El marco temporal corresponde a los años 1968-1988. El año 1968 representó para los Estados Unidos un punto de inflexión. Cómo referiremos en el capítulo 1, durante el año 1968 se produjeron los mayores disturbios y revueltas protagonizadas en su mayoría por la población negra de los guetos urbanos del norte y oeste del país. Es el año de la publicación del polémico Informe Kerner sobre las causas más profundas de estas revueltas que venían azotando al país desde 1964. Es el año del impactante asesinato del referente del movimiento negro, el Dr. Martin Luther King, Jr., y más tarde, del de Robert Kennedy, precandidato a la presidencia por el Partido Demócrata y Senador pro derechos civiles. Ese año vio también la sanción de la tan reclamada Ley de Justicia en la Vivienda y la consecución de la multitudinaria Campaña de los Pobres. Finalmente, es el año de la derrota de la coalición demócrata en las elecciones presidenciales, con la victoria del republicano Richard Nixon. A partir de entonces, se inició un período de inexorable avance del conservadurismo político y del liberalismo económico, y una feroz reacción a las victorias logradas por el movimiento negro, que se reflejaron en el desmantelamiento del Estado de Bienestar (conformado en la década de 1930, en el marco de la Gran Depresión y el gobierno de Franklin Delano Roosevelt) y la consolidación de una nueva estructura social de acumulación 10 con el Reaganismo (1981-1989).
Algunas de los interrogantes que orientaron este trabajo fueron los siguientes: ¿Cómo se encauzó en las décadas de 1970 y 1980 la gran movilización y protesta social afroestadounidense de 1950-1960? ¿Cómo se reconstituyó el movimiento por los derechos civiles en el período que se abre a partir del año 1968? ¿Es atinada la referencia de la historiografía dominante sobre la “institucionalización” del movimiento para caracterizar todas las formas de lucha de la comunidad negra de las décadas de 1970 y 1980? ¿o podemos identificar un proceso de continuidad en las formas de lucha, tácticas y estrategias desarrolladas en años posteriores? ¿Cuáles fueron las demandas del/los movimiento/s afroestadounidense/s del período 1968-1988? ¿Podemos identificar elementos de continuidad y ruptura con el proceso de lucha de años anteriores? ¿Cómo influyen las nociones de racismo, raza y clase en la configuración y desarrollo de este proceso histórico?
Así, esta obra se propone superar la periodización y parámetros analíticos establecidos por las corrientes dominantes en la historiografía estadounidense (la escuela tradicional de la Master Narrative y la perspectiva revisionista de la History from the Bottom Up ) e incluso ofrecer un análisis alternativo al encarado por la más actual de las tendencias historiográficas: la tesis del largo movimiento. A partir de allí, nos centraremos en el análisis de la lucha y resistencia de base de la comunidad negra entre los años 1968 y 1988, para examinar la compleja tensión e interacción existente en el devenir histórico estadounidense entre las siempre presentes nociones de racismo, raza y clase.
El Movimiento por los Derechos Civiles: corrientes historiográficas, debates y periodización
El movimiento por los derechos civiles representó un período de cambio histórico trascendental en el ámbito de la vida política, social, cultural y económica de los Estados Unidos de América. Siendo uno de los procesos más y mejor documentados de la historia contemporánea estadounidense, anualmente se publican libros, ensayos y artículos de diversa índole, y difícilmente pase un año sin que una película sobre “el Movimiento” sea estrenada y se convierta en éxito de taquilla. 11 Esto hace que su relación con el presente cambie y se reescriba constantemente, generando intensos debates entre académicos en general e historiadores en particular.
Sus primeros especialistas fueron testigos y/o protagonistas del que sería su objeto de estudio, dando lugar a que la historiografía se moldeara mientras transcurría la lucha. Ante esto, y como destacara el historiador Charles W. Eagles, resultó que los primeros historiadores tendieron a adoptar un “enfoque asimétrico”: enfatizaron los análisis desde la perspectiva del movimiento, pero “descuidaron su obligación profesional de entender el otro lado, el de la oposición segregacionista” 12 . Adoptaron una perspectiva “moralista” y restringida (al no abarcar “toda la experiencia sureña”) que permitiera entender los notables cambios que este proceso produjo en las relaciones raciales y socio-culturales. Sus interpretaciones fueron “positivas”, sus análisis generalizados y obvió observaciones críticas a líderes, objetivos, tácticas o estrategias de lucha. Dado que la historiografía es parte de la cultura de una época y forma parte de la historia de esa época 13 , la participación directa e involucramiento personal de académicos e intelectuales influyó decisivamente en sus escritos, y en sus inicios no dio lugar al surgimiento de escuelas de interpretación alternativas. Estas primeras producciones dieron lugar a dos tendencias que dominaron la historiografía sobre el movimiento: la Master Narrative y la History from the Bottom Up .
La Master Narrative , también referenciada como la “Escuela de los Grandes Hombres”, constituye el relato más popular y difundido. Se perfiló como la perspectiva tradicional, y centró su análisis en el rol desempeñado por los líderes que “hicieron historia al actuar en formas consistentes con valores considerados típicamente estadounidenses”. 14 Con un enfoque netamente político-institucional, esta corriente se estructuró a partir de relatos biográficos de sus principales líderes, y en el rol de liderazgo desempeñado por las más destacadas y tradicionales organizaciones de derechos civiles.
Para esta escuela, el movimiento se presenta como un fenómeno homogéneo caracterizado por una seguidilla de momentos e hitos claves, y presenta al racismo y a la segregación como un problema moral exclusivo de la sociedad blanca del sur de los Estados Unidos, y no como un problema estructural inherente a las instituciones políticas, sociales, culturales y económicas estadounidenses. Asimismo, ignora la historia de violenta lucha y resistencia de los negros en distintas regiones del país, se enfoca especialmente en las demandas y objetivos no-económicos, y en las victorias legislativas que los hicieron posibles.
Para esta Master Narrative existe una clara distinción entre “el Movimiento” y el Black Power (Poder Negro). El “Movimiento” fue ese victorioso proceso de lucha signado por actos de desobediencia civil, guiado por la filosofía de la no-violencia de Mahatma Gandhi, del socialista Bayard Rustin y del clérigo pacifista A. J. Muste, transformada en tácticas de resistencia pasiva por Martin Luther King, Jr., y puesta en práctica en el sur contra el sistema legal de segregación racial conocido como Jim Crow . El Poder Negro, por su parte, se trató de una derivación irracional, violenta y radical del Movimiento, característica de los guetos urbanos del norte. Bajo la égida de líderes religiosos, carismáticos, primordialmente masculinos y de tendencias moderadas, fue el Movimiento el que alcanzó los objetivos primarios que permitieron cambiar el balance de poder político entre las razas: la sanción de las leyes de Derechos Civiles de 1964 y 1965. Dentro de esta corriente, algunos autores han destacado el accionar individual de algunas mujeres, dejando en un segundo plano su rol de líderes, organizadoras y militantes políticas. La más reciente historiografía se ha enfocado en la lucha encabezada por mujeres como Séptima Clark, Ella Baker, Jo Ann Robinson, Hazle Palmer o Fannie Lou Hammer; y los conflictos y obstáculos que debieron superar como consecuencia de la tendencia jerárquica y predominantemente masculina de las organizaciones de derechos civiles. 15
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