Desde el 6 de febrero de 1639 y bajo patronato municipal finalmente, permanecería en esta localidad sor Inés del Espíritu Santo para dar forma a su convento en colaboración con su hermana Ángela y las madres Juliana Ximeno y Luisa Aguilera, esta última como priora de la nueva fundación. Renunció así nuestra biografiada al gobierno conventual para ocuparse de las novicias que empezaban a llegar. Un oficio a su medida a tenor de las constituciones de la Orden, para las cuales debía recaer tal cometido en monja «muy religiosa, prudente y sabia, zeladora de la observancia regular y que su vida sea un vivo espejo de virtud de la qual aprendan las novicias a ser otras tales». 61
Fachada del antiguo convento de Corpus Christi de Vila-real.
Como maestra de novicias, pues, instruiría sor Inés personalmente a las jóvenes aspirantes en la vida religiosa, la oración, la lectura o la escritura, garantizando de este modo una escrupulo sa selección de la incipiente comunidad de Corpus Christi de Vilareal, en la que pronto se integrarían dos beatas de la Tercera Orden dominicana y una sobrina del doctor Juan Trullench. 62
Entretanto, la rehabilitación de los edificios experimentó importantes avances. 63Fundamentalmente gracias a las limosnas recaudadas por el primer vicario o procurador del cenobio, a quien conforme a la tradición establecida por santo Domingo correspondía tanto su jusrisdicción espiritual como temporal. Este era fray Francisco Faxardo, que llamado a Roma por el nuevo embajador español en aquella corte –su sobrino, el marqués de los Vélez– continuaría favoreciendo desde allí la fábrica y ornato conventual,
[…] con ricos dones de ornamentos de telas preziosas matizadas de labores primorosas, cálizes, láminas, turíbulo, palia, custodia, viril y muchas y grandes reliquias, y sin esto más de dos mil ducados en dinero entre diferentes limosnas que uno y otro avía recogido del señor embaxador […] y otros príncipes de Roma. 64
Todo ello posibilitó en poco tiempo que la madre Inés del Espíritu Santo y sus monjas hicieran de este establecimiento un baluarte observante. Véanse las estrictas prácticas en el vestido, el ayuno, la oración, el silencio o el aislamiento del exterior, recopiladas por fray Luis G. Sempere a partir de una antigua relación manuscrita:
[…] las religiosas visten ropa de lana al interior y al exterior; el hábito es de estameña muy blanca, pero de más baja calidad, más basta y de menos valor que la generalmente usada en la mayoría de los conventos de la orden. Se ayuna desde el 14 de septiembre hasta el día de Resurrección, fuera de los domingos. También se ayuna todos los viernes del año, los días de Témporas y Rogaciones y las vigilias de san Juan Bautista, san Pedro, Santiago, nuestro padre santo Domingo, san Lorenzo Mártir, Asunción de Nuestra Señora, san Bartolomé y Natividad de la Santísima Virgen. La comida es siempre de vigilia, sin comer nunca carne ni viandas guisadas con ella, fuera de las religiosas enfermas y en la enfermería. Los maytines se rezan a medianoche. Todos los días se tienen dos horas de oración mental en común. El silencio es rigurosísimo, la abstracción del mundo extremada, hasta el punto de no haber en todo el convento sino un solo torno para todo el servicio de la casa, inclusive el de la sacristía, y un solo locutorio pobrísimo y pequeño. Las religiosas únicamente reciben visitas tres o cuatro veses al año, sin admitirse más, aunque sean de su familia, fuera del caso de grave necesidad, urgencia o servicio del Señor. 65
Claustro del antiguo convento de Corpus Christi de Vila-real.
El perfeccionamiento de tales costumbres guiaría los pasos de este convento como poco durante los tres lustros en que su fundadora formó parte de él. Porque, cumplidos ya los cuarenta años, se la llevaría de allí otra revelación. Cuentan sus hermanas de hábito que
Estando […] un día en oración en el convento de Villareal la reveló [Dios] ser de su gusto fundara otro convento en que plantasse la misma observancia, de la que avía de ser exemplar y norma, cuyos buelos siguirían muchos espíritus de su agrado. Manifestole avía de ser en la villa de Carcaxente, noble población de este reyno, y que su poder abriría camino a tan alta empressa. 66
Comenzaba así la segunda estación en el periplo fundacional de sor Inés del Espíritu Santo, con las vistas puestas en la población de Carcaixent, a unas leguas tan solo de Alzira, cuyo monasterio de San Bernardo Mártir regía por entonces su hermano fray Onofre, cuyo parecer debió de pesar mucho en este episodio. La implicación verdaderamente decisiva, sin embargo, sería de su tía doña Sabina Sisternes de Oblites y Centoll, sin la concurrencia económica de la cual quizá jamás se habría materializado el proyecto.
1. BUV, Ms. 149, J. Agramunt: [ El Palacio Real de la sabiduría. Idea del convento de Predicadores de Valencia ] Tomo tercero en que se trata de los obispos, prelados, inquisidores, confessores de reyes, cathedráticos y escritores hijos de este real convento , pp. 155 y 318. De su fallecimiento en 1672 se hicieron eco las Acta capituli provincialis celebrati Caesaraugustae, in regali Praedicatorum conventu, die 14 aprilis, anni 1674 , Zaragoza, 1674, p. 24. También las crónicas conventuales, en alguna de las cuales se incluiría su biografía. BUV, Ms. 158, D. Alegre: Historia de las cosas más notables del convento de Predicadores de Valencia , 1672.
2. A. Felipo Orts: La Universidad de Valencia durante el siglo XVII (1611-1707) , Valencia, 1991, p. 324.
3. Nada dicen de tal escrito ni de su autor los más conocidos repertorios bibliográficos valencianos. Solo algunos de sus biógrafos, como V. Beaumont de Navarra en su tantas veces citada obra.
4. V. Ximeno, op. cit., pp. 80-81. Véase en cualquier caso M. A. Pasqual: Vida del venerable padre Juan Bautista Catalá, religioso de la Compañía de Jesús , Valencia, 1679. También nota 40 del siguiente capítulo. Otros detalles en la nota 2 del capítulo 5.
5. Debe de referirse a don Pablo Sisternes de Oblites Pellicer, hijo de don Melchor Sisternes de Oblites y Centoll y doña Casilda Pellicer, casado con doña Isidora Pertusa y fallecido en 1683. Véase nota 16 de este mismo capítulo.
6. J. Rodríguez: Biblioteca valentina , Valencia, 1747, p. 118.
7. «[…] tomando las noticias, como él afirma, de una relación auténtica que embiaron del convento de Belén al [Maestro] General Rocabertí». V. Ximeno, op. cit., tomo II, p. 52. La posterior edición española, aparecida en 1747 con el título Sacro Diario dominicano en el qual se contiene una breve insinuación de las vidas de los santos, beatos y venerables de la orden de Predicadores para cada día del año, con alguna reflexión y oración , estuvo a cargo del valenciano fray Francisco Vidal.
8. El religioso de Xàtiva, graduado en Filosofía por el Estudi General valentino y examinador sinodal de la diócesis de Teruel, «predicava con aplauso y era tenido por sugeto benemérito de los empleos de la Provincia». Ninguno de tales oficios obtuvo, sin embargo, debido a su muerte prematura en 1728. BUV, Ms. 933, J. Teixidor: Necrologio de este real convento de Predicadores de Valencia. Devidas memorias a sus hijos nativos con extensión en los más ilustres recogidas de monumentos antiguos y fidedignos . Tomo 4. Contiene los difuntos desde el año 1478 hasta 1775 , p. 333. De su pasión por el arte y la historia dan buena cuenta –además de su crónica magdaleniense– una Breve y devota descripción de la gloriosa celda del padre san Luis Bertrán, acreditada con singulares prodigios y favores celestiales, venerada en el real convento de Predicadores de Valencia , Valencia, 1722, o la Carta dirigida a mossén Miguel Pujalte , recomendándole el cuidado y asistencia de sor Beatriz Ana Ruiz, de la tercera Orden de san Agustín, fechada en Orihuela el año 1711 y aparecida inserta en la vida que, sobre esta venerable religiosa, debemos al maestro fray Thomás Pérez. V. Ximeno, op. cit., tomo II, pp. 50 y 214-215. También V. Pascual y Beltrán: Játiva biográfica , Valencia, 1931, vol. II, pp. 85-86.
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