Aunque no vamos a detenernos demasiado en ello, pues las limitaciones que impone el formato de este trabajo nos lo impiden, sí creemos conveniente dar alguna explicación de por qué consideramos que no es ni mucho menos lo mismo hablar de las supuestas formas de expresión empleadas por el poeta de la HTP que de su modo de enunciación. Será un trazo breve pero necesario: expresión significa literalmente ‘presión hacia afuera’, de manera que cuando hablamos de «expresión» en literatura reproducimos, consciente o inconscientemente, la idea de que todo discurso literario no es sino la plasmación objetiva sobre el papel del mundo subjetivo, interior, de un determinado autor, lo que dicho de otra manera significa que damos por hecho que el sujeto kantiano, con sus aprioris —entre ellos una intuición sensible del espacio y del tiempo que le permiten «expresar», «sacar hacia afuera» su mundo interior—, está en la base de toda voz poética con independencia de la coyuntura histórica en la que se inserte; 13 la enunciación, por su parte, la entenderemos como el acto por el cual es posible proferir una determinada voz poética siempre de acuerdo con las condiciones históricas de posibilidad en las que se produce, que en este caso no son ni mucho menos las del sujeto moderno. En suma, la cuestión en la que nos va a interesar indagar aquí es la de cuáles son las claves enunciativas de la Historia troyana polimétrica.
El complejo entrelazado de prosa y verso del libro, insistimos, lo sitúa en un terreno de lo más insólito dentro de la tradición de las letras castellanas, pero a su vez nos pone en la pista para dar con la solución al problema que abordamos. Incluso en el caso de que el texto no fuese de hacia 1270, como pensó Menéndez Pidal (1934: ix), sino anterior en todo caso a 1350, como han sostenido otros investigadores, 14 el único precedente que podría suponérsele a la HTP sería el Libro de buen amor , y aun así tenemos serias dudas de que la polimetría del centón del Arcipreste de Hita sea del todo comparable a la estructura prosimétrica de nuestro libro. Da igual eso ahora, en cualquier caso. Ya Brownlee (1978-79: 13), para quien la HTP sigue siendo del siglo XIII —no obstante la acabará considerando «the earliest extant Spanish prosimetrum text» (Brownlee, 1985: 439)—, había llamado la atención en un temprano trabajo sobre la necesidad de considerar como una de las claves más perentorias del poema la compleja relación entre prosa y verso tal y como se da en las condiciones históricas del siglo XIII. 15 Un magnífico trabajo citado por esta autora, ajeno por completo a la tradición castellana, pone sin embargo bastantes puntos sobre las íes al señalar lo siguiente respecto a los romans franceses:
l’émergence de la forme prose, qu’on considérera ici, no dans ses rapports avec la verité, mais comme le passage d’une littérature communiquée oralement à une littèrature écrite. Le livre devient écriture, et non plus parole; la vérité est déléguée à l’écriture, le livre devient témoignage (…). On passe alors de l’auditif au visuel, de l’instantané au différé (Perret, 1982: 181).
Así pues, la escritura finalmente se convierte en la clave de todo. Incluso cuando en ella perviven una serie de códigos aurales, algunos de los cuales hemos señalado antes, parece evidente que la HTP ha de situarse en la muy clerical tradición del hacer un libro glosa de otro libro. Hacia el final se nos habla de la esposa de Héctor, que es introducida en la historia, como no puede ser de otra manera, en los siguientes términos: « Segund que fallamos por escripto , don Hector auia casado con vna dueña muy fermosa e muy sesuda a marauilla, que auia nonbre Andromaca» (199). 16 Si insistimos en la importancia que puedan tener este tipo de construcciones a lo largo de la HTP , corriendo el riesgo de resultar reiterativos, se debe a nuestra intención de mostrar cómo es la idea misma de hacer un libro, un libro que no es «expresión» de la verdad interior de un sujeto sino glosa y amplificatio de una escritura ya dada, la que constituye la verdadera clave enunciativa de esta Historia .
Se ha discutido mucho sobre si una supuesta primitiva versión de la HTP contaba con un prólogo, cosa que parece bastante plausible a la luz del pasaje de la cámara maravillosa en la que convalece Héctor, donde el último de los cuatro ídolos que moran en ella se dedica a mirar de esta manera a quienes por allí pasan: «E a quantos entrauan, a todos daua rrespuesta de lo que lle preguntauan, bien commo fazian los otros ydolos de los tenplos en que yazian los diabros ençerrados, segund que uos cuntamos en el plorogo desde libro» (189). Desgraciadamente, muy lejos estamos de poder resolver la cuestión del hipotético prólogo, pero no cabe duda de que el cursus de la narración deja ver muy a las claras el proceso de lectura en voz alta del libro que es en última instancia la HTP . Hay lugares en ella que aparecen hasta físicamente marcados, y así sabemos, pues nos lo revela la voz del narrador, que el rey Príamo tenía una hermana llamada Ansiona por el tiempo en que los griegos asediaron Troya matando al rey Laudemón, «segund que uos de suso [deximos]» (48); el desamor de Briseida por Troilo —anticipa el narrador— se producirá «segund que adelante oyeredes» (146); y precisamente la descripción de la cámara maravillosa de Héctor llegará a su fin, dando lugar al episodio en que los requiebros de Diomedes ganan la voluntad de Briseida, cuando la voz que hila el relato declare: «Mas agora uos dexaremos aqui de contar de los troyanos, e contar vos hemos de los griegos e del grand amor de Diomedes» (191). 17
Por no abandonar esta última línea argumental, a propósito de la declaración de amor de Diomedes y su traslación a la HTP , José Julio Martín Romero ha hecho notar lo siguiente: «La labor del traductor (…) está alejada de una literalidad total y (…) se esfuerza por ofrecer el sentido de cada verso dentro de su contexto particular» (2003: 21). 18 Con todo, quizá podría precisarse, como hace Francisco Rico a propósito de la General Estoria, que si sucede tal cosa es porque también la HTP «no da tanto una traducción cuanto una “enarratio” de los “auctores”» (1984: 178). Así se aprecia, sin ir más lejos, en el pasaje —comentado por Gumbrecht (1974: 210)— en que acude a Troya, en auxilio de Príamo, el rey Pitroplax de Lisonia acompañado de lo que en el Roman de Troie (vv. 12353-12362) es un Sagitario. En la Historia troyana polimétrica la amplificatio de este episodio es tan deliciosa que merece ser reproducida por entero:
E este rrey traya en su conpaña vn sagitario muy brauo e muy esquiuo; e commo quier que en los libros diga que es cauallo de la çinta ayuso e omne de la çinta arriba, mostrar vos hemos nos la verdat de todo este fecho: e sabed que en el comienço del mundo, ante que los omnes trabajasen de caualgar, andauan con ballestas e con arcos matando las bestias brauas del monte; mas quando las non podian alcançar, ouo y omnes mucho sotiles e muy engeniosos que asmaron de alcançar las vnas con las otras, e vieron que los cauallos eran mas ligeros e mas corredores e mas rrehezes de amansar, començaron de caualgar en ellos; e en logar de sillas e de guardimientos que nos agora fazemos para caualgar, auian ellos sus cueros crudos e sus correas con que se atauan muy fuerte a los cauallos. E desy dexauan cresçer las baruas e los cabellos, e cobrianse todos con ellos, e non auian cuydado de otras vestiduras (105).
No descartaremos nosotros, desde luego, que aquellos primitivos hombres mucho sotiles e muy engeniosos lo fueran casi tanto como ese glosador de lo que quier que en los libros diga que de vez en cuando asoma la cabeza por las páginas de la HTP merced al uso de la amplificatio . 19 Menos agudos, nosotros no nos podemos contentar con dar por concluido este trabajo sin considerar antes la HTP como lo que también es: tal vez, y aun «acéfala e incompleta», «el más antiguo de los prosimetra de la literatura castellana» (Cátedra, 1993-94: 335).
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