lo que respecta a su estado y formación, es probable que Pedro de Chinchilla fuera un laico, como el propio autor indicaría, al referirse a sí mismo como «yo, un simple lego» (2 r a), 71y como se deprende del hecho de que, dentro del discurso de humildad bajo el que aborda el problema de la providencia en la Carta , declare que «poco ha leído en las santas e divinales escrituras» (50 v a) 72. Además, Chinchilla tendría buenos conocimientos de latín y, a lo menos, ciertas inquietudes astrológicas, atendiendo a las dataciones zodiacales que introdujo en dos de sus obras. 73Sus funciones intelectuales como letrado de los condes hubieron de ser destacadas en el seno de la corte de los Pimentel. Chinchilla hubo de tener, en opinión de Palacios Martín, «un papel importante» en la formación de la biblioteca condal 74y desempeñó tareas intelectuales no secundarias en dicha corte, con el romanceamiento de la Historia destructionis Troiae de Guido de Colonna, bajo el ya referido título de Libro de la historia troyana (1443), 75que debió de ser, según María Sanz Julián, «su primera obra literaria», 76y con la redacción de los tratados objeto de esta edición.
III. La Carta y breve compendio , dirigida a Rodrigo Alfonso Pimentel, IV conde de Benavente
1. Fecha de composición
Dentro de la Carta es posible diferenciar, desde el punto de vista formal, dos unidades redaccionales, a las que cabe atribuir distintas fechas de composición, aunque ambas funcionen, en realidad, como una unidad desde el punto de vista de su estructura, contenidos y objetivos: la Carta , a manera de proemio, aparece datada el día 13 de mayo de 1466, aunque el encabezamiento de la obra feche el conjunto en el mes de junio de ese año, probablemente la data de finalización del tratado. Aunque entra en el terreno de lo meramente hipotético, el proemio hubo tal vez de ser compuesto durante una etapa intermedia en la redacción de la obra, cuando el diseño de la misma se encontraría ya esbozado. 77
La fecha de composición del tratado coincide con el ascenso del IV conde de Benavente en la corte de Alfonso XII (§ I), al que haría implícitamente referencia Pedro de Chinchilla, al referirse a los «grandes e arduos fechos» en los que se encontraba inmerso el conde en el momento de redactar el tratado (37 r a).
2. Naturaleza genérica y título
El tratado ha recibido distintas denominaciones, habiendo sido titulado como Carta sobre religión , 78conforme al tejuelo manuscrito del lomo del volumen del testimonio M (§ VIII), como Carta con un breve compendio sobre religión , 79como Carta con un compendio enviado al conde de Benavente , 80como Breve compendio , 81como Carta con un breve compendio enviado por señor Pedro de Chinchilla al muy excelente y muy magnífico y virtuoso señor don Rodrigo Alfonso Pimentel, conde de Benavente 82o como Carta e breve conpendio . 83El título aquí adoptado, siguiendo de cerca a Gómez Redondo, es el de Carta y breve compendio , aunque se presente como igualmente idóneo el de Carta con un breve compendio , siguiendo la lectura literal que ofrece el testimonio M (36 r a).
Como se ha señalado en el apartado anterior (§ III.1), es posible diferenciar dos unidades redaccionales: la primera unidad está constituida por la Carta , que sigue de una forma laxa la estructura canónica de la epístola, conforme a las normas del ars dictaminis ( salutatio , exordium , narratio , petitio, conclusio ). Esta adopción no sistemática de la estructura de la epístola se presenta como un aspecto habitual en el siglo XV, como nos indican las glosas a la carta dirigida por Enrique de Villena al rey de Navarra, que antecede su traducción de la Eneida . 84Así, en la Carta se encuentra, por ejemplo, ausente la salutatio , quedando el destinatario de la misma identificado a través de la rúbrica que encabeza la obra (36 r a). No obstante, cabe destacar, como aspecto particular de su naturaleza epistolar, el hecho de que esta presente, siguiendo los usos diplomáticos, la correspondiente data tópica y cronológica (37 v a). Así, dicha Carta cabría incluirla, siguiendo a Carmen Castillo García, dentro del subgénero de la «epístola dedicatoria» o «carta proemio», a modo de «introducción a una obra literaria de más envergadura, tipo que se desarrolla ampliamente en el mundo medieval». 85Aunque la redacción de la Carta tiene lugar en «una etapa floreciente […] del género epistolar castellano», 86no cabe descartar que la elección particular de esta fórmula, empleada ya por Íñigo López de Mendoza o Enrique de Villena, se pueda relacionar directamente con la dedicatoria Generoso militi domino Maghinardo de Cavalcantibus de Florentia preclaro regni Sycilie marescallo Johannes Boccaccius de Certaldo , dirigida por Giovanni Boccaccio (1313-1375) a Mainardo de Cavalcanti, mariscal del reino de Sicilia, con la que se abría De casibus virorum illustrium , fuente principal del tratado (§ III.3), denominada en algún testimonio manuscrito de la traducción castellana como «Epístula del auctor dedicatoria». 87
El uso de esta fórmula de prólogo-carta, como señalan Jesús Montoya Martínez e Isabel de Riquer al estudiar la Carta-proemio del Marqués de Santillana, imponía algunas particularidades con respecto al proemio ordinario:
La carta, en realidad, se prestaba con más facilidad a una doctrinatio personalizada, dado que la relación bipersonal que se establece facilita la misma. Tanto más, cuanto que el emisor […] cree que su relación de parentesco o amistad le permite mayor familiaridad con el destinatario. 88
La segunda unidad está constituida por el Breve compendio , o sea, el cuerpo de la obra propiamente dicho, que aparece caracterizado como un tratado sumario, a manera de vulgarización de altas autoridades, siendo el título de Breve compendio , en realidad, una denominación genérica que aludiría al carácter sintético y compilatorio del saber en él contenido. La inclusión del término «compendio» —o bien otros sinónimos, como los sustantivos «suma», «sumario» y los menos habituales de «abreviación», «breviario», «epítome» o «memorial», o el adjetivo «breve», «abreviado/a» o «sumario/a»— adquiere una especial relevancia en los títulos de distintas obras del cuatrocientos que, diferenciadas —en lo que a sus objetivos y audiencia se refiere— de las sumas filosóficas, teológicas o jurídicas universitarias difundidas entre los siglos XII al XIV, 89tenían como objetivo la vulgarización, generalmente en romance, de un conocimiento —sea este histórico, médico, religioso o filosófico— dirigido a los laicos. Con ello Chinchilla seguía una tendencia característica del período trastámara de una forma general y del siglo XV de una forma particular, como señalaría explícitamente el propio autor, al apuntar que la abreviación «a los modernos plaze» (37 r b), gusto que será igualmente invocado, como justificación de la brevedad de sus obras, por autores como el Marqués de Santillana, Juan del Encina, Ferrán Núñez o Alfonso de Toledo. 90Muestra de este gusto por la abreviación cabría, de hecho, encontrarla, en el contexto cultural más inmediato a Pedro de Chinchilla, en la compilación de las Décadas de Tito Livio, realizada por Rodrigo Alfonso Pimentel, II conde de Benavente, en 1439. 91
En este sentido, el Breve compendio se presenta como vulgarización de la doctrina de «auténticos istoriadores» (36 r b), realizada bajo la idea directriz de la brevedad, hecho que imponía, según su autor, una limitación en el número de los exempla incluidos en el tratado (§ V.1) y en el desarrollo de ciertos razonamientos. A su vez, el proceso de vulgarización se acompañaría no solo de la síntesis de altas doctrinas, sino del empleo de un «rudo estilo» (36 v b), una fórmula en ocasiones más retórica que real, que caracterizaría, dentro del tópico de humildad, la redacción de la obra (§ V.3).
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