NUEVA INGLATERRA: SUS PUEBLOS, RELIGIÓN Y CULTURA EN LA OBRA LITERARIA DE WELLMAN
No cabe la menor duda de que la preocupación del poeta por sus orígenes es primordial en su obra poética. Destaca también su desvelo por los pueblos indígenas originarios, principalmente los abenaki de Mount Desert Island y The People of the Dawn, los cuales habían prosperado como nación y, al mismo tiempo, formaban parte de la Confederación Wabanaki de pueblos de habla algonquina, que aún sobreviven en reservas dispersas y llegan hasta la frontera con Canadá e incluso van más allá de estos límites.
Para comprender la poesía de Donald Wellman, es necesario tener cerca las imágenes icónicas de Nueva Inglaterra: las iglesias calvinistas de color blanco, las decorosas plazas de los pueblos caracterizadas por la uniformidad del estilo inglés y las de los colonos protestantes que se distinguen por su higiénica ideología castiza y de pureza racial.
El noreste, sin embargo, es étnicamente la región más heterogénea y criollizada de Estados Unidos donde predomina la religión católica. A ella llegaron hace muchos años inmigrantes procedentes de Irlanda, este de Europa, Grecia, Italia y Alemania y más recientemente de los países de América Latina, África y Asia. Se casaron y mezclaron sus culturas con las familias ya establecidas, es decir, las de origen francés e inglés. Los franceses, en particular, lograron entremezclarse con los indígenas americanos con los que a menudo compartían la fe católica y, asimismo, lograron mantener alianzas políticas.
Incluso los hombres con apellidos ingleses como es el caso de Donald Wellman y el mío, Rich, cuyas familias formaron parte de la colonización de Mount Desert Island y las islas periféricas en el siglo XVIII, son criollos, es decir, una mezcla o fusión de diferentes etnias e innumerables culturas creando un complejo sistema de vínculos que nos unen más allá de lo que nosotros mismos, desde el punto de vista social, somos conscientes y, evidentemente, más allá de lo que nuestro propio autoconcepto pudiera abarcar. Por este motivo, me gustaría hacer hincapié en este punto porque a Wellman no debemos confundirlo con un inglés calvinista que puede resultar exótico al “otro”, mediterráneo, mexicano o católico, proyectando las fantasías lawrencianas del noble salvaje o de la sensualidad latina.
Donald Wellman, indudablemente, al igual que un americano criollizado, percibe los pliegues de una continuidad barroca de tensión, contención y amor. Para nuestro poeta, el hibridismo, más que una reconciliación sencilla de un conflicto interior, se convierte, por el contrario, en el escenario en el que el conflicto se desarrolla de la manera más íntima y apasionada. El hibridismo es la interioridad en la que el conflicto se practica. Indudablemente, Wellman ha dejado constancia en otros escritos de su preocupación por “el despliegue de espacios”, los cuales se “pliegan dentro de las cortinas y cavidades de nuestro cuerpo”.
La manifestación topográfica de este conflicto se ve reflejada, por ejemplo, en el segundo poema de esta colección, “Saint-Sauveur”. El poema se sitúa nuevamente en Mount Desert Island. Aquí, el navegante francés Samuel de Champlain fue el primero que zarpó rumbo a Norteamérica con la determinación de conseguir pieles para el mercado europeo en 1604, dio nombre a esta tierra que aún perdura —Ile des Monts-deserts. Nueve años más tarde, en 1613, sacerdotes jesuitas franceses fundaron provisionalmente la misión de Saint-Sauveur que está situada en una bahía que ahora se denomina Somes Sound y es considerada el primer asentamiento europeo en la isla del cual tenemos conocimiento e información. En años posteriores se produjo un ataque de un grupo de colonos protestantes ingleses procedentes de Virginia, quienes mataron y capturaron a los misioneros, quemaron su campamento y derribaron la cruz católica que había sido erigida junto a la costa.
En los siguientes versos, el poeta capta nuestra atención y nos muestra los primeros signos de un contencioso hibridismo:
In meadows
The indigenous mint mixes with English Plantings
Milfoil is yarrow, a potherb
La misión francesa fue quemada, y, a partir de este momento, surgieron una serie de topónimos para un solo lugar, destacando los nombres de Norumbega Fernald Point y Ile des Mont-deserts. Esta serie de nombres, lenguas y culturas diferentes fue, sin duda, el modelo para la concatenación que logra Wellman de imágenes, referencias, incidentes, lugares y frases de otros idiomas que fueron traducidos y reelaborados. Mientras tanto, la violencia de la contienda intercultural por la tierra del Nuevo Mundo produce el trazo que es también el surco del arado y la línea de verso.
LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE MOUNT DESERT ISLAND Y SUS PEQUEÑAS ISLAS
Permítanme detenerme y reflexionar sobre Mount Desert Island con el fin de dar a conocer a los lectores en lengua castellana un paisaje desconocido y presentar, de este modo, la serie de pequeñas islas que están situadas al sur de Mount Desert, en las que se incluyen las islas de Cranberry, las islas de una isla, doblemente remotas. Mount Desert indudablemente siempre fue un lugar fronterizo y objeto de lucha entre los imperios, francés e inglés. Al concluir el conflicto que los norteamericanos llaman la Guerra de los franceses e indios, The Seven Years’ War, en 1763, los yankees de Massachusetts y New Hampshire comenzaron con más determinación a colonizar la región y fue durante este periodo histórico cuando la familia Bunker se estableció en la isla de Great Cranberry, permaneciendo hasta la actualidad.
Después de la revolución americana, un conflicto durante el cual Mount Desert y sus islas asociadas se mantuvieron como un gran territorio neutral, ni bajo la jurisdicción de los militares británicos ni de los insurgentes americanos, la industria de la madera y otras empresas se establecieron junto a las antiguas explotaciones de pesca y pastos de ovejas.
La presencia de la familia Wellman en Great Cranberry Island
En el poema “Prolog: Cranberry Island Series”, vislumbramos Great Cranberry como una isla de dos millas de longitud, que los familiares maternos de Wellman fueron los primeros en colonizar, hace aproximadamente doscientos cincuenta años. Se percibe, asimismo, la sensación de una reclusión, de una intimidad que se acerca al confinamiento y esa sensación envuelve todo el poema; incluso las lápidas que, como el olvido familiar, son devoradas por el Tiempo, al igual que los líquenes corroen las losas que identifican a los familiares ausentes, ahogados, desaparecidos, mientras los restos de los últimos naufragios se recogen en la orilla:
Lichen hides an eye.
Cut in stone
Brothers, ‘lost at sea’
After storms, some
walk the shore path
seeking salvage.
A shell heap
under fallen spruce.
Pebbles and sod
adhere to roots.
Abstractly.
Según mi apreciación, el verso del Prolog: Cranberry Series es el punto de partida para la futura peregrinación o “contra-peregrinación” (un concepto que desarrollaré con más detención con posterioridad) y que, ciertamente, da comienzo al arco de la vida, imagen implícita en “Night Rowing” o “Remando de noche”, como reconocimiento de Wellman a esta pequeña isla que tiene la apariencia de una luna creciente —“The graveyard is the oldest village”. 7La narrativa se aleja, podemos decir, zarpa de Great Cranberry Island, el lugar donde están depositados los huesos de los antepasados.
Mientras las cortinas de los acontecimientos se abren en este libro, Wellman se aleja cuidadosamente como poeta “de los sin hogar”, del “glamour” asociado con el viajero internacional y de los “exiliados” acomodados de la época moderna, los cuales son sus precursores literarios y a quienes interroga. Se distancia, asimismo, de “los que alcanzan un brío cosmopolita” y “bizquean con el dolor de ese rictus en el corazón”. La identificación del poeta con el inmigrante, con aquel que busca asilo, es otra manera que tiene para expresar su “conciencia criolla” y culmina con estos versos de forma improvisada y sensual en “Parador de los Reyes Católicos”:
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