Planificar, seleccionar y elaborar la información
“ Se improvisa más de lo que se cree. No todo está calculado ”, es una frase que sostuvieron muchos entrevistados al referirse a la “cocina” de un noticiero. Al margen de las noticias de último momento ( breaking news ) que pueden reestructurar el temario, incluso en el momento del vivo los productores reconocen diversas situaciones que suelen obligar a la improvisación: falta de recursos técnicos y económicos, notas que “se cayeron”, problemas técnicos, coberturas extensas pero sin imágenes que obligan a la repetición indefinida de un mismo insert . Aunque para un observador externo, incluso para la audiencia, todo podría estar completamente planificado, lo cierto es que intervienen factores que alteran las rutinas.
Lo dicho no supone la ausencia de pautas estrictas de trabajo. Al contrario, en los noticieros hay economías de tiempos que deben cumplirse, distribución de roles y tareas, y rutinas productivas que derivan en un proceso estandarizado, con matices entre un canal y otro derivados de la estructura del medio.
Por otra parte, fue recurrente durante las entrevistas la naturalización de ciertas pautas que opacan, en muchos casos, la discusión en las reuniones de producción. Un claro ejemplo está vinculado con la calificación habitual que se hace de víctimas o de victimarios –aspecto puesto en discusión en el capítulo “El binomio víctima-victimario y su figuración discursiva para la atribución de responsabilidad”; tal es el caso de términos como “motochorro”, apelativo con fuerte carga valorativa que no suele ponerse en discusión: “ Si va en una moto y roba, va a ser motochorro. Siempre ”, dijo una entrevistada de Canal 11, AMBA.
El rating es un mecanismo de medición de audiencia. En las emisoras de AMBA es muy importante, puesto que se manejan con el minuto a minuto. Este recurso permite tomar decisiones sobre la performance de los contenidos transmitidos en el momento en que suceden. No obstante, los entrevistados de Canal 13 y Telefe señalan que, a partir de las reestructuraciones que sufrieron en los últimos años, se prioriza la identidad del informativo. Entonces, si hay un caso que está midiendo mucho, se puede “estirar” un poco más en el aire, pero luego se corta para dar lugar a lo pautado previamente, excepto que sea una tragedia o una noticia de último momento.
En el resto de las ciudades (Córdoba, Mendoza y Rosario), en cambio, las planillas se reciben semanalmente o cada quince días; en ellas se puede observar la medición global y por bloque o segmento de cada programa. Entonces, los gerentes de noticias solicitan algunos ajustes a partir de esos datos: por ejemplo, si observan que en una franja cae el rating piden a los productores que se “guarden algo” para ese momento, y que no “ tiren en la primera media hora lo mejor que tienen ” (entrevistado de Canal 3, Rosario). Por lo tanto, la puesta al aire de las noticias queda sujeta a la intuición del productor sobre aquello que puede funcionar y el tiempo que debe extenderse.
Además, todos los noticieros observan qué está haciendo la competencia y eso muchas veces organiza los tiempos de los informes y de los bloques. Aunque reconocen que apuntan a diferentes públicos y que las audiencias no se trasladan masivamente de un canal a otro.
Los entrevistados remarcan que muchas veces el rating no refleja la importancia de la nota o la “bomba” que están transmitiendo, porque está ligado a otras variables, como la programación propia y de otras emisoras. En resumen, se pone de manifiesto si se trabaja sobre argumentos periodísticos o si se hace hincapié en lo que muestra la planilla del rating.
Los entrevistados declaran, en general, que hay libertad de expresión y de criterio. No hay políticas establecidas de “esto se dice o no”. No se verifican restricciones explícitas o rígidas ligadas al tratamiento de temas. Los productores, editores o cronistas, cuando tienen dudas sobre el contenido o el tratamiento de una información, se dirigen al gerente o jefe de noticias para que decida al respecto.
Puede suceder que alguna información no deba tratarse, pero los responsables de equipo no lo dicen directamente o no es lo más frecuente. En caso de que una información perjudique los intereses de anunciantes o de los propios gobiernos, se presenta el tema y se evalúa cómo comunicarlo. Se intenta dar voz a la empresa en cuestión o al gobierno –o funcionarios involucrados– y se les avisa previamente que saldrá esa noticia.
Si bien nadie manifiesta censura previa, varios entrevistados mencionaron saber “ para quienes trabajan ”. En este sentido, se activan los mecanismos de autocontrol, es decir, se entiende que para conservar la fuente de empleo debe desarrollarse las actividades sin perjudicar los intereses de la empresa. En otras palabras:
Hay como un mito de que estamos todo el tiempo operando. Obviamente hay una línea editorial como en todos los medios […] Creo que uno busca ser lo más objetivo posible, hay reglas de juego que no se pueden desconocer y si se desconocieran sería como una idea romántica del periodismo que quedó allá atrás. (Entrevistado de Canal 13, AMBA)
En síntesis, la organización productiva y del trabajo en las emisoras seleccionadas para el estudio presenta rasgos que son comunes y otros diferentes. En primer lugar, todas las emisoras tienen tres ediciones de informativos, en tanto que existe una variación en la cantidad de personas disponibles para realizar el trabajo. En las emisoras de Córdoba, Rosario y Mendoza, la planta de trabajadores oscila entre las veinte y cincuenta personas para las tres ediciones, mientras que en AMBA esa cantidad está disponible para cada edición. En segundo lugar, la falta de recursos humanos implica que en los canales de las provincias no planifiquen reuniones formales de producción y sea recurrente la polifuncionalidad. En contraposición, en AMBA se efectúan reuniones de producción periodísticas y técnicas antes de la puesta al aire de los noticieros. Asimismo, se verifica la existencia de un mayor grado de especialización en las funciones. En tercer lugar, mencionamos los aspectos económicos que inciden en la selección o producción de las noticias, por ejemplo, para hacer una cobertura se estiman los recursos técnicos y humanos que se necesitan. Entonces, la evaluación de los costos es central antes de decidir tratar un tema que es noticiable. En cuarto lugar, existen ciertas pautas para el tratamiento de las noticias de delito. En algunos casos, vinculadas con una normalización del trabajo, por ejemplo, blurear (desenfocar) las imágenes de menores de edad se explica no solo como un ejercicio profesional y ético, según aseguran, sino debido a las legislaciones vigentes y al costo económico que implican las multas dispuestas por los organismos de contralor. No obstante, en otros casos esas pautas o rutinas están asociadas a una tendencia a naturalizar ciertos modos de producir sentidos, tal es el ejemplo que brindamos sobre el empleo de apelativos utilizados usualmente por conductores, cronistas y videografistas. Entonces, hay pautas establecidas para la selección y edición de imágenes, aunque estos procesos están naturalizados y no son percibidos por los entrevistados. Por último, algo similar sucede con la línea editorial y los mecanismos de autocontrol reconocidos por los informantes; en otras palabras, la empresa logra el comportamiento deseado por parte de sus trabajadores.
El contenido de las noticias y su construcción discursiva
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