1 ...6 7 8 10 11 12 ...18 La Guerra Civil marcó el cambio en el desarrollo de la enfermería desde un trabajo ingrato hacia la profesión que hoy en día conocemos. No es de extrañar que en ese ambiente de voluntarios, Whitman encontrase su sitio. Un aspecto que no se suele tener en cuenta es el dinero que reunió para mantenerse en Washington durante la guerra. Logró que algunas personas le diesen dinero para poder vivir en la capital. En la escritura y envío de cartas solicitando dinero le ayudó su hermano Thomas Jefferson. Hay pocos datos sobre el asunto. Ni Whitman lo menciona en sus cartas ni en los archivos de las United States Sanitary Comission y Christian Comission queda consignado que trabajó para ellos. Es muy probable que hubiera conseguido su autorización después de alguna batalla pero no estuviese afiliado a ninguna de las dos sociedades con lo que tendría una mayor libertad de movimientos (Buinicki 135). Las enfermeras lo miraban con recelo por su comportamiento con los soldados; además era un competidor extraño en un momento en que la Comisión Sanitaria de los Estados Unidos quería profesionalizar su trabajo.
Después de la Guerra Civil, Whitman trabajó como funcionario en Washington en la oficina de asuntos indios hasta que fue despedido por James Harlan, secretario de Interior, quien lo acusó de escribir una poesía inmoral. En Estos años, Whitman conoce a Peter Doyle, compañero hasta sus últimos días – y para Whitman emblema del futuro y la energía estadounidenses. También en esta época comienza su progresiva transformación en el poeta nacional y bondadoso que la gente tiene en mente gracias, en gran medida, a las fotografías que de él quedan Aunque vivió mucho más tiempo, la figura de Whitman estaba ya creada. Había comenzado como el poeta americano para pasar a ser el que ofrece consuelo a los heridos y acabó como un poeta anciano y bondadoso
Días ejemplares: perseverancia en la construcción de una persona en prosa
En 1882 Whitman publica Días ejemplares en un volumen junto con otros escritos misceláneos que titula Días ejemplares & colectánea en la editorial Rees Welsh and Company de Filadelfia. El libro, que consta de cuatro partes diferenciadas como veremos más adelante, es en gran medida el recuento de sus recuerdos de la Guerra Civil americana.
Apuntes de la guerra
El 13 de octubre de 1863 escribe a James Redpath, corresponsal de guerra para el New York Times, editor de North American Review en 1866, además de artífice de la publicación de Louisa May Alcott, Escenas de hospital , y admirador de Walt Whitman desde que se conocieron en Boston en 1860. En la carta dice: “My idea is a book of the time, worthy the time—something considerably beyond mere hospital sketches—a book for sale perhaps in a larger American market—the premises or skeleton memoranda of incidents, persons, places, sights, the past year (mostly jotted down either on the spot or in the spirit of seeing or hearing what is narrated)” (Corr. I, 171). Uno de los propósitos, como señala a continuación, es el necesario cambio del ejército para que esté acorde con la democracia propia de los Estados Unidos: “one of the drifts is to push forward the very big & needed truth, that our national military system needs shifting, revolutionizing & made to tally with democracy, the people” ( Corr I, 171).
En sus recuerdos de Whitman, With Walt Whitman in Camden, Horace Traubel cuenta que junto con la carta, Whitman había añadido un esquema del contenido del libro y una nota de prensa que Redpath distribuiría una vez el libro estuviese a la venta. (Como el lector puede observar, en 1863 Whitman aún mantenía la costumbre de encargarse de la difusión del libro.) En la nota de prensa se puede leer:
And this book, with its framework jotted down on the battlefield, in the shelter tent, by the wayside amid the rumble of passing artillery trains or the moving of cavalry in the streets of Washington, in the gorgeous halls of gold where the national representatives meet, and above all in the great military hospitals, amid the children of every one of the United States, the representatives of every battle, amid the ashy face, the bloody bandage, with death and suffering on every side. (WWC IV, 415)
En ella Whitman acredita la veracidad de lo escrito y su propia autoridad como autor por haber sido testigo de lo narrado. No es algo que haya oído, le hayan contado o haya leído. Él estuvo allí presente. Puede el lector discutir si el ego whitmaniano ha agrandado lo vivido pero no puede negarle la veracidad del testigo.
Redpath le respondió, como se puede leer en la carta que Traubel incluye a continuación, lamentando que no podía arriesgarse a publicarlo por una cuestión económica y que si el libro fuera más pequeño o si encontraba alguien dispuesto a comprar un número suficiente de ejemplares anticipadamente, se pondría manos a la obra encantado. Whitman, cuenta Traubel, no se lo tomó a mal y apreció la relación fraternal que había entre los dos (WWC IV, 418).
Aun así, Whitman nunca abandonó la idea de escribir un libro sobre el tema y, de tiempo en tiempo, volvía a pensar en el proyecto, ya fuera en prosa o en verso, como por ejemplo en las Navidades de 1864 con ocasión de la llegada del baúl de su hermano George a la casa materna (Basler 16). En la entrada en su diario del 26 de diciembre de 1864 se refiere a dicho baúl. En él encuentra los papeles con apuntes y notas de George. Apunta en el diario: “I can realize clearly that by calling upon even a tithe of the myriads of living and actual facts, which go along with, & fill up this dry list of times and places, it would outvie all the romances in the world, & most of the famous histories and biographies to boot” (NUPM II, 745). Queda consignada ya la fascinación que ejercen sobre el poeta los secos datos de la guerra; tanta es que los ve capaces de superar a cualquier historia romancesca sobre el mismo tema. Tuvo que pasar casi una década para que retomase el proyecto. El 16 de enero de 1874 en carta a Peter Doyle, Whitman vuelve a mencionar su propósito de escribir sobre la Guerra Civil por primera vez desde la carta que envió a Redpath. En enero de 1874 comenzó la publicación en la revista Weekly Graphic de seis artículos con el título conjunto de “Hace ya diez años desde entonces”, el primero de los cuales apareció el 29 de enero y el último el 7 de marzo.
El contenido de los artículos es en gran medida el de sus diarios y cuadernos de notas, que, con algunos mínimos cambios, fueron incorporados en 1875 a Apuntes de la guerra. Basler hace notar la dificultad de saber lo que Whitman copió al pie de la letra de sus notas previas y lo que elaboró de los recuerdos que tenía de entonces en 1862, cuando editó en libro Apuntes de la guerra y Muerte de Abraham Lincoln (19) 3. Estos recuerdos, según Whitman le contó a Redpath, fueron escritos deprisa en los lugares donde ocurrieron o con el espíritu de quien vio u oyó lo que se narra en el libro. Ocurre que los manuscritos que sirvieron como base al impresor suelen ser bastante raros en el caso de Whitman, mientras que los primeros esbozos o versiones con correcciones son mucho más comunes. Es cierto que el autor, además de su experiencia en los hospitales, utilizó material de sucesos que él no presenció como lo demuestran fragmentos y recortes que empleó para documentarse. Hay que añadir que en muchos casos entre lo que apuntó en sus cuadernos de notas y lo que finalmente escribió en Apuntes… hay poca correlación. Como bien señala Betsy Erkkila en Whitman The Political Poet, Apuntes es una recreación desde el recuerdo de la guerra que escribió una década después de que esta hubiese acabado (207).
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