Reconstruir la vida profesional de Ildefonso Puigdengolas no ha sido nada fácil. los datos militares sobre su biografía aquí expuestos proceden en buena parte de su expediente militar conservado en el Archivo general Militar de segovia, fácilmente accesibles por cualquiera, pero sólo abarcan hasta el principio de la 2ª república. no existen inexplicablemente datos en su hoja de servicios desde 1934 ni se ha conservado prácticamente nada de la documentación como miembro del Cuerpo de seguridad, en el que también sirvió. Quizás fueron destruidos o quien sabe qué pasó con ellos pero el caso es que he tenido que reconstruir las numerosas lagunas existentes en su pasado con otras fuentes que he ido citando en cada momento.
Puigdengolas quedó huérfano de padre siendo un niño lo que le permitió ingresar el 17 de noviembre de 1892 –con 14 años– en la Escuela de Cabos y sargentos del Colegio de María Cristina para huérfanos de Infantería como «soldado voluntario». Terminó sus estudios en noviembre de 1893 siendo destinado al regimiento Cuenca nº 27, acantonado en Alcalá de Henares, donde permaneció hasta febrero de 1895. durante este período fue ascendido a Cabo en 1893 y a sargento en 1894 tras lo que estuvo dos meses sirviendo en el regimiento España nº 46 en Cartagena hasta finalizar marzo de 1895. Entonces, al reanudarse el conflicto separatista en Cuba con el alzamiento del 24 de febrero de 1895, el joven sargento Puigdengolas se alistó como soldado voluntario en el batallón Peninsular nº 3 que se había empezado a reclutar hacía sólo unos pocos días para ir a luchar a la isla caribeña. En marzo se había publicado una Circular del Ministerio de la guerra en la que se ordenaba «organizar un batallón de infantería en cada una de las siete regiones de la Península, que se denominará “Batallón Peninsular, núm … ” (el de la respectiva región)» . 3 Es destacable que Puigdengolas se alistase cuando tenía 19 años, o sea siendo todavía entonces legalmente menor de edad por lo que tuvo que falsificarla ya que en sus circunstancias, al ser huérfano, necesitaba el permiso materno. la idea de que el joven Ildefonso fuese a luchar a Cuba no debió de ser muy atractiva para su madre pues el joven sargento prefirió alistarse a sus espaldas y además lo hizo como soldado, degradándose voluntariamente y renunciando a su cargo de sargento obtenido en la Escuela militar. la madre se enteró de su marcha cuando él ya estaba en la isla. Por lo demás esta fue una de las muchas muestras que veremos en este trabajo del carácter de Ildefonso, carácter que no se fue moderando con la edad.
El 5 de marzo de 1895 el recluta Puigdengolas partió de Cartagena hacia Valencia donde estaba organizándose su batallón, llegando a la capital del Turia el día 6. la prensa española esos primeros días de guerra demostraba verdadera preocupación por la situación de la provincia de Cuba y se volcó en demostrar sus simpatías al general Martínez Campos que iba a dirigir al Ejército. Era un héroe liberal encumbrado a la fama en las guerras carlistas y promotor de Alfonso XII a la corona, por lo que la opinión pública lo consideraba la persona mejor preparada para apagar de nuevo el fuego del independentismo cubano. El día 8 quedó formado el batallón de Alcántara Peninsular nº 3 por su primer jefe, el teniente coronel Patricio giralt Malanca, al que la prensa dedicó también elogiosas palabras, destacando su valentía y experiencia ya que había luchado en la guerra de los diez Años desde 1871 hasta la Paz del Zanjón y conocía bien el terreno y a los jefes rebeldes. los mil soldados del batallón fueron alojados entre el Cuartel del Refugio y el de san Juan de la ribera. lo cierto es que la organización de estos batallones se hizo de manera precipitada por la urgencia de la situación en la isla siendo muy comentado el caso del batallón Peninsular nº 1 que cuando desfiló por Madrid antes de salir hacia su embarque, lo hizo sin armas y sin bandera por no tenerlas todavía.
Durante el traslado de las fuerzas de un cuartel a otro, la revista a las tropas y el embarque en el vapor «Antonio lópez» que había de llevarles a América, los soldados recibieron el apoyo afectuoso del pueblo que saludó a los soldados con cariño y con enorme dolor. En el puerto, más de mil personas entre familiares, amigos y curiosos presenciaron el embarque. «El momento del embarque fue realmente conmovedor; no se observaba en el pueblo ese entusiasmo que se resuelve en gritos ensordecedores: se notaban en él el afecto profundo, pero noble y levantado, hacía aquellas centenares de hombres que abandonaban su terruño, sus hogares, sus familias con la sonrisa en los labios, con la luz del valor en sus hijos, dispuestos á arrestarlo todo por el prestigio de España. El contraste que observamos ayer tarde nos enorgulleció, lo confesamos: ellos, los que se marchaban, mostraban alegre el semblante y conservaban sereno el corazón; el pueblo, los que nos quedábamos, estabamos a nuestro pesar dominados por la tristeza» . 4 Entre esos soldados voluntarios, contentos de ir a luchar a Cuba y de ser de los primeros en partir, estaba el jovencísimo soldado Puigdengolas. fue voluntariamente pese a tener un futuro militar por delante, seguro y relativamente cómodo en la península pero sus sentimientos patrióticos y su carácter inquieto tuvieron más peso en su decisión de enrolarse, renunciando a la tranquilidad de una carrera militar en la península y a la graduación de sargento que ya ostentaba.
El «Antonio lópez» llegó el día 26 a santiago de Cuba después de hacer escala por unas horas en san Juan de Puerto rico. El barco había tardado dos días más de lo previsto porque un temporal rompió un botalón al salir del Estrecho de gibraltar.
Las dificultades en la isla hicieron que tan solo dos días después de su llegada, Puigdengolas saliese a unas operaciones militares por bayamo y Manzanillo, cerca de santiago de Cuba, donde se desarrollaban las actividades de los independentistas.
El año 1895 fue muy difícil para nuestros soldados como se desprende de los numerosos encontronazos que se sostuvo con las partidas de insurrectos que fueron surgiendo por doquier. Además las tropas españolas que fueron llegando a la isla eran todavía insuficientes, poco preparadas militarmente y poco aclimatadas a las condiciones de la isla frente a las ágiles guerrillas de los mambises –los independentistas cubanos– que se desplazaban con rapidez gracias a su numerosa caballería. de hecho, el bautismo de fuego del soldado Puigdengolas tuvo lugar la noche de 30 de marzo, al ser atacado el campamento de Juan Varón. A primeros de abril la revuelta se volvió mucho más virulenta y amplia que antes. las siguientes operaciones fueron derrotas y triunfos sucesivos de las tropas españolas y de los insurrectos cubanos. Mientras esto pasaba, Puigdengolas participó el 16 de abril –el mismo día que desembarcó en la isla Martínez Campos– en las acciones de Cayamas y guamo, a las órdenes del teniente coronel giralt. la guerra se desarrollaba en la isla mediante acciones, que normalmente enfrentaban a tropas poco numerosas. los españoles debían cubrir un enorme territorio con fuerzas muy escasas que fueron incrementándose gradualmente con la llegada de nuevos batallones Peninsulares y otros formados por españoles emigrados a otras naciones como brasil y Argentina.
Las partidas de insurrectos practicaban la guerra de guerrillas considerando todo el territorio como enemigo y las haciendas y cultivos como objetivos a destruir. los encontronazos fueron provocando víctimas también entre los jefes como la durísima acción de Jobito el 13 de mayo en la que murió el teniente coronel Joaquín bosch y Abril o la escaramuza de dos ríos, el 19 en que cayó José Martí ante la Columna del coronel Jiménez de sandoval lo que sin embargo, no hizo decaer la insurrección. El 5 de junio el cabecilla Máximo gómez consiguió, favorecido por la lluvia, llegar hasta Camagüey, burlando la vigilancia puesta por Martínez Campos. Este hecho permitió la extensión de la insurrección y fue de una extraordinaria gravedad para las tropas españolas. Martínez Campos, que creía imposible que esto sucediese, pidió el 13 de junio su relevo al mando. Mientras, el 16 de junio, Puigdengolas también participó, a las órdenes del comandante don José Escudero, en la acción de las Carolinas, en la provincia de guantánamo.
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