Fig. 4. Relaciones sobre la mesa, estudios de color realizados por lxs estudiantes: Miroslava Zumárraga, Andrés Vallejo, Gabriel Zapata y Juan Tobón; junto a obras de Van Gogh, Utawa Hiroshige, y bitácoras artísticas. Fotografías Christian Jácome.
Fig. 5. Relaciones sobre la mesa, estudios de color realizados por lxs estudiantes Lida Salgado, Nicole Summer, Patricio Albán y Nataly Olivos. Fotografías Christian Jácome.
Para el montaje de la exposición Bitácora de color (fig.6, fig. 7 y fig. 8) se acude a una mesa como recurso central que ayuda a enfocar unas posibles relaciones en el sistema de imágenes elegidas. Esta mesa es un objeto conceptual que se presenta a partir de la diferencia que establece Didi-Huberman entre table (mesa en inglés/montaje) y tableau (cuadro en francés/pintura colgada en la pared) y que se activa en el juego de las combinaciones posibles. El ejercicio consiste en encontrar diversas conexiones en las imágenes, en un constante vínculo entre la mirada y la duda. En este proceso la mirada se traslada, relaciona y cuestiona, a la vez que genera nuevas imágenes. Por otro lado, la duda interpela constantemente la mirada. Lxs estudiantes potencian el intercambio con su creatividad. Igual que en el jardín donde las plantas dependen de los intercambios para crecer, en el aula los cuestionamientos colectivos influyen en los individuales; en la exposición, el entrelazamiento de imágenes expande la capacidad de interrogarse e invita a la creación de nuevas conexiones.
La exposición Bitácora de color implicó relaciones diversas que se desarrollaron en varios niveles conceptuales; entre otros se puede contar el espacio arquitectónico transformado, el texto curatorial, los mapas de navegación de la mesa y sus imágenes, los textos y gráficos de las bitácoras, los nombres de lxs estudiantes participantes, los créditos de las personas que hicieron posible la muestra, las formas de habitar las salas de exhibición aledañas y el sonido circular de un cuenco tibetano que acompañaba la visita a la muestra. Asimismo, las conversaciones con el público y sus reflexiones se convirtieron en parte de la obra a lo largo de la exposición. La manera de habitar este sistema y articular estos niveles fue a través de preguntas generadoras y creadoras de sentido: ¿Qué he visto mientras caminaba? ¿Con qué imágenes cuento mi historia? ¿Cómo cambia mi mirada durante el viaje? ¿Encuentro correspondencia poética con las imágenes que exploro? ¿Está el sentido de las imágenes dentro de ellas mismas? … entre otras.
Fig. 6 a 8. Vistas de la exposición Bitácora de Color. Centro Cultural PUCE, Octubre 2018. Fotografías Christian Jácome.
Como parte de la exposición se llevó a cabo el Taller de Exploraciones Cromáticas6 con el acompañamiento de Arteducarte y el equipo Con-sentidos (Gabriel Barreto, Pilar Flores, María Dolores Ortiz, Blanca Rivadeneira, Christian Tapia y María Consuelo Tohme).7 El taller fue una propuesta transdisciplinar y sistémica, que tomó lo vivencial como una metodología de percepción del tiempo, del espacio y del/la Otrx de una manera integradora. Después de cerca de cuatro horas de exploración en la penumbra, lxs participantes descubrieron una espléndida mesa de abundantes frutas, que provocó un nuevo encuentro con el color. El proceso creativo da sentido a los pequeños detalles de la cotidianidad y el reconocerlos otorga una nueva dimensión a la mirada en el presente (fig. 9 a 15).
Fig. 9 a 15. Taller de Exploraciones Cromáticas. Centro Cultural PUCE, Quito. 22 de Octubre de 2018. Fotografías Daniela Merino.
En el diseño del montaje, se pensó la exposición Bitácora de Color como una cinta de moebius, un cuerpo geométrico que carece de derecho y revés, en el que no se diferencian sus lados superior e inferior, externo e interno, y una de sus características es la inestabilidad. Es un espacio donde habitan los sistemas de relaciones, las dimensiones espacial, temporal y procesual. A través de la imagen de la cinta de moebius se pueden reconocer: las relaciones entre los distintos niveles del sistema presentes en la totalidad del proyecto, el flujo de los elementos, la fuerza del encuentro de tales elementos, la puesta en escena en el espacio arquitectónico donde se emplazó la exhibición y la vivencia colectiva del tiempo en los talleres y visitas guiadas.
El proyecto Bitácoras de Color abordado en sus distintas dimensiones (los jardines urbanos, el aula de clases, la exposición, los talleres, las bitácoras, los diálogos, los textos, los videos, el libro) propone al color como un símbolo de diversidad. El proyecto y las articulaciones que activa, implican un sistema que, como un jardín, se sostiene en la relación de los distintos elementos que lo habitan. Los intercambios que se dan en el jardín nos permiten comprender que tanto el aula como el proceso creativo pueden ser configurados como espacios flexibles, inestables, diversos, que se adaptan mejor al cambio debido a que crecen en el respeto de la singularidad y la fuerza de las conexiones que los constituyen.
Bibliografía
Albers, J. (2010). Interacción del color. Madrid: Alianza Editorial, S. A.
Didi-Huberman, G. (2016). Imágenes pese a todo. Barcelona: PAIDÓS.
García Canclini, N. (2013). La sociedad sin relato. Madrid: Katz Editores.
Gopnik, A. (2019). “The Evolutionary Power of Children and Teenagers”. Traducción realizada por los autores del presente texto a la entrevista realizada a Alison Gopnick por Krista Tippett en On Being. Recuperada de https://onbeing.org/programs/alison-gopnik-the-evolutionary-power-of-children-and-teenagers/, el 26 de abril de 2020.
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