La liminalidad también está relacionada con la compleja imbricación entre experimentación y experiencia que parece darse en el traslado de las experiencias vitales de las poetas Beat a la forma artística. Hasta la evolución de una tercera generación tardía, estas bohemias vivieron su posición en la vanguardia, en el espacio urbano bohemio y en sus comunidades literarias simultáneamente dentro y fuera, perteneciendo a ellas pero habitando en los márgenes. Una dinámica de ambigüedad que expresaron a través de una creatividad que ponía en contacto sus experiencias subjetivas, materiales, corporales y situacionales como mujeres poetas con su experimentación poética e imaginario femenino Beat.
La subjetividad poética femenina Beat parece no percibir la experiencia del mundo de una forma que permita al sujeto abrirse o trascender sin sentir e identificar la complejidad material de límites, o la localización e interrelación con los demás y el entorno. Difícilmente, por lo tanto, pueden adscribirse a un “yo” poético emersionano universal y transparente que dicte “I am everything”, o a una voz whitmanesca que insista en “I am everyone”, sin que interceda una poética de corporeidad consciente de las condiciones de género y la interconexión entre voz y cuerpo, entre el yo y el otro y las contingencias y posibilidades de su interrelacionalidad. La poética avant-garde de las mujeres Beat comparte un conocimiento contextualizado del mundo, de la subjetividad y de la identidad que imbrica arte y vida de forma intensa e inevitable, introspectiva y política, entendiendo al ser como individuo desde una condición de género ineludible, pero al tiempo capaz de expresarse a través de una creatividad abierta y plural. Su valor ha sido inscribir esta visión dentro de la expansión y la experimentación, tanto social como literaria, Beat.
EL GÉNERO EN LA CRÍTICA Y EN EL CONTEXTO CULTURAL Y LITERARIO BEAT
¿Dónde están las mujeres?: Antologías y literatura crítica sobre escritoras de la generación Beat
La revisión crítica más significativa de la Generación Beat, iniciada a mediados de los noventa, se ha centrado en la recuperación de escritoras dentro del movimiento, así como en el análisis de sus obras y roles femeninos desde la crítica de género. Las obras que abordan el estudio de las escritoras y poetas Beat han contribuido a desmantelar el modelo de análisis de “centro-periferia” centrado en las figuras masculinas paradigmáticas (como se ha sugerido en la sección anterior). Más aún, han expandido la complejidad y definiciones de este movimiento literario y cultural.
Desde el punto de vista literario, la revalorización de las escritoras Beat ha puesto de relieve diferentes temáticas, estrategias literarias, voces poéticas e incluso géneros (las memorias) particularmente femeninos que pluralizan el canon literario establecido a la vez que amplían el significado del término Beat. Pero también desde el punto de vista cultural, como bien indica Jonah Raskin, son las autoras las que han impulsado la expansión y actualización de la escritura Beat hasta nuestros días, ya que muchas de ellas siguieron escribiendo y publicando más allá de los años sesenta y setenta (41). 34
Por otro lado, las mujeres Beat realizaron también una importante labor cultural y social al contextualizar la revolución del fenómeno no sólo desde la literatura, sino también desde las calles y el entorno urbano. Fueron agentes de un activismo colectivo pre-feminista al representar los grandes cambios que reivindicaban en relación a las prácticas de género, la sexualidad o la participación de las mujeres en el espacio público cultural como beatniks o Beat chicks : bohemias o chicas malas de fin de semana que se acercaban al Village de Nueva York o al North Beach de San Francisco visibilizando a la nueva mujer moderna (Starr 41). 35La diversidad en la escritura, la variedad de perspectivas sobre cómo ser y vivir lo Beat y la revolución de género que las mujeres transgresoras de las décadas de los cuarenta y cincuenta llevaron a cabo en estos enclaves contraculturales eran también parte de la agenda de la “nueva conciencia” que los Beat practicaban y propagaban. La “miopía de género” desde la crítica y los medios de comunicación (Belletto 2017(a): 11) ha desestimado hasta hace relativamente poco la relevancia que el género tenía dentro de los objetivos revolucionarios del movimiento de la mano de sus mujeres.
Diferentes actitudes ejercieron fuerza para ocultar a las escritoras y participantes del movimiento. Por un lado, el sexismo imperante del grupo inicial de la eclosión Beat o boy gang (McNeil 178), cuya inercia ignoraba el valor potencial de las obras y vidas bohemias de sus compañeras. Por otro, la centralidad que se les dio a los autores y las perspectivas masculinas en lo que a la transgresión se refiere (literaria, sexual, cultural, etc.) desde la prensa del momento, primero, y la crítica literaria después. La famosa cita de Ginsberg, donde sugiere que no hubo apenas escritoras Beat meritorias, ejemplifica las consecuencias del efecto de invisibilización de las mujeres desde dentro y fuera del grupo Beat. Justificando esta perspectiva, y desde un tono paternalista, Ginsberg añade: “allí donde hubiera una escritora fuerte, capaz de demostrar su valía, como Diane di Prima, estábamos dispuestos sin problemas a trabajar con ella y reconocerla” (en Johnson y Grace
4). 36
La argumentación de Gregory Corso con respecto a la ausencia de mujeres en el canon Beat, incluida como cita introductoria en el volumen de Brenda Knight, nos sugiere una dinámica social más amplia de silenciamiento que podría también explicar el comentario de Ginsberg: “Había mujeres, allí estaban, yo las conocí, sus familias las metieron en instituciones, les dieron descargas eléctricas. En los 50 si eras hombre podías ser un rebelde, pero si eras mujer tus familias hacían que te encerraran” (en Knight 141). 37
Los propios discursos de género en el contexto histórico de la postguerra americana incluían rígidos parámetros de exclusión de las mujeres dentro del ámbito público y cultural. De esta forma, se da la paradoja de que los autores Beat, consciente o inconscientemente, consolidaron la cultura contra la que se rebelaban, duplicando los discursos de género misóginos y sexistas. Esto generó, además, una característica ansiedad y ambivalencia creativa en torno a este “punto ciego” en su filosofía, por la misma contradicción que implicaba la adscripción a los preceptos culturales de los que renegaban.
Como bien explica Di Prima en una entrevista con Anne Waldman en 1978, era el macrotejido social y cultural el que silenciaba y anulaba de forma peligrosa a las mujeres bohemias Beat:
No puedo afirmar que muchas mujeres excepcionales fueron ignoradas en mi tiempo, pero sí puedo afirmar que muchas mujeres potencialmente excepcionales terminaron muertas o dementes […] Algunas sufrieron de sobredosis y algunas se volvieron locas, y a una mujer con la que yo andaba por el Village la mataron sus padres en el 53 cuando la sometieron a un tratamiento de electrochoque … no quiero despotricar sobre casos concretos, pero la amenaza de reclusión o de algún tipo de muerte temprana era más que plausible. (En McNeil 193) 38
La labor de la crítica feminista para hacer aflorar las vidas y obras de las artistas Beat cobra un valor estratégico, por lo tanto, por cuanto cancela la triple dinámica de anulación de los sujetos sociales y artísticos femeninos Beat; dicha dinámica era ejercida desde el propio movimiento, desde la crítica y también desde el entramado social institucional de la época. Brenda Knight comienza en 1996 esta labor literaria “ginocrítica”, siguiendo la definición clásica de Elaine Showalter, con el primer estudio serio de las mujeres de la generación Beat: Women of the Beat Generation: The Writers, Artists and Muses at the Heart of the Revolution . 39En la introducción a la antología, Knight describe a las mujeres Beat de esta forma:
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