20 de febrero
“¡Todos seremos transformados! Sucederá en un instante, enun abrir y cerrar de ojos [...]; nuestros cuerpos mortales deben ser transformados en cuerpos inmortales” (1 Corintios 15:51-53, NTV).
¿Qué tan bien puedes hacer varias cosas a la vez? ¿Puedes jugar al baloncesto y comer pastel al mismo tiempo? ¿Puedes hacer un examen de matemática mientras duermes? ¿Puedes conducir un coche un minuto y pilotear un avión al siguiente? El 20 de febrero de 1937, el Arrowbile, diseñado para ser mitad avión y mitad automóvil, salió del taller de Waldo Waterman, listo para las pruebas. Waldo era un ingeniero aeronáutico de Santa Mónica, California, Estados Unidos, con un don para el diseño creativo. Pensó que la mayoría de la gente no podía permitirse un avión y un auto; y ya que los coches eran cada vez más necesarios, ¿por qué no construir un coche que pudiera volar? Lo que se le ocurrió fue el Arrowbile, un pequeño coche-avión con alas que podían desmontarse en pocos minutos. El Arrowbile se fabricó con piezas estándar de automóvil. Tenía un motor Studebaker normal, para impulsar las ruedas en modo coche, y una hélice en modo avión. Un coche normal no avanzaba muy rápido en aquella época, pero el Arrowbile podía viajar a velocidades de hasta 190 kilómetros por hora en tierra o en aire. ¿Te imaginas eso? ¡Un coche que puede circular por la carretera y luego levantar vuelo! Es algo así como el coche acuático que se construyó para ir por tierra y por mar. Y hay aviones que pueden volar o planear sobre el agua utilizando pontones. Y, por supuesto, las películas nos muestran coches que pueden conducirse bajo el agua como los submarinos. Sin duda, en algún lugar hay un avión que puede funcionar como un submarino...
Cuando Jesús venga, se nos dará todo tipo de capacidades. En la mañana de la resurrección, estaremos equipados para realizar múltiples tareas y hacer todo tipo de cosas que no podemos hacer ahora, como volar sobre lagos resplandecientes y saltar sobre altas montañas en un solo paso. Esas son solo dos posibilidades, pero la Biblia dice que ni siquiera podemos imaginar la lista de cosas que seremos capaces de hacer. Cuando llegue ese día, Dios en verdad nos cambiará física y espiritualmente. El cuerpo que tenemos ahora, plagado de enfermedades y limitado en fuerzas, será transformado y pasará a ser una máquina sobrenatural y gloriosa, como Dios originalmente pretendía. Y, a diferencia de Waldo Waterman y su Arrowbile, no le tomará meses planear, diseñar, construir y probarnos, mientras se rasca la cabeza y descifra cómo superar los inconvenientes en los planos. Él completará el proyecto en menos de un segundo, en un abrir y cerrar de ojos. Esa es la sabiduría y el poder de nuestro Dios.
21 de febrero
“Mira, he escrito tu nombre en las palmasde mis manos” (Isaías 49:16, NTV).
Ya casi nadie utiliza las guías telefónicas. La mayoría de la gente utiliza sus teléfonos móviles o computadoras para obtener direcciones y números de teléfono, pero no siempre fue así. El 21 de febrero de 1878, la primera guía telefónica fue compilada y publicada en New Haven, Connecticut. La guía contaba con la increíble cantidad de 50 nombres.
Hoy en día, algunas guías telefónicas tienen entre 10 y 15 centímetros de grosor, con páginas gubernamentales separadas, páginas blancas, páginas amarillas, etc. Las grandes ciudades como Chicago, Nueva York y Los Ángeles tienen varios tomos de guías telefónicas. Necesitan guías para el norte de la ciudad, el área metropolitana y todos los suburbios. Las bibliotecas solían tener pilas de directorios de todas las ciudades importantes, pero hoy, probablemente, esos libros solo acumulan polvo. Actualmente, en muchos lugares ya ni siquiera existen guías impresas, pues buscar la información en Internet es mucho más rápido. Hoy en día se puede acceder a los números de teléfono en línea o digitalmente a través de conexiones telefónicas directas por satélite.
Dios ha dicho: “No tengas miedo, porque he pagado tu rescate; te he llamado por tu nombre; eres mío” (Isa. 43:1). En un planeta con miles de millones de personas, es fácil sentirse excluido, sin importancia, perdido. En esos momentos, es un alivio oír que alguien te llama por tu nombre. Cualquiera que haya visto a una niña congelada por el miedo, llorando a todo pulmón porque ha perdido a su madre en una gran tienda, sabe la verdad: cuando la madre la llama por su nombre y la toma en sus brazos, el llanto se detiene. Es reconfortante saber que Dios nos conoce a todos por nuestro nombre. David nos asegura de que Dios nos conocía incluso antes de que naciéramos, antes de que fuéramos concebidos. Incluso si eres gemelo o trillizo, él puede verte desde el otro lado de la galaxia, y nunca te confundirá con tu hermano, ni te llamará “hermana de fulano” o “hija de mengano”. Él te conoce a ti y sabe todo lo que te hace sonreír, enfadar, asustar... conocía todos los detalles de tu vida aun antes de que este planeta empezara a girar sobre su eje. ¿Cómo podemos estar seguros de esto? ¡Porque él te creó! Reflexionemos. Si él puede crear todos los miles de millones de galaxias, con sus cientos de millones de sistemas solares, y cada planeta en el espacio, entonces es bastante razonable que él pueda recordar los nombres de unos pocos miles de millones de personas en la tierra, ¿no? Sí, sin duda alguna. Y puedes apostar que no necesita una vieja y polvorienta guía telefónica para hacerlo.
22 de febrero
Una tienda de cinco centavos
“Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza... nada sería imposible” (Mateo 17:20, NTV).
Una de las primeras cadenas comerciales de gran éxito en los Estados Unidos fue la tienda de cinco centavos. Y ¿qué es? Cuando surgió, la idea era que hubiera una tienda en la que todo costara solo cinco centavos, similar a las tiendas de dólar de hoy en día. Ahora bien, puede parecerte sorprendente que se pueda comprar cualquier cosa por cinco centavos, excepto quizá caramelos. Pero hay que recordar que, en aquella época, con cinco centavos se podía comprar todo tipo de cosas: chocolates, juguetes para niños e incluso alimentos básicos. En esos días, cuatro centavos equivalían, aproximadamente, a un dólar de hoy en día.
El 22 de febrero de 1879, Frank Woolworth abrió su primera tienda de cinco centavos en Utica, Nueva York. Por desgracia, la idea del señor Woolworth no funcionó demasiado bien ese primer año. La tienda fue una gran decepción. Después de las primeras semanas, las ventas llegaron a ser de 2,50 dólares al día. Finalmente, Woolworth trasladó su tienda a Lancaster, Pensilvania, donde resultó ser un verdadero éxito.
El señor Woolworth llegó a crear toda una cadena de tiendas conocida como Woolworth’s. Tal vez nunca hayas oído hablar de ella, pero fue la precursora de todas las tiendas de éxito que empezaron en alguna esquina de cualquier ciudad local. Un buen ejemplo es 7-Eleven, o quizá las farmacias CVS. Y por supuesto, los negocios de “todo por un peso”.
El señor Woolworth empezó desde abajo y las cosas fueron muy inestables durante un tiempo. Al pasar los días con esa pequeña campana en la puerta colgando en silencio durante horas, tal vez sus amigos finalmente le aconsejaron que empezara a empacar. Tal vez su familia intentó animarlo a cambiar por otra línea de negocio. Quizá, cada noche, volvía a su casa desanimado, preguntándose si valía la pena el esfuerzo. Pero pensar en tener éxito lo animó a seguir teniendo fe en su idea y, finalmente, su vacilante negocio creció hasta convertirse en una empresa gigantesca y exitosa, con la que ganó cantidades asombrosas de dinero.
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