Miss Sullivan lentamente deletreó en mi mano la palabra d-o-l-l [muñeca]. De inmediato me interesó este juego con los dedos y traté de imitarlo. Cuando al final logré hacer las letras correctamente, me ruboricé con placer y orgullo infantil. Corrí escaleras abajo adonde estaba mi madre, levanté mi mano e hice las letras de doll . Yo no sabía que estaba deletreando una palabra, ni siquiera que las palabras existían; simplemente imité algo con mis dedos, a la manera de un mono. En los días que siguieron aprendí a deletrear de esta manera incomprensible una gran cantidad de palabras, entre ellas pin [alfiler], hat [sombrero], cup [taza] y unos pocos verbos como sit [sentarse], stand [pararse] y walk [caminar]. Pero mi maestra tuvo que estar conmigo durante muchas semanas antes de que yo comprendiera que todo tenía un nombre. 8
En efecto, Anne pudo enseñar a Helen a comunicarse (hablar y entender el discurso de otros) usando el método Tadoma, consistente en tocar los labios y las mejillas de otros mientras hablan para percibir las vibraciones, combinado con el deletreo de los caracteres alfabéticos en la palma de la mano (alfabeto dactilológico táctil). 9Más tarde aprendió el sistema de lectura y escritura Braille (figura 2).
Más claramente lo describe la misma Helen.
Explicaré nuestro uso del alfabeto manual, que resulta un gran enigma para las personas que no nos conocen. Yo coloco suavemente mi mano en la mano del hablante de manera de no impedir sus movimientos. La posición de la mano es tan fácil de sentir como es el ver. Yo no siento cada una de las letras, del mismo modo que ustedes no ven cada letra por separado cuando leen. La práctica constante torna los dedos muy flexibles y algunos de mis amigos deletrean tan rápido como una persona experta escribe con una máquina de escribir. Por supuesto, deletrear no es un acto más consciente que cuando se escribe. 10
En todas mis experiencias y pensamientos soy consciente de una mano. Todo lo que me mueve, todo lo que me emociona es como una mano que me toca en la oscuridad, y ese tacto o toque es mi realidad. Considerar irreales todas las impresiones que he acumulado por medio del tacto sería lo mismo que considerar irreales la visión de algo que te agrada o el golpe que te provoca lágrimas en tus ojos. El delicado temblor de las alas de una mariposa en mi mano, los suaves pétalos de las violetas que se enroscan en los fríos pliegues de sus hojas o se yerguen dulcemente sobre el pasto de la pradera; el claro y firme contorno de rostros y miembros; el suave arco del cuello de un caballo y el tacto aterciopelado de su hocico, todas estas y las múltiples y posibles combinaciones que cobran forma en mi mente constituyen mi mundo […] Recuerden que ustedes, dependientes de su vista, no se percatan de cuántas cosas son tangibles. 11
2. Lenguaje de señas británico.
El testimonio existencial de Helen Keller nos introduce en un mundo en que el tacto es supremo y las manos devienen órganos de visión, oído y habla. Nos invita a reparar en ellas y conocerlas.
5. Keller cita textualmente un verso de la obra de James Sheridan Knowles, Virginius: A tragedy in five acts , acto V, escena III, “I hear a sound so fine - there’s nothing lives / «Twixt it and silence»”.
6. Helen Keller, The World I Live In .
7. Los padres de Helen Keller se habían puesto en contacto con Alexander Graham Bell, quien además de ser el inventor del teléfono y muchos otros dispositivos, trabajaba con jóvenes sordos. Por su intermedio conocieron a la profesora Anne Sullivan, del Instituto Perkins para Ciegos en Massachusetts, entonces de veinte años, para estimular a Helen y enseñarle el lenguaje de signos o señas (figura 2). Así comenzó una relación de amistad y trabajo que se prolongó por casi cincuenta años.
8. Helen Keller, The Story of My Life , Edited by John Albert Macy, Nueva York, Doubleday, Page & Co., cap. IV.
9. Dactilología: arte de hablar con los dedos o con el abecedario manual. En el caso de los sordos, es visual; en el caso de los ciegos, es a través del tacto.
10. Helen Keller, H., The Story of My Life , cap. XIII.
11. Helen Keller, The World I Live In , cap. I.
Usamos [la mano] del mismo modo que respiramos, inconscientemente, y hemos olvidado todos nuestros esfuerzos débiles y torpes de sus primeros ejercicios, a través de los cuales ha sido perfeccionada.
Charles Bell, The Hand, its Mechanism and Vital Endowments, as Evincing Design
Hubo un tiempo en el inicio de nuestras vidas en que las manos fueron objeto de asombro y minuciosa atención (¡y degustación!). Más tarde –salvo circunstancias muy particulares–, como Charles Bell nos lo hace notar, su uso se tornó tan habitual que pasó inadvertido.
Ensayemos una nueva observación.
¡Fíjese cómo podemos tocar con el pulgar la punta de todos y cada uno de los dedos! ¿Notó que al hacerlo podemos apretar las yemas de los dedos entre sí? Otra cosa: ¿vio que el pulgar es más ancho en la punta que en la base? (figura 3).
3. Relación pulgar-meñique en la mano humana.
Mire el largo del pulgar con relación al resto de los dedos: ¿advirtió que el pulgar es más largo que el meñique? ¿Le parece que no es así? Mídalos con la mano extendida como en el dibujo y después divida la longitud del pulgar por la del meñique. Si le da más de 1, ¡usted es efectivamente humano!
Sólo en la mano del humano el largo del pulgar es más largo que el meñique (externalizados y medidos en posición dorsal). Todos nuestros parientes primates, entre quienes se encuentran bonobos, chimpancés, gorilas, orangutanes y muchos más, tienen un índice menor. Los bonobos nos pisan los talones, pero apenas llegan aproximadamente a un índice de 0,9.
Nuestros cinco dedos guardan la siguiente relación: 3D > 4D > 2D > 1D > 5D, donde los números 1D a 5D corresponden a los dedos pulgar (1), índice (2), mayor (3), anular (4) y meñique (5). La fórmula significa, pues, que el dedo mayor es mayor que el anular, mayor que el índice, mayor que el pulgar, mayor que el meñique. ¿Constatación obvia? No parece, en la medida en que esto indica una característica de la especie. Los simios tienen la fórmula 3D > 4D > 2D > 5D > 1D y los prosimios (lémures, potos, etc.) 4D > 3D > 5D > 1D > 2D (figura 4).
4. Mano de chimpancé (izquierda) y mano humana (derecha).
Comparada con la del chimpancé, la mano humana tiene los dedos y la palma más corta y el dedo pulgar más largo y flexible. La mayor longitud del pulgar con relación al índice en los humanos permite que los dedos se acomoden de modos muy diversos, con un agarre más firme y preciso.
Tener pulgares perfectamente oponibles ha sido reconocido como un rasgo humano típico. Por oponibilidad completa se entiende el contacto yema con yema de los dedos. El resto de los primates la tienen de manera no completa o directamente no la tienen. El pulgar largo y oponible, con músculos más fuertes y más flexibles, es esencial para poder ahuecar la mano y tomar objetos con firmeza. El pulgar humano tiene mayor movilidad y fuerza.
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