1 ...7 8 9 11 12 13 ...16 Punto de partida, el significante, no nos dice que haya un punto de llegada. Eso sí, nos remite a Beckett, a su obra Final de partida , Fin de partie como lo titula en francés, lengua en la cual la escribe y traduce al inglés, Endgame. Fue escrito en 1957.
Es un drama en un acto o en dos muy reducidos que se escenifica casi siempre en un solo acto. Son cuatro personajes: Hamm, viejo amo ciego, Clov, su sirviente, y los padres de Hamm, Nagg y Nell, que a lo largo de la obra están en sendos cubos de basura. Lo cual nos remite a Joyce, the letter a litter. ¿El final de partida tendrá que ver con litter ?
Esta obra ¿tiene sentido? Sus comentadores han intentado atribuirle varios, pero Beckett siempre se negó a aceptarlos. La obra sería el final de una partida de ajedrez, lo que nos lleva a Freud, quien había comparado el psicoanálisis con una partida de ajedrez, donde se pueden calcular sus aperturas y sus finales, pero no el desarrollo del juego. Una opinión autorizada, la de Harold Bloom, relaciona a Hamm con Hamlet, especialmente por el soliloquio conocido por todos, “Ser o no ser”. Cuestionamiento del ser, como Lacan a partir del seminario Encore. También tiene que ver con el cuestionamiento del sentido. Aparentemente lo que Beckett quiere contar está todo el tiempo presente. Y por eso transcribo lo que escribió Beckett sobre su obra: “ Fin de partie será mero juego. Nada menos. De enigmas y soluciones, ni una palabra. Para cosas tan serias están las universidades, las Iglesias, los cafés, etc.”. Esto nos interesa porque remite al texto que estamos trabajando, “Lituraterre”. Lacan escribe: “Hay que decir sin duda que yo estaba harto del basurero al que até mi suerte”.
Final de partida es la historia de Hamm y Clov, amo y esclavo, esperando que llegue el fin. Trata sobre la tragedia humana. Beckett dice: “[N]ada más divertido que la desgracia”. Esto es cierto porque la desgracia del otro suele hacer reír. Podemos agregar que al final una tristeza nos invade y no la elación maníaca que imaginaba Michael Balint para el fin de análisis.
Sigamos con “Lituraterre”, con lo que nos recuerda sobre James Joyce; que una messe-haine , literalmente “misa-odio”: aquí sí toma la homofonía, el significante “mecenas”. Dice: “Por quererle el bien”.
Ya sabemos que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones… Pero veamos cómo es esto en la tradición cultural francesa: “París bien vale una misa”, para Enrique IV, y lo que desencadenó fue un odio feroz, la famosa noche de San Bartolomé. Miles de hugonotes asesinados, degollados, en las calles de París. Leer La reina Margot de Alejandro Dumas: misa, odio, creo que de eso se trata.
Dicha mecenas de Joyce era Mrs. Edith Mc Cormick, cuyo ofrecimiento Joyce rechazó y por lo cual perdió el mecenazgo. Una hipótesis verosímil es que si Joyce hubiera aceptado que se le pagara un psicoanálisis con Jung, hubiera abandonado el “santo” de Santo Tomás, Saint Thome , su sinthome . Es lo que explica Lacan en el párrafo siguiente, que nada hubiese ganado, puesto que “fue derecho a lo mejor de lo que se puede esperar del psicoanálisis en su fin”.
Fin, creo, no es lo mismo que la terminación de un análisis. Su fin, su finitud es acercarse al límite…
Lo que creo que hizo Joyce, al hacer litière de la letre , creo que le vuelve, le regresa, Santo Tomás y estamos en el juego de palabras Santo Tomás, Saint Thome , sinthome , como lo atestigua su obra. Que lo atestigüe su obra es que no se sostiene en ninguna garantía, en ningún Otro, si no en su propio juego que es de palabras y de letras.
“Del basurero que até mi suerte”.
Este escrito es de 1971 y la clase es del 12 de mayo de ese año. Lo retomaré más adelante.
En la versión escrita de lo hablado en el seminario hace referencia a su escrito, la “Proposición…” de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela. 12Allí el psicoanalista, propone Lacan, se autoriza por él mismo o por sí mismo ( par lui méme ) y por otros. De ninguna manera por Otro, Autre , A. Un poco después, en el seminario 16, De un Otro al otro , de 1968-1969, sostengo que produjo un movimiento apoyándose en la lógica, en las matemáticas y en Marx, pero fundamentalmente en la experiencia del análisis y en la mentada proposición, la caída del Otro como garante. No hay más garante del análisis, del fin del análisis, de la cura, del lugar del analista. A partir de aquí queda tajantemente establecido que no hay metalenguaje, no hay Otro del Otro.
Ya no se puede sostener en el psicoanálisis ninguna garantía, no hay quien autorice a alguien para ser analista. No hay analista didacta, aunque pueda haber análisis didácticos. Por lo cual la International Psychoanalytical Association (IPA) solo puede sostenerse en una burocracia y, por eso Lacan la denomina la Sociedad de Ayuda Mutua Contra el Discurso Analítico (SAMCDA).
Es necesario tener en cuenta la referencia a esa expresión de Santo Tomás, en latín, sicut palea. De este modo el fin es un punto al cual nunca se llega, el desecho, acercarse al objeto a , un cálculo inalcanzable. En cuanto ya no hay garantías, el analista solo puede autorizarse por él mismo y en el fin del análisis queda como ese resto que cae al tacho de basura. En ese sentido es un santo, en el sentido que toma en un libro de David Halperin titulado San Foucault . 13¿Por qué “San”? Es santo porque hay una decisión de Michel Foucault de tratar a la homosexualidad como efecto de discurso, por lo que constituye una apertura y una posición política. Se sabe que en ese movimiento Foucault murió por efecto del sida, no como una víctima, no como un sacrificio, sino como operación del discurso que sostenía. Un santo es quien cae como desperdicio de una operación, como lo señala Halperin. El psicoanalista en su operación discursiva cae como una letra, como desperdicio, por el movimiento mismo de un análisis, por algo inmanente al análisis, al discurso del psicoanalista. Es la producción de un significante amo, S1 que relanza el juego significante. Mientras que el analista deviene sicut palea , una cáscara despreciada, un desecho. Es esa letra que pasa a causa de deseo. Lejos de ser un deseo de muerte, de caída o de sufrimiento masoquista, es un efecto de discurso.
Lacan lo dice expresamente en Televisión , casi contemporáneo a este que estamos comentando. Se refiere a lo que es “un santo” y dice que es de ese modo que tiene la ocasión de situarse en la estructura. Lo expresa así: “Es por la abyección de esa causa [se refiere al objeto a causa de deseo] en efecto que el sujeto en cuestión tiene oportunidad de localizarse al menos en la estructura”, 14lo que permite al sujeto del inconsciente tomarlo por causa del deseo. Por efecto del discurso cae como desecho.
¿Por qué Joyce no hubiese ganado nada con un psicoanálisis? No solo porque hubiese sido Jung su psicoanalista, sino porque él habría logrado, al ir derecho a un psicoanálisis en su fin, con su sinthome , su escritura, con su trabajo con la letra, alcanzar el límite. ¿Un psicoanálisis lo hubiera apartado de “su fin”? ¿O bien el odio lo llevaría a apartarse de su sinthome , de la escritura? Suponemos que, al aceptar ese ofrecimiento, ¿se hubiera apartado de la santidad, del sinthome , de Santo Tomás?
Me parece que todo esto tiene que ver con tres términos que quedan así introducidos e invitan a reflexionar: garantizar, autorizar y legitimar.
Vayamos al diccionario. Garantizar es dar garantía, lo que es “efecto de afianzar lo estipulado”; necesariamente alguien o algo debe otorgar ese afianzamiento, alguien o algo otro: Dios, la ley, etcétera.
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